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LA MÚSICA EN LA PARROQUIAL DE LA PUEBLA DE CASTRO

LA MÚSICA EN LA IGLESIA
Antonio Torres Rausa

Autor del artículo: Antonio Torres Rausa  
(Licenciado en Derecho y Psicología. 
Organista adjunto de las Catedrales de
 la Seo de Zaragoza y El Pilar).

Publicado en el Diario del AltoAragon 
del día 10 de Agosto de 2012.

(clicando sobre las fotos podrá disfrutarlas a mayor tamaño)


El domingo 10 de Junio del año 2012, festividad del Corpus Christi, fue un día muy especial para aquellos pueblenses que asistieron a la celebración eucarística, pues la fiesta “que reluce más que el sol”, fue acompañada por la mejor música coral y organística, como fue ya tradicional en esta iglesia abacial y colegiada, donde en siglos pasados se cantaba “Tercia”, “Vísperas” y “Completas” y, en la década de los 40, 50 y 60 del siglo XX las misas polifónicas de Perosi y de Pío X de Juan Vilaseca.

Iglesia parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

Si en los orígenes de la música occidental está la Iglesia y es a través de ésta como ha evolucionado y se ha trasmitido en la historia del arte, en el caso de La Puebla de Castro esta circunstancia merece un comentario especial, según hemos podido encontrar en el “Lucero de las Costumbres, estilos y observancias de la Iglesia Colegial de La Puebla de Castro del año 1774”. En ese año el pueblo tenía 120 vecinos y en él vivían nueve sacerdotes, aunque sólo cinco eran de Capítulo. Estos clérigos hacían la música y liturgia de “las Horas”, en un gregoriano digno de una iglesia abacial y acompañado del órgano que había entonces. 

Puerta de de entrada a la sacristía de la Iglesia de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardaji Suarez.

Por la mañana, si era tiempo Pascual, antes de misa se cantaba Tercia”, liturgia de las horas que los monjes cantaban a la tercera hora de la salida del sol, es decir, a las nueve de la mañana. En el canto de “Tercia” participaba todo el Capítulo y los pueblenses más piadosos que no se conformaban con la preceptiva misa dominical. A continuación, seguía la misa, cantada solemnemente por el Capítulo y el coro, acompañados al órgano por su titular el Racionero Antonio Ferraz, que a la vez era el maestro del pueblo, cobrando por ambas funciones 30 libras al año (esta circunstancia de que el organista fuera, a su vez, maestro de la escuela, se reprodujo años después en la persona de Romualdo Clavería Ferreñe de Casa Nacenta que compaginó ambas funciones hasta el mes de febrero de 1895 en que falleció, y fue también muy común en otros pueblos de Aragón).

Romualdo Clavería Ferreñe de Casa Nacenta de La Puebla de Castro, fallecido en febrero de 1895. Fotografía facilitada por su biznieto Ramón Espuña Nacenta.

La caída de la tarde era anunciada por el toque a “Vísperas” y, antes del anochecer, se cantaba “Completas”, liturgia de origen monástico que los monjes cantaban antes de acostarse, como culminación del día y a modo de ponerse en las manos de Dios, antes de dormirse. Finalmente, el abad entonaba la “Salve Regina”, en el modo quinto gregoriano (do, mi, sol, la, sol) que, como se sabe, es el modo de la paz y de la alegría.


Como se observará, si los monjes dedicaban ocho horas a cantar, ocho horas a descansar y ocho horas a trabajar, los pueblenses más piadosos dedicaban también una tercera parte de su tiempo de descanso dominical a cantar y/o participar en este continuo festival de música en que se convertían los domingos.

Iglesia de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Vista del pie de la iglesia. Al fondo de la foto, bajo el óculo central que permite la entrada de luz a la nave, se encontraba el precioso órgano que fue destruido durante la Guerra Civil. El instrumento estaba situado sobre el coro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

Como curiosidad diremos que el órgano que entonces había en La Puebla de Castro contaba con flautados de 8 y 16 pies, octava, quincena, lleno y clarines dispuestos en trompetería horizontal, un lujo que hoy nos costaría no menos de 220.000 euros. En la actualidad, la Iglesia y el pueblo han comprado un órgano electrónico de dos teclados, muy digno para sus funciones actuales que, desgraciadamente son pocas, dada la decadencia musical en que ha entrado la Iglesia en general.


El órgano de la Iglesia parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro fue posiblemente muy similar al de estos modelos, por fecha de creación y dimensiones. Sabemos que en el año 1702 ya estaba en funcionamiento. La foto de la izquierda corresponde al órgano de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción de Longares, colocado en la Iglesia el año 1699; autor de la foto: José Luis Begué Gimeno. La foto de la derecha corresponde al órgano de la Colegiata de Santa María la mayor de Bolea, fechado a principios del siglo XVIII; autor de la foto: Asociación de amigos de la Colegiata de Bolea http://www.colegiatadebolea.es





















Pero la cuestión que planteo es: ¿Por qué la obsesión de la Iglesia por el canto y la música? ¿No estaban un poco locos los pueblenses y otros tantos pueblos, incluso más pequeños, de Aragón, en construir y mantener estas preciosas y costosas máquinas de hacer sonidos, que por cierto, ahora hay que restaurar y han perdido su originaria finalidad litúrgica? 

La Iglesia, la más cualificada experta en humanidades, ha sabido desde siempre que si existe la música es porque no todo se puede expresar con el lenguaje oral. No sólo potencia y da esplendor a la palabra, sino que, como símbolo abierto e inacabado, remueve con el mayor respeto el alma, los sentimientos y las emociones del oyente, elevándolo en una atmósfera que siempre, en el fondo, es religiosa. Si la música, a partir del siglo XVIII se independiza de la Iglesia, es lo cierto que la mayor parte de las fórmulas musicales han sido creadas por los músicos-artesanos de los siglos anteriores, al servicio de un fin religioso, algo parecido a lo que ocurre con la actual moral “laica” que tiene sus raíces religiosas.

Desde el primer músico-terapeuta de la historia, que fue el rey David (1.000 años a.C.) al aliviar los dolores del rey Saúl tocando el arpa (Samuel, 16,23), hasta los recientes descubrimientos del doctor Alfred Tomatis, que descubre las enfermedades que se producen en un monasterio de benedictinos en Francia cuando éstos dejan de cantar gregoriano, sabemos con total seguridad y rigor científico las importantes funciones de la música en la dimensión fisiológica, emocional, cognitiva, social y espiritual del hombre. No hay actividad humana que afecte a tantas y tan variadas estructuras cerebrales del hombre. Todo esto lo ha sabido muy bien la Iglesia, que ha utilizado la música como base muy fundamental para la transformación de su pueblo.


El pintor italiano Giovan Battista Spinelli (1613-1658) representó en este lienzo al joven rey David calmando la angustia del rey Saúl con su arpa.

Es una verdadera lástima que la Iglesia hoy no siga los esfuerzos y la intensidad con que la Iglesia de siempre cultivó la música, dejándonos una larga tradición de obras maestras, muchas de las cuales duermen en polvorientos archivos. No es de recibo que iglesias locales con un cierto poder económico no tengan un coro para dignificar la liturgia de las principales festividades del año.

Con la misa-concierto que hemos celebrado el día del Corpus Christi en La Puebla de Castro hemos querido honrar una larga tradición, al mismo tiempo que demostrar, por el éxito obtenido, que el pueblo, que no es tonto, responde muy positivamente cuando se le ofrece una liturgia de calidad, desde luego nunca suficientemente diga de Dios.

Instantánea  durante la Misa de Pio X celebrada el 10 de Junio de 2012 en la Iglesia de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Ramón Sabaté Ibarz dirige el Coro “Vexilla Regis”. Al órgano, Antonio Torres Rausa. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

La celebración eucarística dio comienzo a las 13 horas en la Iglesia Parroquial. El coro “Vexilla Regis”, dirigido por Ramón Sabaté Ibarzs, nos ofreció una excelente versión de la Misa de Pío X a 3 voces mixtas de Julián Vilaseca. Como soprano solista disfrutamos de la deliciosa voz de Ana Isabel Serrano y al órgano Antonio Torres Rausa, hijo del pueblo y organizador del evento junto a su párroco el M.I. D. José Mairal Villellas. La soprano cantó durante el ofertorio el Ave María de Schubert y el coro interpretó 2 motetes a tres voces, durante la comunión y otro al finalizar la misa. Después de la procesión se cantó brillantemente, soprano y pueblo, el Himno a Virgen del Pilar. Cuatro minutos de aplausos corroboraron el acto.

Si desea acceder al artículo en el que se incluye un vídeo de la celebración eucarística (Misa de Pio X – Corpus Crhisti) en La Puebla de Castro, haga clic en el título siguiente:





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