![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj-Vixo1cU2FBz4HEgZKBqzFS-PK-USAb5R2ON5erPy3ZoeoZqhmrChvBR8BKapAkJ90NNn1Up2w95mz_HJaogxYgYsX9l4O68YcoM_A9LCL8h2glzTlqk93pSK4NteY_00PZl-gDxEfE/s320/00+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.jpg) |
Reconstrucción
del aspecto original del Crismón de Castro
en base a los restos de policromía
conservados.
Autor: Pedro Bardají Suarez.
|
- Clique sobre las
imágenes para disfrutarlas a mayor tamaño -
Autor del artículo: Pedro
Bardají Suárez
ÍNDICE
1- Introducción
2- El Poder del nombre de Dios
3- El Crismón de Constantino, año 312
4- El Crismón en la Reconquista, del Cristológico
al Trinitario
5- El Crismón de Castro, año 1120
6- El misterio de la Santísima Trinidad: monograma P-A-X y la Rueda
7- La Rueda Budista del Dharma
8- La teoría de la gran explosión “el Big Bang”
9- El Círculo y la Rueda
10- La
Cruz
11- El
Punto Central del Crismón, centro de gravedad permanente
12- El
Crismón de Castro un mapa de vida para el cristiano
13- El
símbolo de Dios
14- Bibliografía
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK4_rLJh6KkKefwC07Tey4aabRDrw4ks7K-rJ5mnX-ypIYazi6QCC1KwGXNQP2PlSMKTyhaaPOpUFEkoBqkcfI41RfRU5bD2K27Sc_nWa3Tx2CkZ2nw7QCu-2li3sBduzxRecjyrTGp7c/s320/02+Crismon+de+San+Rom%25C3%25A1n+de+Castro.jpg) |
Crismón
de la Iglesia de San Román de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
1- INTRODUCCIÓN
En
el presente artículo voy a compartir con usted el resultado de las investigaciones
que en los últimos años venimos realizado sobre el Crismón de Castro, fruto de
análisis historiográficos, teológicos, y psicológicos. Sígame y juntos
descifraremos e interpretaremos el complejo y asombroso significado encerrado
en este pequeño símbolo medieval.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfOYsJ0WzXzfRWqoUJOl1ndIuTObe2d2tJ2wRGjvN4oy5G2qjEC7J4Kg0odCuoEuFg7L0am_g871NoL__MH0cUaWv2SEG4rAfXVq2es-jGT_1ELS5qpFxoAb5kIbXJ-pnOd4O0CwO68hQ/s400/03+El+Crism%25C3%25B3n+de+Castro+Ermita+de+Castro.JPG) |
Iglesia
románica de San Román de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
El
Crismón de Castro, fechado en torno al año 1120
(justificaremos esta fecha en el capítulo Nº5), se encuentra en la clave del
arco de la puerta principal de entrada a la Iglesia románica de San Román de Castro, consagrada el 1 de febrero de 1120 por San Ramón de Roda,
Obispo de Roda-Barbastro, durante el reinado de Alfonso I el Batallador. El experto en románico y Crismones Juan Antonio Olañeta Molina lo describe
como Crismón de tipo jaqués y lo clasifica como Crismón románico pirenaico, porque presenta la letra "S", y trinitario, porque lleva las letras "P-A-X", de los modelos más antiguos que
se conocen de esta tipología en Aragón.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO5uv6EIrQEt_dX5BdwkiawwT05AxpQTvq5jp41ng3zsaMu_ei4N5vhgGWFLZeyMo96mX3npi051ysOBfyvtkplhEbV4lnwiNJmMe5YKAyTk3XiL_Nrs_7UPB24g9JLmKhWyzDZxbo2bw/s400/04+El+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.JPG) |
Crismón
de Castro en la piedra clave del arco de la puerta principal de la Iglesia de
San Román de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
Cuando
lo miramos por primera vez nos llama
la atención su pequeño tamaño, 17 cm. de
diámetro, sus formas austeras, sus líneas, sus letras griegas y latinas,
los restos de policromía, la sencillez
artística labrada, hace más de 900 años, en piedra arenisca.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZgQuIpq-NYwLI1D0vhkNFdwTBAMewkbN-N5p5Us6F2-7d0fMiHUxziGMkXHp3gt7-Jt4kFqyCOp2eBQ_h-xMtDRhdimFByDkAKG5e1NrpcJ3qei3VgPOwUgtaxZWRgD5t_GBQY3czHlA/s400/05+Dimensiones+del+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.jpg) |
Dimensiones del Crismón de Castro y de la dovela arenisca en
la que está grabado. Autor de la foto: Pedro
Bardají Suárez.
|
![Dimensiones de la dovela del Crismón de la Iglesia de San Román de Castro. Autor: Mariano Serena Samitier](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnVvE0BLFamejvYFdCytjvdfXQ5ZuJD9QWC2VfvYDekTHyfPWBV2HvF-nQTTZ7qWwLXVIb911H_gHP67LS09T5tNOap1_LQuc-UyrRAswUeyvzeWwQgBjv_p4OSASuT6Xc-T2HFPqUzn4/w400-h258/05a+Dovela+del+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.jpg) |
Dimensiones del Crismón de Castro y de la dovela que lo contiene. Iglesia Románica de San Román de Castro. Autor: Mariano Serena Samitier. |
El diseño de los Crismones es acumulativo. Iniciaron su andadura con signos muy sencillos y fueron incorporando otros a medida que la autoridad religiosa consideró necesario fijar doctrina y difundir los dogmas claros de fe: la doble naturaleza divina y humana de Cristo y el misterio de la Trinidad. Desde su origen, el Crismón se ha enfrentado a desviaciones y herejías de los propios cristianos y a la amenaza de nuevos credos, como el Islam, que brotó con fuerza en el s. VII. Estudiar su evolución es, por reflejo, estudiar la historia del Cristianismo.
En este sentido, el diseño del Crismón de Castro, el ideograma de Dios, recoge la transformación de los Crismones desde los albores del Cristianismo hasta su propia creación a principios del s. XII, época esta de asimilación del rito romano y la Reforma Gregoriana en el reino de Aragón. En los siguientes capítulos explicaremos en detalle, que el inicial Crismón lo formaban las letras "XP", la tradición dice que fue ideado por el Emperador romano Constantino I siguiendo las indicaciones de una visión para vencer en la batalla del puente Milvio (capítulo 3). Después, el diseño se enriqueció con las letras "A" (alfa) y "ω" (omega) para afirmar la doble naturaleza divina y humana de Cristo (segunda Persona de la Trinidad), subrayando su naturaleza divina "A - XPS - ω", frente a herejías como el Arrianismo que la ponían en duda (capítulo 3). Luego incorporó el signo de la Cruz "+" asociado al lema ya utilizado por Constantino I: "In hoc signo vinces" ("con este signo vencerás") (capítulo 4). A finales del s. XI, con la entrada del rito romano y de la Reforma Gregoriana en el reino de Aragón se estableció, desde el crismón de la Catedral de San Pedro de Jaca, una clave uniformadora para difundir la doctrina Trinitaria: el monograma PAX, que proclama que Dios es Uno en las tres Personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Capítulo 4). Finalmente veremos que el Crismón de Castro recoge todos estos añadidos, algunos superpuestos, a modo de
criptograma: las letras Alfa, Omega, los monogramas XPS y PAX, la Cruz, el Aspa, el Círculo y la Rueda de ocho
radios con la que se refuerza en mensaje Trinitario (capítulos 5 y 6).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3yPuB8EfyVcicUaOXrOuIaCmzqcglh-vTYVEIz3f06f-Me8UBO_do7GR0OPuUFENenXaNzIXEg_CV9E3vYP6zdshk-NAL7-SuDLfnEaaEXE6zauef_ElEf_YvTXe-JDHI8sdzecH9kw8/w400-h158/06+Signos+del+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.jpg) |
Signos
del Crismón de Castro. Autor: Pedro Bardají Suarez.
|
Lo
más asombroso es que, sin saber nada sobre Crismones, toda persona profana que
se acerca por primera vez a este símbolo, bastará con que mantenga unos segundos la mirada, contemplándolo en silencio, para
comprobar que provoca una resonancia en
su interior. Así es, este pequeño símbolo nos conecta con el llamado inconsciente
colectivo, destapando aromas, percepciones en él contenidas. Es un efecto que
también podemos experimentar al mirar algunos mandalas y determinadas obras
de arte que capturan un contenido
universal. Contemplar su
representación nos conecta con algo inmenso. Esta dimensión, que posiblemente
va mucho más allá de lo que quiso expresar su creador, la desarrollaremos en los capítulos 6 al 13: su vinculación con la rueda
budista del Dharma, con la teoría del Big
Bang, el Círculo de la Totalidad,
la Cruz, el punto de equilibrio permanente que representa el centro del Crismón
y, por último, el Crismón como guía de
vida y símbolo de Dios.
2- EL PODER DEL NOMBRE DE DIOS
Pronunciar, leer, escribir, un
determinado nombre o palabras, convoca, trae asociado un recuerdo y con él una
emoción, una sensación y una disposición para la acción. Si esto ocurre con
palabras simples, tiene que ser grandioso el efecto asociado al símbolo, nombre
o palabra que designe a la divinidad.
Este
sencillo proceso explica el bien que
asegura recibir el creyente, cualquiera que sea su credo, cuando en momentos de
apuro pronuncia el nombre de su protector espiritual.
Los
psicólogos saben que basta con tener
la sensación de un pequeño apoyo
para que la mente humana desarrolle
estrategias positivas de superación. Esa primera sensación de apoyo, de seguridad, la buscamos en determinadas
personas, en animales de compañía, en singulares lecturas, en posesiones y
recursos materiales y, también, de un modo más o menos consciente, a través de
nuestra dimensión espiritual, solicitando, mediante un objeto o una fórmula, la
ayuda sobrenatural que nos ayude a levantarnos ante las dificultades y a tratar
de conseguir el objetivo.
El
poder del nombre de Dios. La invocación espiritual funciona. ¿Sugestión psicológica…? Naturalmente
que es una sugestión psicológica. La sugestión es imaginar, algo inherente al
funcionamiento de nuestra mente y, bien utilizada, se revela como herramienta
personal útil y terapéutica.
El
cristiano, en momentos de necesidad, suele recurrir a la Virgen María en
cualquiera de sus advocaciones, a un Santo o Santa de su devoción y/o directamente
a Dios. En esta última invocación, reclamarse al socorro del Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo;
se centra el curso del presente artículo, por ser el Crismón su representación grafica.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFvU9dHTZ2c4ZHQchV-Nl4ng6rH5Xrgt-zTYCvqhNb5Bs21ysFdvSFW_bMDaZrB2PFYHCyiBZl-ExzGJRFHgX-GKKaUQO210LC_GsIa1OIqLhcvBioe-w58BB0tAdoeOgjB8_SsvdRVUY/s320/05a+Biblia+de+Jerusal%25C3%25A9n.JPG) |
Biblia de Jerusalén. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
Así
pues, el Crismón realiza la función de invocar el poder de Dios, su abrigo y
protección. Dice la Biblia (Biblia de Jerusalén, 1975): “Nuestro socorro en el nombre de
Dios, que hizo el cielo y la tierra” (Salmo 124, 8); “Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto” (Salmo 46,2); “En Dios puse toda mi esperanza,
él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor” (Salmo 40, 2); “en Dios mi salvación y mi gloria,
la roca de mi fuerza” (Salmo 62,
8); “Aunque pase por valle tenebroso,
ningún mal temeré, porque tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado, ellos me sostienen.”
(Salmo 23,4); “Como la arcilla del
alfarero está en su mano, y todos los caminos en su voluntad, así los hombres en la mano de su Hacedor”
(Eclesiástico 33,13).
El
Crismón y cualquier otra forma de invocar la ayuda divina han llenado durante
siglos el vacio del ser humano. Son fuente de luz y fuerza para resistir y
luchar. Son creencias que no evitan las dificultades vitales inevitables pero infunden actitud positiva y alientan a transitar por ellas e
incluso a superarlas.
Recapitulemos. El
Crismón de Castro, con sus elementos gráficos, cumple dos funciones: primera, invocar el auxilio de Dios; segunda, impartir
doctrina, difundiendo el mensaje de la Trinidad y de la doble naturaleza de
Cristo: divina y humana.
Viajemos
un instante a la Edad Media. Enfoquemos la gente que se dirige a la Iglesia de
San Román de Castro. Son hombres y
mujeres del s. XII y siglos posteriores que habitaban en el poblado de
Castro y en los de Barasona, Peraltilla (Casa Peralta), La Puebla de Castro
(fundada en 1250) y otros núcleos de los alrededores. Llegaban hasta la puerta
de la Iglesia con su particular carga humana: sufrimientos, pecados, ignorancia,
miedos, alguna alegría y muchas esperanzas. Levantaban la cabeza hacia el pequeño Crismón que identifica la casa
de Dios, el lugar bendito, el refugio seguro. Se santiguaban con piadosa
reverencia y atravesaban en silencio la
puerta, acogiéndose a la compasión y misericordia de Cristo, Dios encarnado,
que venció a la muerte, al pecado y al demonio. Aquellos hombres y mujeres
entraban, con devoción, en sagrado buscando la luz y la salvación para su alma.
“Yo
soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y
encontrará pasto” (Juan, 10,9) (Biblia de Jerusalén, 1975).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIpodLbw1HKOUqgfUnSrufUfEDAB4yHpniuiQ1jSqGSfko_u3RTAdxPh5tv4VRCwmauy58DSYhsfW7mRoNhAAbVTZTqYP5ydYhavyc5meWtgfMYAwVklbPXFs0hE7IFtwVdQW4JZa2KPI/s400/07+Puerta+de+Castro.JPG) |
Puerta
principal de entrada a la Iglesia románica de San Román de Castro. Autor de la
foto: Pedro Bardají Suárez.
|
El
Crismón, en sus distintas variantes, acompaña la historia del
cristianismo. Encontramos su sello en templos religiosos, objetos para el
culto, sepulturas, estatuas, edificios de todo tipo, monedas, objetos de uso
cotidiano, documentos oficiales y privados… Sello por el que se identifican y reconocen los cristianos, se proclama
y difunde el dogma de fe y nos conecta con el poder divino al que invoca.
El Crismón ha representado y representa algo más grande que una idea, es una experiencia.
3- EL CRISMÓN DE
CONSTANTINO, AÑO 312
Año
310, la guerra civil asola el imperio Romano, 7 Augustos luchan entre sí por alcanzar el poder absoluto: Constantino, Majencio, Galerio, Maximiniano, Maximino,
Licino y Domicio Alejandro. Triunfó
Constantino (Constantino I el Grande).
Atribuyó su victoria a la ayuda del Dios de los cristianos, al que se encomendó
en la Batalla del Puente Milvio.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiVXMAX-CfGgtvqYeNuol3qC9hik9fNgEEdSJdV6jlCmP5XTqdFfHEpNtWZkcrLPlt-06m8wfd4pX6ri5ro1fbjvSdRkLkBO7DsFUIQhBp1tk1qGp2zYcdWAL47LSNQ-xCYMAKOK5L-8o/s400/08a+El+emperador+Constantino+El+Grande.jpg) |
Constantino
I el Grande. Escultura del emperador en mármol blanco de carrara. Altura 80 cm.
peso 123 Kg. Museo del Prado. Autor de la foto: Museo del Prado.
|
Año
312, se libra la famosa Batalla del Puente Milvio en las
puertas de Roma. Constantino I el Grande se enfrenta a su rival Majencio.
El escritor latino Lactancio
(Lactancio, 1992), coetáneo de Constantino, relata los hechos extraordinarios que llevaron al emperador a la
victoria. Cuenta que Constantino tuvo
una visión o un sueño en el que Cristo le
mostró su santo nombre, exhortándole a colocarlo en los escudos de sus soldados.
Constantino obedeció. Ideó una abreviatura formada por las dos primeras letras
del nombre de Cristo en Griego (χριστóς), la X
(chi) y la P (rho), colocando la P
en medio de la X: ☧. Lo hizo
marcar en los escudos de sus legionarios y ganó la batalla. El signo
se conoce como Crismón o monograma de Cristo (combinación o
entrelazado de letras que forman un símbolo que remiten al nombre de Cristo).
En una
segunda versión de los hechos, el obispo Eusebio
de Cesarea (Robles Carriche, 2015), describió
el fantástico relato asegurando que fue una Cruz el símbolo que se le apareció a Constantino unido al mensaje: “in hoc signo vinces” (“con este signo vencerás”). La
tradición terminó por fusionar ambas
versiones asociando el Monograma de
Cristo a la Cruz y al lema “in
hoc signo vinces”.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkIdNeB4T19cXtv0dsmyQHCEKrVCRdEOgcyLA5Xy_1cLDLHRicg35xhwefCHMvIqaFmrrMme_IjLlzCtyJnD0k-uzuy0Up1Yj6oAMn91F2YNwRrEFXzKokj-g7sDMQv2mQGHipACNlvi0/s400/09+Crism%25C3%25B3n+de+Constantino.jpg) |
Crismón de Constantino o monograma de Cristo. Autor: Pedro Bardají
Suárez.
|
No
hay duda de que Constantino fue el impulsor y divulgador del monograma de
Cristo, sin embargo hay evidencia de que las primeras
comunidades cristianas ya lo utilizaban junto también a otros símbolos: el pez, el cordero, el buen pastor,
el ancla y, en menor medida, la cruz. Con ellos los cristianos se
reconocían secretamente entre sí, tratando de evitar las terribles persecuciones
de que eran víctimas.
Tras la
vitoria en el Puente Milvio, Constantino abrazó
la fe cristiana alcanzando el honor de ser el primer emperador Romano cristiano.
Ordenó
sustituir el tradicional estandarte
imperial, con el águila de Júpiter, por uno nuevo, con el Crismón☧, denominado lábaro de
Constantino. Las legiones marchaban portándolo a su frente como insignia. En
adelante, Lábaro y Crismón, acompañarían al emperador y a sus legiones en todos
sus desplazamientos y campañas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnOV8Ihq4qT84BI-4dMxRi_xTNiSvOE32Ahb0RRVch66KGBDmgODZDTwI-Q_WoSgSvuNDwYL7XLQeA9yB0wi5FersGhXOvMj4z3r_IXlYd7ClGrRRBUDKyM3tZxtPccB6pEhkiaHbDcSs/s400/10+RUBENS%252C+L%25C3%25A1baro+de+Constantino.jpg) |
El emperador Constantino I el Grande presenta el Lábaro de Constantino a sus tropas. El
estandarte lleva el Crismón o monograma de Cristo como símbolo imperial. Boceto
al óleo sobre madera de Peter Paul Rubens,
1622.
|
Las monedas del emperador comenzaron a
acuñarse con estos símbolos invocadores de la protección de Cristo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeWRWj8WuSXw3l3JqmKU2grrGC2MZHxCOVfGpls59hRo3bM1zF9IofHbGVgqqmMh-Y3VV3ePGZoI4PvlAEOkKIn4kYOYMP2evvJMOlvh-tMpUvnc5MwRnJhGhnC3XVjefwBipTcLljDM0/s400/12+Moneda+de+Constantino+I.jpg) |
Moneda de
bronce de Constantino I el Grande. Acuñada aproximadamente en el año 327. Anverso:
busto del emperador adornado con corona de laurel y la leyenda: CONSTANTINVS
MAX AVG. Reverso: Lábaro de Constantino, con 3 medallones y coronado por el Crismón y clavado sobre serpiente
(indica que con la protección del Cristianismo venceremos al mal); leyendas:
Spes Publica y CONS (referenciando la ceca de Constantinopla en la que se
acuño). Foto de: Darío Sánchez Vendramini http://monedas-antiguas.blogspot.com/2013/11/la-primera-moneda-cristiana-de.html
|
En el
313, un año después de la Batalla de
Puente Milvio, Constantino promulgó el Edicto
de Milán que autorizaba la libertad
de culto en el imperio, poniendo fin a las crueles persecuciones y
matanzas de cristianos. Tan solo 10 años antes del edicto, durante la
persecución promovida por sus antecesores en el trono Diocleciano y Galerio, murió
martirizado San Román de Antioquía,
año 303, por su fidelidad al Dios único y por negarse a adorar a los Dioses
Romanos. A San Román de Antioquía está dedicada la Iglesia de Castro y el retablo gótico que preside actualmente el altar mayor de la Iglesia Parroquial de
Santa Bárbara de La Puebla de Castro.
La
legalización del Cristianismo no trajo
la deseada convivencia pacífica de credos. Pronto brotó una progresiva
inversión de papeles. Una lamentable conducta revanchista a la que parece
inclinada la naturaleza humana. Los hasta entonces perseguidos pasaron a convertirse en perseguidores. Los cristianos
comenzaron a acosar a los paganos, a los seguidores de otros cultos, atacando y
destruyendo sus deidades y templos, y, lo que es más doloroso, a los propios
cristianos discrepantes y disidentes de la doctrina oficial, los herejes.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOvI9yHF5sVGOGY5-gaG9yfjj4eE3TWNbrTevXRxW9MUR5uRn_f3sBFj04PPfaO7Lrwx9KzV0Aov9EjASG3kBI2AFW_whnPfGJRgBoLl3oaYcZ1Hjn9SGp1qhcCXkiTGp8NQLImeJ9JiU/s400/11+L%25C3%25A1baros+de+constantino+Autor+Manuel+Monreal+Casamayor.bmp) |
Lábaros de
Constantino. La corona de laurel rodeando al monograma simboliza la victoria de
Cristo. Autor Manuel Monreal Casamayor.
|
Recapitulemos. Gracias
al emperador Constantino I el Grande se generalizó el signo del Crismón (el
monograma de Cristo) como medio de solicitar o invocar la ayuda del Dios de los cristianos. Su presencia, a partir de este emperador, es profusa, alcanzando los confines del Imperio Romano, extendiéndose luego a lo largo de la Edad Media. Lo encontramos en estandartes, en monedas, en
edificios, en escritos…, como sello de protección, de identificación y vínculo
de pertenencia a una misma fe y a un todopoderoso Dios.
El Crismón de Castro presenta el monograma de Cristo elaborado por Constantino ☧ con el
añadido de la letra S,
letra final del nombre de Cristo en Griego "χριστóς": la X (chi), la P (rho) y la S (sigma).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy5yxn1lsGYYMhFkUhNHOQDFlkppvBF7D4k4jbMT2A_wo-ghJj1GTDhgmoW4bUCaqlXNysqm3s4rgT0tuD80FYzuHSQXofqWSdKd6GHQj_xn5W-W-3RXfsLA-pMhLpa5rykTken6b1qSk/s320/13b+Cristo+en+el+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.jpg) |
El nombre de Cristo en el Crismón de Constantino del año 313
y en el Crismón de Castro del año 1120. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
Hemos
apuntado que una vez legalizado el Cristianismo afloraron con fuerza disensiones teológicas y herejías. Cuestionaban
directamente la doble naturaleza de
Cristo: divina y humana; y el misterio
de la Trinidad: Dios es Uno en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo
que son de la misma naturaleza.
El
emperador Constantino I trató de poner término a la controversia convocando el primer concilio universal (ecuménico),
el Concilio de Nicea, año 325. Entre los más de 300 obispos congregados
se encontraba Arrio (padre del
Arrianismo) que negaba el dogma de la Trinidad al sostener que sólo Dios Padre
era sin principio, no creado. Dios Hijo (Cristo), decía, fue creado por el
Padre y por tanto alguna vez no había existido, pues todo lo que tiene origen
debe comenzar a ser. Y definía a Cristo como una especie de Dios de segundo
nivel, a mitad de camino entre Dios Padre y las criaturas. Las ideas de Arrio
fueron consideradas herejía. El concilio finalizó estableciendo unos criterios comunes para todos los
cristianos. Promulgó el primer Credo,
una limpia declaración de fe en defensa de la doble naturaleza de Cristo,
frente a desviaciones como la herejía Arriana. El Credo debía ser recitado y
memorizado por los fieles: “… Creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios…
nacido del Padre, de la substancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que
el Padre… que por nuestra salvación bajó y se encarnó, se hizo hombre… ”. De
ese modo cada vez que el creyente rezaba el Credo proclamaba que el Padre y el
Hijo son Un mismo Dios, sin principio ni fin y afirmaba la doble naturaleza de Cristo, verdadero
Dios y verdadero hombre.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieUnxyc6dm8MWWWKljUeJ3jlp7J_I4GYhvVbAyAy6dlzBHFmlXSwDlJsEs96qxo3BJc3o95QJhtQMhqldks_glg_nGclazFhsAJzj1iITedgPIQbmSXsM-Sfiuru1fp4Tud03wZqVCj6o/s400/14a+Icono+del+Concilio+de+Nicea.png) |
Icono
ruso conmemorativo del Concilio de Nicea, año 325. En el centro el Emperador
Constantino I el Grande con los Obispos, en la parte inferior, Arrio, condenado
como hereje. El icono se encuentra en el Monasterio de Megalo Meteora, en
Grecia. Autor de la foto: Jjensen.
|
Las conclusiones del Concilio de Nicea tuvieron su
reflejo en el Crismón mediante la incorporación de dos letras, Alfa (Α) y Omega (ω), primera y última del alfabeto Griego. Estas letras aparecerán flanqueando el monograma de Cristo (A
- XPS - ω) proclamando que Cristo (Dios Hijo) goza de la misma cualidad y naturaleza que Dios Padre: es Todopoderoso,
principio y fin de todas las cosas. Afirmación que corroboran las palabras del propio Cristo hablando de sí mismo (Biblia de Jerusalén, 1975): “Yo soy el alfa y la omega, aquel que es,
que era y que va a venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1,8); “No temas, soy yo, el
Primero y el Último, el que vive;
estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1,17-18); “Yo soy el
Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin” (Apocalipsis 22,13) .
El Crismón de Castro recoge estas aportaciones. Presenta
las letras Alfa (Α) y Omega (ω) flanqueando al monograma de Cristo (A - XPS - ω) en
fidelidad a la doctrina establecida en primer Concilio de Nicea del 325 que proclama la doble naturaleza divina y humana de Cristo (segunda Persona de la Trinidad); remarcando su naturaleza divina.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7pTDbSZD8OKw6ht3tHQCS2kNIfsAOASxyW58D7XK4jTBEVP7WeHl0xQirmukBbZi_x9HUqZna58fG9pIGnT6cM2hY4zMWV1tZniAFhMwPPu_NhfblK9ZTfm10CDsLQ110OCZ9e9j38Es/s400/15+Cristo+con+alfa+y+omega.jpg) |
Crismón de Castro: monograma de Cristo flanqueado por
las letras Alfa y Omega. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
Tres
décadas después de la Muerte de Constantino, el emperador Teodosio I declaró al Cristianismo
religión oficial del Imperio: Edicto
de Tesalónica, año 380.
En esa época las
críticas y herejías contra el dogma de la Santísima Trinidad se focalizaron en torno a la procedencia y consubstancialidad del Espíritu Santo.
Siguiendo el ejemplo de Constantino I, Teodosio convocó un Concilio, el Concilio de Constantinopla, año 381. Objetivo: precisar claramente la
doctrina trinitaria a compartir por todas las comunidades cristianas. Los
Obispos reunidos revisaron el Credo Niceno y acordaron añadirle un artículo,
afirmando la consubstancialidad del Espíritu Santo con el Padre y con el Hijo: “…creemos
en un solo Dios… y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del
Padre; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria…”. Con
este nuevo Credo todos los creyentes proclamaban que los tres son Uno; que
Padre, Hijo y Espíritu Santo son un solo Dios.
Luego llegarán las discrepancias entre la iglesia occidental que defendía que el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo (fórmula Filioque) frente a la iglesia oriental que afirmaba que el Espíritu Santo procede solo del Padre. Controversia que terminará explotando, junto a otros desacuerdos, en el Gran Cisma del año 1054 que supuso la separación de la iglesia occidental católica romana de la oriental ortodoxa de Constantinopla. Aquel año el Papa de Roma León IX y el Patriarca de Constantinopla Miguel I Cerulario se excomulgaron mutuamente.
Las
discrepancias sobre la Trinidad,
con distintos matices, y a pesar de los esfuerzos de la jerarquía cristiana por
disiparlas, no han llegado nunca a desaparecer.
Uno de los intentos por unificar criterio teológico lo encontramos en el Crismón de la Catedral románica de Jaca, a finales del s. XI. Este emblemático Crismón, fiel a la doctrina de Roma, estableció una nueva clave para interpretar los
antiguos Crismones y determinó, para los de nueva creación, formas más
explícitas de proclamar y hacer compresible a los creyentes el dogma de la
Santísima Trinidad: el monograma PAX. Lo veremos en el capítulo siguiente.
Recapitulemos. El
Crismón al final de la época romana es el monograma de Cristo flanqueado por
las letras Alfa y Omega: A - XP - ω. Formula que reproducen la mayoría de los Crismones
medievales.
Siendo
esta la regla general, durante el Medievo hay variaciones dignas de tener en cuenta. Se trata de Crismones en los
que se invierte el orden de las letras Alfa
y Omega: ω -☧ (XPS) - Α. Como ejemplo, el Crismón de
la Basílica de San Isidoro de León y el de la Portada de las Platerías de la
Catedral de Santiago de Compostela. La permutación de las letras alfa y omega no es una novedad medieval, hay ejemplos en el mundo paleocristiano, como en el mosaico de Villa Fortunatus (Olañeta, 2017).
El
Crismón de la Basílica de San Isidoro de
León se encuentra sobre la puerta del panteón real, a la entrada de un espacio
destinado al reposo de cadáveres. Es precisamente la función del lugar la que probablemente justifica colocar la letra Alfa después del monograma de Cristo, con intención de acentuar la esperanza de la vida tras la muerte. El creyente, al enfrentarse al
final (letra ω), sosiega su espíritu abrazándose a Cristo Salvador (XPS) que triunfó sobre la muerte, el
pecado y el demonio, Cristo a cuya voluntad el creyente entrega su alma para
que la conduzca a la vida futura (letra Alfa),
a la vida sobrenatural, a la gracia del Cielo. Dice Jesús: “Yo soy la
resurrección. El que cree en mi, aunque
muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (Juan,
11, 25-26) (Biblia de Jerusalén, 1975).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCekV_iL99NWaulGbc_OsxFNrgo0wRTbPtuXCbAwvQwLdxXqDS2eM_SxrxNbHtR7t-lAFOP3daPOgVB48QhsJmYDswY6ZFkWj6o64SgJbm3caYtpNiLFYY2PT6_W0h3ZgdVh4Je_-ge_A/s400/16+Crism%25C3%25B3n+de+la+Bas%25C3%25ADlica+de+San+Isidoro+de+Le%25C3%25B3n.+Foto+de+Ram%25C3%25B3n+Mu%25C3%25B1oz.jpg) |
Crismón de la Basílica de San Isidoro de León. Situado
sobre la puerta que da acceso al panteón real. Presenta letras Alfa y Omega
invertidas, simbolizando la esperanza en la vida tras la muerte. Fecha
aproximada s. XII. Autor de la foto: Ramón Muñoz https://www.flickr.com/photos/rmunoz_yeti/28009682664
|
El
Crismón de la Catedral de Santiago de
Compostela con el orden de las letras Alfa y Omega invertido se encuentra
en el parteluz de la portada de las Platerías. Posiblemente la intención de
colocar primero la letra Omega pretende comunicar al peregrino que ha llegado al final del camino (letra ω), donde sus pecados, por la
gracia de Cristo (XPS), son perdonados
y, limpia su alma, comienza para él una nueva vida (letra Alfa).
4- EL CRISMÓN EN LA
RECONQUISTA, DEL CRISTOLÓGICO AL TRINITARIO
Se
atribuye el inició de la Reconquista a Don Pelayo,
primer rey de Asturias. Frenó la expansión musulmana en el norte de la
península Ibérica.
Tras
ser elegido líder guerrero de un grupo de montañeses Astures se enfrentó, en
combate desigual, al poderoso ejército musulmán en la batalla de Covadonga,
año 722. Fortificado en la cova
dominica y riscos cercanos, con apenas 300 hombres, sufrió el acoso de 10.000
soldados musulmanes (Esparza 2009).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQvHHZB4O05cGG57d7StVxFMpk6PXJA4WB1VSsp46zh7paywhm3wsvamjvaMkJm4FikwWimjnn58hELg8-2gTcE1Y_p2RThD5tFNdkxbVRx61El67A671TNIAsAWpiZ286L0rd_TiABoE/s400/18+Recreaci%25C3%25B3n+de+la+Batalla+de+Covadonga.jpg) |
Reconstrucción
de la batalla de Covadonga. Don Pelayo, al frente de apenas 300 guerreros
cristianos, resiste en la Cova Dominica y vence a un ejército de miles de
musulmanes. Esta batalla se considera el inicio de la Reconquista.
|
La
tradición cuenta que antes de la batalla acaeció un hecho extraordinario,
similar al del emperador Constantino antes de la batalla del Puente Milvio.
Dice la leyenda que Pelayo tuvo una
visión, se le apareció en el cielo una brillante Cruz de color rojo. También se cuenta que un ermitaño de vida
ejemplar le entregó una Cruz hecha con dos palos de roble y le dijo: “he
aquí la señal de la victoria”; un mensaje similar al que supuestamente
escuchó Constantino “in hoc signo vinces” (“con este signo vencerás”). Y, al igual
que hizo el emperador romano, Pelayo tomó el signo de Cristo como estandarte y venció
en la batalla.
Posiblemente en lugar de la Cruz o junto a la misma, utilizó el Crismón de Constantino. Hay evidencias
del mismo en la zona norte de la península desde el Edicto de Tesalónica, años
380. Con este Edicto el emperador Teodosio impuso oficialmente la religión Cristiana
a todos los ciudadanos del Impero. Los arqueólogos Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino y Javier Salido Domínguez (Fenández,
Gil, Salido, 2013) han descubierto numerosos restos que atestiguan la
progresiva cristianización de esta parte occidental del Imperio Romano desde
finales del s. IV, entre ellos el uso del Crismón.
El
pintor realista Augusto Ferrer-Dalmau
Nieto, miembro de la Real Academia de Bellas artes de San Fernando,
especializado en pintura histórica, ha realizado una interesante obra sobre Don
Pelayo. Lo presenta ataviado de guerrero visigodo. En el escudo lleva grabado
el Crismón de Constantino: el Monograma de Cristo (☧) entre
las letras Alfa y Omega. Pelayo parece decirnos: “Cristo es mi escudo y mi
socorro”. Una invocación al poder de Dios en la batalla.
Tras
la victoria de Covadonga la invocación al Todopoderoso mediante los símbolos de
la Cruz y del Crismón acompañarán cada paso de la reconquista.
Avancemos
unas páginas en la historia hasta los albores del reino de Aragón, s. XI.
El
factor distintivo de los primeros monarcas aragoneses fue su perseverancia por
ampliar el reino, palmo a palmo, a costa del vecino musulmán. En cada parcela
conquistada construyen una nueva fortaleza o readaptan el castillo musulmán
existente. Y levantan una iglesia o, de existir un previo culto mozárabe, la
reconstruyen, y también, en ocasiones, transforman la mezquita en templo
cristiano; colocando, en todos los casos, el Crismón sobre la puerta. Estos dos
edificios, Castillo e Iglesia y sus
moradores, visibilizan los nuevos amos protectores del pueblo: el Tenente o Señor con sus soldados en la fortaleza
y el Dios Trinitario con el clero en el templo.
Sancho Ramírez (reinado 1064-1094), segundo rey de Aragón (hijo de Ramiro I) desarrolló una
audaz política de alianzas con el Papado. La concepción Trinitaria del Crismón de la Catedral de Jaca es reflejo de la misma.
Viajó
en persona a Roma en 1068 y se
ofreció en vasallaje al Papa Alejandro II (declaró a Aragón
vasallo de Roma), acuerdo refrendado por el siguiente Papa, Gregorio VII, por el que el rey de Aragón se comprometió a pagar
un tributo anual. Con
el apoyo del Papado garantizó la independencia de su joven
reino frente a las presiones de los poderosos vecinos: Navarra, Castilla y el
condado de Urgel; así como el respaldo para continuar la conquista de tierras
musulmanas.
El
vasallaje al Pontificado hizo del reino de Aragón la puerta de entrada del rito romano y de la Reforma Gregoriana a España.
Poco a poco la nueva liturgia romana fue desplazando al viejo ritual hispano (mozárabe) que practicaban los cristianos visigodos peninsulares antes de la invasión
musulmana del 711 y que, en la época de Sancho Ramírez, seguía activo en los reinos cristianos de la península y en las comunidades
cristianas de la España musulmana (mozárabes).
La
primera ceremonia oficial de la
mudanza litúrgica se celebró en el Monasterio
de san Juan de la Peña, año 1071,
aunque ya desde mediados del s. IX hay constancia de la práctica de la liturgia
romana en el monasterio de Siresa y, desde mediados del s. X, en Roda y en
cenobios Benedictinos como Alaón y Obarra (Rubio, 2012).
La
Reforma Gregoriana trajo, entre
otros, los siguientes cambios: la autonomía del Papa frente a los reyes y su poder
absoluto sobre el clero y los fieles; terminar con los vicios de los clérigos,
volviéndoles hacia una ejemplaridad moral, a los principios evangélicos de las
primeras comunidades cristianas y a la castidad; retomar el fin sobrenatural de
la iglesia frente a ambiciones terrenales y temporales; unificar la liturgia en
todos los lugares y la introducción del canto gregoriano; y, algo que es muy importante en
relación al tema que venimos tratando, convertir
el templo en catecismos visuales, las iglesias románicas se llenan de pinturas
y esculturas con escenas, símbolos y sencillas explicaciones doctrinales.
Sancho Ramírez
comenzó la construcción de la Catedral
Románica de San Pedro, en la ciudad de Jaca,
sede episcopal, capital del reino de Aragón, paso aduanero del Camino de
Santiago. Colocaron un magnífico Crismón,
flanqueado por dos leones, en el tímpano de la puerta de la fachada oeste,
fechado a finales del s. XI. Un
Crismón en la observancia uniformadora de
la Reforma Gregoriana: pone orden a la diversidad artística de los múltiples crismones
que proliferaban por el reino de Aragón y sienta
doctrina, mediante el texto que lo
acompaña, en cuanto a cómo debe ser interpretado, referenciándolo al dogma de la Santísima Trinidad;
estableciendo, a la vez, un criterio de aplicación retroactiva, es
decir, la forma de interpretar los tradicionales Crismones y los que en
adelante se han de realizar. Vayamos paso a paso.
El aro o marco que lo rodea lleva una inscripción pedagógica. El texto y
su mensaje ha sido profusamente estudiado por el experto en románico, Antonio García Omedes (García
2019), Académico Numerario de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San
Luis de Zaragoza. En él se lee: “En esta escultura, lector, debes
interpretar lo siguiente: P
significa el Padre, A significa el Engendrado (el Hijo), X
(la letra doble CS que pasa a ser X después del emperador Augusto) significa el
Espíritu Vivificante (el Espíritu
Santo). Realmente los tres son el Señor (Dios), son Uno e Iguales”.
La interpretación de García Omedes viene a confirmar la realizada años antes por Juan Francisco Esteban Lorente (Esteban,
1993 y 1999), Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Esteban Lorente sostiene que,
además de la explícita declaración trinitaria, este Crismón transmite,
epigráficamente, una clara alusión a la doble
procedencia del Espíritu Santo, en línea con el Credo oficial romano. Hemos comentado en el capítulo anterior como la iglesia católica romana defendía que el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo (formula Filioque): "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria..." (Compendio, El Credo); mientras que
la iglesia ortodoxa de Constantinopla sostenía que el Espíritu Santo procede
solo del Padre. En definitiva, con este Crismón el
reino de Aragón se puso al frente de la defensa del dogma Trinitario.
El
catedrático y medievalista Manuel
Montero Vallejo (Montero, 2004) opina que la leyenda que rodea al Crismón
yerra en la interpretación de los signos. El Crismón presenta la tradicional
composición A - XPS - ω y el signo
de la Cruz. Montero afirma que el
texto interpretativo ignora las letras “ω”
(letra Omega) y “S” y también
la cruz “+”; no menciona cómo
deben ser interpretadas. Y respecto al resto: “X”, “P” y “A” (letra Alfa); les reasigna un
significado nuevo y arbitrario, no teniendo en cuenta el convencional que reciben
desde el primitivo Crismón de Constantino. Así, las tradicionales letras
griegas del monograma de Cristo “X”
(chi) y “P” (rho) (χριστóς), son utilizadas ahora como
letras del alfabeto latino y se las dota con un nuevo significado: X =
Espíritu Santo y P = Padre. Por último, la letra griega “A” (Alfa) que junto a la Omega
indicaban que Dios es el Principio y fin de todas las cosas, ahora se
resignifica como: Alfa = Hijo.
Es
preciso ampliar el foco al contexto
histórico en el que se construye este Crismón para entender mejor y disipar
las aparentes contradicciones y
arbitrariedades que han detectado en el mismo diversos expertos como el ya citado Manuel Montero.
La
Reforma Gregoriana recién importada
conllevaba el abandono de viejas tradiciones para abrazar el novedoso rito
romano, el canto gregoriano y una uniformidad en símbolos, arte y doctrina
impuestas por el Papado. Es normal encontrar resistencia cuando se imponen cambios en las señas de identidad. Aprender, asimilar y llegar a celebrar con
sinceridad una nueva forma de orar y de expresar la fe no se consigue de un día
para otro, lleva su proceso y su tiempo.
Este periodo ha sido ampliamente estudiado por el teólogo, historiador y
filólogo Juan Rubio Sadia (Rubio,
2012). Llegaron maestros eclesiásticos del otro lado de los Pirineos a instruir
al clero autóctono y códices litúrgicos y manuscritos con los nuevos usos. Los
modos tradicionales se fueron enriqueciendo progresivamente con la novedad
recibida, algunos elementos desaparecieron y otros pervivieron incorporados a
la nueva tradición.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqcCh1TJNqVhkExjvHzKJ0rHHKHi_ZhDfY5IPYZwNMeCq7NLlf-JDuB9MqMoH24Lh_vSH3DWueyam5tEvVYuXCXik-VeTaYsi3Gfhv8iXq3734hiyoHqMSfeufHRcJPXTgdWad-8C6gmo/s400/19c+Monjes+aprendiendo+Gregoriano.jpg) |
La
reforma Gregoriana y con ella el Canto Gregoriano entró en España por Aragón.
Monjes y acólitos aprendiendo Gregoriano.
|
El Crismón de la Catedral de
Jaca es hijo de su época, de esa primera fase de convivencia entre la
tradición (los signos conocidos del Crismón), y la nueva doctrina (el texto
interpretativo que lo rodea). El Texto no
elimina la forma anterior, la incorpora, reinterpreta y asimila al servicio de
la divulgación del dogma de la Santísima Trinidad.
Recapitulemos. Fruto
del nuevo contexto histórico-religioso, fiel a la observancia de la Reforma Gregoriana,
el Crismón de Jaca se constituye en vehículo de transmisión del misterio de la
Santísima Trinidad. El texto que lo
rodea e interpreta sienta jurisprudencia, de modo que, en adelante y también
con carácter retroactivo, todos los Crismones que muestren las siglas “P”, “A”,
“X”, independientemente de la localización espacial de las mismas o de que sean
letras del alfabeto griego o latino, serán considerados símbolo Trinitario: "P" significa Padre, "A" significa Hijo y "X" significa Espíritu Santo.
Por tanto, son recalificados como Trinitarios (sello e invocación a la
Santísima Trinidad), la inmensa mayoría de los Crismones tradicionales (también
llamados Cristológicos).
Imaginemos
a un peregrino o peregrina jacobea, que también las había, de finales
del s. XI que han llegado por primera vez a Jaca y se disponen a entrar en la
Catedral. Al ver el Crismón y conocer su interpretación tradicional entienden
intuitivamente lo siguiente: “A
- XPS - ω” = Cristo
principio y fin de todo; y “+”
= la cruz, símbolo de Cristo. Seguidamente se percatan del texto interpretativo
que lo enmarca y que les dice que en el Crismón deben leer “PAX” = Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dos lecturas se superponen, la
tradicional o Cristológica y la
nueva, la oficial, la que prevalece, la Trinitaria. Evidentemente cuando se
construyó este Crismón la mayoría de los fieles eran analfabetos.
Un clérigo sería el encargado de leerles el texto que lo rodea. Con esa clave interpretativa podían ya
descifrar todos los Crismones que iban a encontrar en la ruta Jacobea. Para
ellos, y las sucesivas generaciones, el Crismón será un símbolo Trinitario. Desde Jaca, paso internacional de la ruta jacobea, se
difundió el mensaje al resto de Europa.
Recapitulemos. La
Catedral de Jaca sirvió de inspiración e influjo a los siguientes templos
construidos en el reino de Aragón. En cuanto a su Crismón, fue clave de interpretación y modelo que los obreros itinerantes de la
Edad Media copiaron y reprodujeron, con variantes artísticas, en algunas construcciones
románicas de la ruta jacobea, desde el sur
de Francia hasta Compostela,
en cuya catedral, final del camino, el peregrino lo encuentra, lo hemos comentado en el capítulo anterior, sobre el parteluz de la fachada de las Platerías.
El experto en Crismones Juan Antonio Olañeta Molina (Olañeta, 2017) matiza la relación entre la ruta jacobea y la expansión del Crismón. Afirma que, salvando algunas excepciones como los Crismones de Fromista, San Isidoro de León y el de la Catedral de Santiago de Compostela, no es acertado vincular el desarrollo y expansión del Crismón con el Camino de Santiago. Es en la Cordillera Pirenaica donde se encuentran la mayor parte de los Crismones y aparecen en iglesias del Camino de Santiago porque ramales del mismo pasan por los Pirineos. El resto de de los Crismones alejados de la Cordillera Pirenaica, salvo las excepciones citadas y alguna otra, se pueden explicar por la intervención de Alfonso I el Batallador en tierras castellanas y de otros reyes aragoneses. Olañeta demuestra su afirmación con el mapa siguiente en que superpone la distribución de los Crismones románicos con las vías principales del Camino de Santiago.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYAMUvHg-N3ukN5kz4NntUe3eMVkqsA21VwE5amdyUMh-dZGG84UWT7DxX4MCiu5GpiPraN8T7gIlUaAo2_XrZcOamzbBwFMqmwNxfGnOVkfAq1t5LoN-kCP9fWJMW4uP0tz73K4LU3zxgApNo8Nl51xIWbOnvdJ3j4OQtFxo53s1SMl_wlQGVSxIj/w400-h256/Mapa%20con%20la%20distribuci%C3%B3n%20de%20los%20crismones%20rom%C3%A1nicos.%20Autor%20Juan%20Antonio%20Ola%C3%B1eta%20Molina.bmp) |
Mapa con la distribución de los Crismones románicos con las principales vías del Camino de Santiago. Autor: Juan Antonio Olañeta Molina. |
Nos desplazaremos ahora a rastrear la presencia de Crismones durante el gobierno de
los primeros reyes de Aragón, desde mediados del s. XI hasta mediados del s.
XII.
De
los primeros monarcas aragoneses despunta Alfonso
I el Batallador (reinado 1104-1134):
rey de Aragón, Pamplona y de Castilla por
su enlace con Urraca, hija de Alfonso VI; adoptó el título de emperador.
Espíritu de guerrero cruzado, brillante militar y defensor de la fe. Su ascendencia
llegaba desde Galicia, Castilla y León (por su matrimonio con Urraca), a Urgel, al suroeste de Francia y a los amplios territorios del valle del Ebro en los que
volcó su labor de repoblación. Al final su vida había logrado duplicar el tamaño
del reino que heredó y cuadruplicar su población. Hubo Crismones diseminados en
iglesias de todos los territorios de su influencia. Incluso hay constancia de repobladores aragoneses en el Madrid del s.
XII difundiendo el Crismón jaqués en los templos parroquiales que se iban
construyendo en la ciudad, como el que se colocó en la Iglesia de San Juan
Bautista, estudiado por el Catedrático y Miembro del Instituto de Estudios
Madrileños Manuel Montero Vallejo
(Montero, 2004)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6IfedC3LNsBxe08FcyfEdAGslJnTgRRYQuszrKCZd_nG1fRKMPD4-rZaAFy9_YeNlHeu6KH0SnyOAa3tK3oVyxTPBgkn8B1-3_3eymj4ihHNNYDl4lOefB8Vnrr4wWPKkEg6PFC_n3eE/s400/20+Alfonso+I+el+Batallador.jpg) |
El rey de Aragón Alfonso I
el Batallador, óleo sobre lienzo de Francisco Pradilla y Ortiz, año 1879.
|
En
cuanto a la presencia del Crismón en
documentos oficiales, es frecuente su dibujo en los manuscritos de los cinco primeros
monarcas: Ramiro I (reinado 1035-1064),
Sancho Ramírez (reinado 1064-1094), Pedro I (reinado 1094-1104), Alfonso I el Batallador (reinado
1104-1134) y Ramiro II el monje
(reinado 1134-1157). A partir de estos reyes su presencia en los diplomas fue menguando hasta prácticamente
desaparecer. Veremos que Alfonso I, rey que terminó la construcción de la
Catedral de Jaca, es el que más va a utilizar fórmulas explícitas de invocación Trinitaria junto al símbolo.
Los
documentos reales suelen constar de
las siguientes partes: introducción,
con una invocación implícita (el símbolo del Crismón) y otra explícita; el
nombre y titulación del rey; el motivo del documento; y el escatocolo o
protocolo final con las firmas y la validación del documento.
La
invocación implícita es el dibujo del Crismón formado por el
Monograma XPS acompañado generalmente
de las letras Alfa y Omega que penden de los vértices
superiores de la X, y con un brazo horizontal que forma una Cruz.
La
invocación explícita en los
cartularios de Ramiro I, Sancho Ramírez, Pedro I y Ramiro II, menciona a Cristo, a Dios y, alguna vez, a la Santísima Trinidad (Viruete, 2013). Son
los diplomas de Alfonso I el Batallador
los que cuentan con más referencias a la Trinidad.
Veamos algunas de las fórmulas utilizadas en los manuscritos del Batallador (Lema,
1990): “En el nombre de la santa
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, amen. Yo Alfonso emperador por la
gracia de Dios…”; “En el santo nombre
de la indivisible Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Yo Alfonso rey de
Aragón y Pamplona por gracia y misericordia de Dios…”; “En el nombre de Dios, a saber, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
reinantes por siempre. Yo Alfonso, emperador por la gracia de Dios…”.
La
práctica de iniciar los escritos oficiales, tanto de la Corona como del clero, con
una invocación a la Santísima Trinidad era también habitual en otros reinos de España. La presencia del Crismón encabezando la documentación regia tiene su inicio con Sancho Garcés III de Pamplona y será utilizado no solo por los reyes de Aragón, sino también de Navarra, Castilla y León (Olañeta, 2017).
Una
prueba más de la asimilación del dogma Trinitario por parte de la Corona
Aragonesa la tenemos en el uso de sellos
reales con el monograma PAX. Uno de ellos, probablemente perteneciente al
rey Pedro I (reinado 1094-1104) fue encontrado en la necrópolis real del
monasterio viejo de San Juan de la Peña. La Historiadora del Arte Carolina Naya Franco (Naya, 2018) lo
describe como Anillo de oro que engarza una piedra preciosa con un águila
labrada de época romana y, en la otra parte, el monograma Trinitario
PAX grabado en posición inversa, para ser usado en el sellado de documentos
sobre lacre. Al estampar el sello lo encomendaban al Padre al Hijo y al
Espíritu Santo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbtrv5hC6gEOiWsz3gQqM1fv4Veu5jDRCXb74JmftNCwEjnePAXikpnRf_2YxmzbTB7ijxT2CT3SJADvHdhnST3ALcfm0xohxKhSJzKcFyBUy1VSxfLJEd3MGQq4Q9VvPccmKjykFXAUM/s400/23+Foto+Jos%25C3%25A9+Garrido+Lape%25C3%25B1a.jpg) |
Anillo de
oro encontrado en la necrópolis
real de San Juan de la Peña. La joya presenta el monograma Trinitario
PAX, grabado en posición inversa, para ser usado en el sellado de documentos
sobre lacre. Fotos de José Garrido Lapeña.
|
5- EL CRISMÓN DE CASTRO,
AÑO 1120
En este capítulo veremos
las similitudes y diferencias del Crismón de la Catedral de Jaca con el de
Castro y justificaremos como fecha de creación de este último el año 1120.
El experto Antonio
García Omedes (García Omedes, 2019) tras analizar el Crismón
de Castro, sostiene que no solo sigue las directrices de su homólogo de la Seo
Jaquesa sino que va más allá al añadir,
para el monograma PAX, una clarificadora letra A que sale del
brazo vertical inferior. En el de Jaca se utiliza como letra A la letra Alfa
que pende, igual que en el de Castro, del brazo horizontal izquierdo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMqUsuSOuqFi7wCZcDZh03HVDXP9so26BIHU6OQTL_43DPX3jpUUt-ptnxWp-lkklkl_Ry5ullR67lLpsE5Vp6J6PspPLJjtyNTOHVekVGt1aE00e2F5SKlJy2ZnrGO3tTpHCF7wV-v98/s400/24+Crismon+trinitario+de+Jaca+y+Castro1.jpg) |
Crismón Trinitario de la Catedral de San Pedro de Jaca
y de la Iglesia de San Román de Castro. Autor: Antonio García Omedes y Pedro
Bardají Suárez.
|
El
Crismón de la Iglesia de San Román de Castro recoge nítidamente las dos tradiciones, la cristológica "A -
XPS - ω" y la nueva
interpretación Trinitaria decretada por el Crismón de la Catedral de Jaca "PAX".
Ya
hemos comentado que la implantación del
rito romano y la Reforma Gregoriana en Aragón fue un proceso lento. Un dato, 57 años después de su introducción oficial
en el Monasterio de san Juan de la Peña (año 1071),
el Obispo de Zaragoza, en las
Constituciones dadas en 1128 (Rubio,
2012) ordena al clero local que acuda en su totalidad todos los sábados a la
Catedral de la ciudad para aprender el nuevo ritual. Todo nuevo aprendizaje se
aborda desde lo previamente aprendido. Los nuevos modos tienen que ir acomodándose
en los viejos para poder ser asimilarlos.
Llevó
décadas lograr que la Reforma fuera asumida por las diócesis e iglesias del
reino de Aragón. No fue fácil renunciar a lo conocido. El resultado fue la
conservación de algunos elementos y viejos hábitos debidamente incorporados en
la nueva tradición. En este sentido el
Crismón de Castro es, como el de Jaca, hijo de su época: mantiene el viejo Crismón
de Constantino o Cristológico “A
- XPS - ω” que proclama la doble naturaleza divina y humana de Cristo (subrayando su naturaleza divina); y lo integra, lo asume y
lo trasciende con la nueva forma Trinitaria “PAX” proclamando que Dios es Uno en tres Personas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTjqqWEwAodXliOdfDWqbmgQZlRGfrNOh7IS6hHjx5z-mndQSKbENZ-E1pNgSSrKWclfemSLqWvJ3kTqTyKzrjsqPGcVN5LKVidpqIZO7rTli3Rv3Ml3N-oFbMmzWZF1aNm1sI-aOUbtU/s400/25+Crism%25C3%25B3n+Cristologico+y+Trinitario.jpg) |
Crismón de Castro. Símbolo cristológico y trinitario.
Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
Trataremos
ahora la datación del Crismón de Castro.
La
plaza de Castro fue conquistada definitivamente para los cristianos por el rey
de Aragón Sancho Ramírez en 1083. Poco después, durante el
reinado de su hijo Alfonso I el
Batallador se levantó la Iglesia Románica que actualmente conocemos, con
su Crismón, consagrada el 1 de febrero de 1120. Temporalmente coinciden la finalización de las
obras de la Catedral de Jaca con las de la iglesia de San Román de Castro.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4VIPQtZVuJCtgAqy26oagO85UclV7kD2Ag8zFwQb22UA5MBzxZWnVUMfuoRwZ1hRGZU99xirhK_9Jgbgf5F5Qg4vLG3ur1-DRQaRwr8w7R1Tt5SnYbInUba-azU2qvCzMX1ctl_248Xc/s400/.+Autor+de+la+foto+Pere+elbaroncolorao.bmp) |
Foto aérea de Castro. Iglesia de San Román de Castro y
restos del Castillo y del poblado. Autor de la foto: Pere "el baron
colorao".
|
Hay
expertos que sostienen que el Crismón de Castro se realizó poco después que el
de Jaca, finales del s. XI; que perteneció a un primitivo templo y fue luego
reutilizado para colocarlo en el lugar actual. En discrepancia con esa teoría
considero más plausible fechar su
creación coincidiendo con la consagración del templo, año 1120. Voy a
presentar los argumentos que lo avalan.
Es
cierto que hay noticia de mozárabes en
el poblado de Castro desde el s. VIII
y de la posible localización de su templo en las ruinas conocidas como San Román el Viello. El
historiador y sacerdote Saturnino López Novoa (López, 1861), remonta el
Abadiado de Castro al año 775 cuando el rey de Francia (Carlomagno)
liberó temporalmente a Castro del dominio moro y dio su iglesia a los Benedictinos
que permanecieron en ella hasta el 1466. La conquista cristiana de Castro
en el 775 fue efímera; el Emirato de Córdoba no tardó en recuperar el
poblado de Castro para al-Ándalus permitiendo, así lo pensamos, que aquellos
primeros benedictinos permanecieran en la iglesia denominada San Román el
Viello (San Román el viejo)
para atender las necesidades de la colonia de cristianos mozárabes del
lugar.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_sSVYGkejEf96fYO2q3Gw-Vz9MKYxC8ChRDq4vWzKCs9UizqGyJIvz3-FRUaUTRsK9lmo61wzpwMhISxZ5_43syg8_hVsL6mN_yaTV0npkTJhXNHOpaJeobMNt7sMBofHHTrKOmrquTI/s400/27+San+roman+el+viello++Foto+base+de+Manuel+Enjuanes.jpg) |
Iglesia de San Román de Castro y cercana a ella los
restos de San Román el Viello. Foto de Manuel Enjuanes.
|
Descartamos
la hipótesis de que el Crismón pudiera provenir de esta Iglesia. Los restos que
se conservan de San Román el Viello corresponden a un edificio humilde,
levantado con piedra natural y no con sillar de arenisca como es la piedra del
Crismón. La piedra del Crismón se corresponde con las empleadas en la iglesia
románica. Por otra parte los Crismones que se conocen del s. VIII siguen el
esquema ☧o A
- XP - ω y no presentan la complejidad
del de Castro. De modo que tanto la representación simbólica como el tipo de
piedra lo vinculan al templo románico consagrado en 1120.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR3nFv2rm001-021OTEXITuaGnysLFkm6NZQNSgLpkrYP_KBGtnjNZ3GbCmyqqotY2kLIwt7YWIpQGpRkMzz2ziiQhzL9sYO_gxiTdAb5gPgobIsrIkkeV1eD_2ewWGGx3QgWzcz-74gY/s400/28+San+Rom%25C3%25A1n+el+Viello.JPG) |
San Román el Viello (San Román el Viejo) en Castro (La
Puebla de Castro) Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
Por
último, el historiador Ricardo del Arco
Garay (Del Arco, 1942) en su estudio sobre el Templo Románico de Castro dejó
escrito que “la puerta de ingreso a la iglesia fue renovada posteriormente aunque
conserva en la clave el Crismón que había”. Efectivamente, el muro de
entrada a la iglesia sufrió una pequeña reforma a finales del s. XIV. Las obras
consistieron en: construir un coro alto a los pies del templo con un
extraordinario alfarje mudéjar apoyado en un arco rebajado y en los muros norte, sur y este (muro de entrada al templo); abrir una ventana en dicho muro frontal para
proporcionar luz al coro; y rebajar la
altura de la puerta original de entrada recolocando sobre la misma el Crismón con
algunas de las piedras del arco que coronaba.
Quedan
testigos en el edificio de esta reforma.
En la parte interior del muro frontal se
conserva el arco de la puerta primitiva de entrada al templo, sobresaliendo
en altura por encima del suelo del coro. La construcción del coro obligó a
rebajar la cota de la puerta. Se observa que la nueva puerta mantiene las
jambas de la anterior, de modo que se rebajó en altura pero no en anchura. La piedra sillar del Crismón es similar a
las del arco primitivo que se conserva en la parte interior del muro frontal y a
algunas de las dovelas del actual arco exterior sobre la puerta. Por último, el muro frontal
tiene el mismo espesor que los muros laterales y, en su parte interna,
comparten un mismo tipo de sillar, de lo que se deduce que los muros laterales
y el frontal se construyeron en la misma fecha.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCRtpVkg1auiAQjkcvCvsb8ywRaqASvvz0IhSAEC_Qar14meMgqescaJlfa3ZD-Aeo86ywb3eU7gcz4-0oTstyrP2EwjZzpUCSeIVJgd5iVzP9T8v3r9mQqD50Kt1gNw5Jur5XPLG6uiw/s400/29+Recolocaci%25C3%25B3n+del+crismon+1120%252C+1400.jpg) |
Simulación
de la puerta original de entrada al templo de San Román de Castro, en el año de
su Consagración 1120. Posteriormente, al construir el alfarje mudéjar, finales
del s. XIV, se rebajó la altura de la puerta recolocando sobre la misma el
Crismón con las piedras del arco y se abrió también la ventana de iluminación.
Autor de las fotos: Pedro Bardají Suárez.
|
Recapitulemos. El
muro de entrada y el Crismón corresponden probablemente a la fecha de
consagración del templo, 1120. Sobre este muro se acometieron varias reformas:
a finales del s. XIV, con motivo de
la construcción del alfarje mudéjar, se rebajó la altura de la puerta
recolocando en altura sobre la misma el Crismón con las piedras del arco, y se
abrió una ventana de iluminación; en
época posterior, se sustituyó la torre campanario (con 3 campanas) por la Espadaña que actualmente corona la
fachada.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9ZYod1xVGTmWinqlgxsyE05cH07bR-74Ht283F2Nr8EaqmEpZg4TV9gnkoMbVH_Tdt4SkZzHXlmU4_SoLn4IQOxCe4opXP_rQFDBLtYShGKTRm31_3bi2mOXrac47MlCnEIkbaM-tPz8/s400/Casto+Autor+foto+Juan+Mora+Insa.jpg) |
Iglesia
de San Román de Castro. Foto tomada en las primeras décadas del s. XX. Autor de
la foto: Juan Mora Insa.
|
6- EL MISTERIO DE LA
SANTÍSIMA TRINIDAD: EL MONOGRAMA P-A-X Y LA
RUEDA
La
referencia a la Santísima Trinidad aparece dos veces en el Crismón de Castro. Antes de entrar en este subrayado trataremos de comprender la importancia del
concepto teológico.
El
cristiano convive con la Santísima Trinidad. La invoca cuando traza la señal de la cruz sobre un objeto o
sobre su propio cuerpo acompañada de la formula: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.” La
alaba al rezar el Gloria: “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.” (Compendio, oraciones comunes). El Sacerdote bautiza en su nombre: “yo te
bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Compendio,
260). Las celebraciones y ritos suelen finalizar
invocando su bendición: “La bendición
de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros” (Misal Romano, 2016).
Se
recurre a la Santísima Trinidad, las más de las veces, como reflejo aprendido,
sin reflexionar; quizá porque el concepto de un Dios Trinitario resulta difícil de
asimilar. Las personas adultas buscamos creer en algo que de sentido al conjunto
de fragilidades que nos rodean. La idea de un Dios todopoderoso o de una Madre
celestial que nos cuida puede resultar en cierto modo razonable pero, ¿la
Trinidad...?
La
noción de la Trinidad es compleja, muy elevada, para muchos resulta un
concepto demasiado abstracto e incluso frío. La figura de Jesucristo, segunda persona
de la Trinidad, lo acerca, lo humaniza.
A
Dios se le intuía por sus obras, nadie lo había visto, hasta que llegó
Jesús. Jesús vivió como hombre y a la
vez era Dios, el Dios de la vida que venció a la muerte, la segunda persona de
la Trinidad. Les dijo a sus discípulos (Biblia de Jerusalén, 1975): “Yo
y el Padre somos uno.” (Juan, 10,30); “…el
Padre está en mí y yo en el Padre.” (Juan, 10,38); “Me ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced
discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo… Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo.” (Mateo 28, 18-20) .
Los
teólogos suelen reflejar la doble naturaleza de Cristo, humana y Divina, diferenciando
los términos Jesús, Cristo y Jesucristo. Jesús
remite a la naturaleza humana, al hombre que nació y vivió en Palestina. Cristo, a la naturaleza divina, es Dios mismo, la segunda persona de la
Trinidad. Jesucristo recoge su doble
naturaleza. La distinción resulta clarificadora pero en la mayoría
de los textos encontramos los tres términos usados indistintamente.
Veamos
qué nos dice la iglesia católica de la Santísima Trinidad.
La Trinidad: “Un solo Dios en 3 Personas. Padre, Hijo y
Espíritu Santo” (Compendio, 48); "Tres personas que son de la
misma naturaleza, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en un solo Dios. Cada persona obra según el modo que
le es propio pero unida a los otras dos." (Compendio, 49).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-7geBGGAIDnEgmkVUEcGa32d4_fspyDnVF7CYymy16TSj5nqEXGlqKgIqI80nhxwg0v0W2S3iSCsrE2DmdFfJk0MumDYQT3dXE-wcsWXJymKIBr7c-4wngkW9_NopWqsrYG1cFjfg5vk/s320/41+Escudo+de+la+fe.jpg) |
Escudo de
fe del cristiano. Con el escudo de la santa e indivisible Trinidad: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, el cristiano lucha por la perfección del su alma y su
salvación. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
“El
misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida
cristiana. Es el misterio de Dios en sí
mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz
que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las
verdades de fe” (Catecismo,
234). Un misterio revelado para ser transmitido por la Iglesia a
todas las generaciones.
Dios,
que es Uno, opera como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. Cada una de las
Personas, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo es Dios manifestado en
un movimiento entrelazado continuo y circular (Maspero, 2012).
El
concepto, como he dicho, no es fácil de
entender. A lo largo de sus dos mil años de existencia ha generado innumerables controversias tanto dentro
como fuera del Cristianismo. En este sentido, símbolos como el Crismón de Castro han tratado de facilitar su compresión.
Recordemos
que el Crismón de Castro nace en época de implantación del rito romano y de la Reforma Gregoriana
en el reino de Aragón, en plena mudanza y asimilación de la nueva liturgia y línea doctrinal uniformadora,
por tanto, mantiene -lo hemos visto en el capítulo anterior- los signos
tradicionales “A - XPS - ω“ y les sobreimpone una
clara simbología Trinitaria.
El mensaje Trinitario lo transmite por partida doble: con
el monograma PAX y con el símbolo de
la rueda. Repetición que encontramos
también en otros Crismones. Se intenta hacer accesible y comprensible el
concepto a la vez que se subraya su importancia doctrinal. Analicémoslo en
detalle.
Los signos "A - PAX - ω" dentro de un Círculo representan que Dios es
Uno y El Todo (el Círculo y su contenido). Dios es el Creador (P Dios Padre), es lo creado (A Dios Hijo), y es la acción creativa y la
vinculación entre el Creador y lo Creado (X
Dios Espíritu Santo). Dios es la causa (P), la actividad (X) y
la obra (A). Dios es el principio sin principio (A alfa) y el fin sin fin (ω
omega) de todo cuanto ha existido, existe y existirá. Dios es el Crismón.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoqH1aMwkTT0sbzCWsvjedeY3V6ucqG7bPQEBpwhMxPy2Fi7gGyujG9CS8C4cetipwxF0WwVN2KT-EeAMMtaQQJqKhOibAveLv0Eoazo_n50DJR7aTPR7QhjwzrDRDqAKA6j_SBAox6Eg/s400/42+Mensaje+Trinitario+doble.jpg) |
El
Crismón de Castro transmite dos veces la enseñanza de la naturaleza
Trina de Dios: mediante la indicación PAX
y con el símbolo de la rueda. Autor:
Pedro Bardají Suárez.
|
El
símbolo de la rueda representa pedagógicamente
la naturaleza Trina de Dios. Francisco Matarredona Sala, experto en románico español y en Crismones,
afirma que, para explicar y hacer compresible al pueblo el dogma de la Santísima Trinidad se utilizó, en los primitivos Crismones, la analogía de la
rueda. Buje, radios y llanta son tres elementos distintos que unidos forman
(conforman) una sola rueda. La rueda, por analogía, permitía explicar a los
feligreses el dogma de forma natural, sencilla y comprensible.
Veamos su significado.
El buje (roseta) es Dios Padre: el centro, la esencia, la
base, el núcleo, el origen de donde todo parte, la substancia de lo creado, la
fuente de la creación. La llanta (aro) es Dios Hijo: todo lo creado, lo manifestado, la obra, el fruto de
Dios. Los Radios (brazos) es Dios Espíritu Santo: la acción creadora
de Dios, la expansión de la creación y la vinculación, la conexión, la
comunión, del Creador con su creación. Buje
(Padre), llanta (Hijo) y radios (Espíritu Santo) una sola rueda son (un solo Dios son).
La
rueda también simboliza el continuo movimiento que todo lo
abarca; la energía, la vida en constante transformación (variante que
desarrollaremos en los capítulos 7 y 9).
Recapitulemos. El Crismón imparte doctrina difundiendo el mensaje de la Trinidad. La
rueda y las letras PAX remiten al Dios Trino que es principio y fin de todo cuanto existe, y, el monograma XPS, a
Cristo, segunda persona de la Trinidad. El Crismón es fuente de luz y camino de salvación. Quien pasa por debajo de él se acoge a su todopoderosa y santísima protección.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWr8ChPfI8Kvcwx2PgFrUGZ4L90lnFF3jCPg4ZrN40gN9ltGf_S6yLBtkVgXZFkKv6Jv3yAgpf1Qcj7jXfz2Ks_9GLCIASdASPn34sy_GiOsxCAtvnwyd5CdrFkmc6JElBw7wAkDFQ1uU/s400/4+TEMAS+HER%25C3%2581LDICOS+03.JPG) |
Puerta
principal de entrada a la Iglesia de San Román de Castro, con el Crismón en la
clave del arco. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
7- LA RUEDA BUDISTA DEL
DHARMA
En el presente capítulo y en los siguientes descubriremos el poder evocador del Crismón de Castro. Vinculaciones que hacen de
este pequeño símbolo una caja de
resonancias sin igual. Prepárense porque vamos a ir mucho más lejos de la
intención que, con toda probabilidad, quiso darle su autor. Comenzaremos por la
Rueda del Dharma.
La
rueda del Crismón de Castro tiene la particularidad
de presentar 8 radios. Este mismo símbolo ha sido utilizado por el Budismo para propagar, a través de él, sus dogmas y
principios.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_8xwZv1OJIG-aFIl8gvzG7FHDlkdOqEVcfrVTkwxF8MxaLBYJdXNy-l-kT6uQMbrPig3aY1Z-cfDg4Zj0z6inNoZVse3_QXTI7Rb1kQi8Miq0rXsAQlEXSoURQztN6d0FyHEP7nPhgE8/s400/44+Rueda+de+8+radios.jpg) |
Rueda de
8 radios de Crismón de Castro, símbolo del continuo movimiento. Autor: Pedro
Bardají Suárez.
|
La
doctrina Budista la denomina la rueda
del dharma (dharmachakra) o rueda de
la vida. Constituye uno de sus símbolos ancestrales.
La
rueda representa el movimiento
continuo, la ley natural por la que todo cambia, los ciclos de nacimiento, vida
y muerte (el samsara) en recreación
continua.
Los
8 radios o rayos representan el
sendero óctuple, los 8 nobles caminos que, según explica el monje budista y
filósofo Walpota Rahula (Rahula,
1996), deben seguirse de un modo más o menos simultaneo para alcanzar el nirvana. Coherencia y corrección en: 1º
la visión (comprensión), 2º el pensamiento, 3º el hablar, 4º el actuar, 5º el
medio de vida, 6º el esfuerzo, 7º el estar presente en cada momento y 8º la
meditación.
8- LA TEORÍA DE LA GRAN
EXPLOSIÓN “EL BIG BANG”
La
simbólica rueda del Crismón de Castro, “buje,
radios y llanta”, alcanza incluso a representar
las modernas teorías del Universo.
El
eminente físico teórico Stephen Hawking
(Hawking, 2018) formuló que antes de que existiera todo cuanto existe en el
Universo no existía nada, salvo un espacio muy pequeño, “el buje”, que lo contenía todo en potencia. De ese núcleo nació y
sigue surgiendo toda la creación. Tras el primer parto, bautizado como la Gran Explosión,
“Big Bang”, comenzó a desplegarse y expandirse
el Universo en todas las direcciones, “los
radios”, formándose la energía, la materia, el espacio, el tiempo y todo
cuanto existe, lo conocido y lo desconocido, hasta abarcar los límites actuales del Universo,
“la llanta”.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikBDE9yi-CWWvJa6_IYEQgTEzUYLC-Dfu2YzZnPwJfn3aESIBT0WKxAaY9-7jZrQKICMkTUqoOSblqUpiGtAjmHniXzRdfztiagJYRTZJDtV_UbmnS5f2fKQsQJFpjP-tc8vekNX0eV6s/s400/47+Big+Ban+y+el+Crism%25C3%25B3n+de+Castro.jpg) |
El
Crismón de Castro y la teoría del origen y evolución del Universo. Autor: Pedro
Bardají Suárez.
|
9- EL CÍRCULO Y LA RUEDA
El círculo junto
con la rueda representan la totalidad de lo creado y lo
increado, lo que ha existido, existe y existirá, en movimiento continuo, en
recreación sin principio ni fin.
El
Crismón nos describe, con esta sencilla y elegante imagen, la ley
fundamental de la ciencia que afirma que materia
y energía ni se crean ni se destruyen, solo se transforman.
El
mensaje es de cambio, de movimiento a diferentes ritmos. No hay puntos finales
ni puntos y aparte, solo puntos de
continuidad. Al terminar un año comienza el siguiente, a una etapa de la
vida le sucede otra, tras un acontecimiento, otro y luego otro…
Es,
sin duda, un símbolo estimulante y alentador, parece decirnos: “¡Puesto que estáis vivos, vivid! Integraos
en el Crismón, girad con él y en él, siempre hacia delante…”
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv6bsybbbinwhcEIt5MMzyfbqfb8g__KOcWusOPgYknJkETo07xTbSbod-24_uw60F-xOxzRPV307dGC4OxhnFkfcQxL_m_ShSGurrewBm6BB6C7fenXmAgMsXDJzMHbwDLjxYj5XEZMg/s400/48+Circulo+y+Rueda.jpg) |
El
círculo y la rueda en el Crismón de Castro. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
10- LA CRUZ
La
Cruz es por antonomasia el símbolo de Cristo y del cristianismo.
Representa,
en su madero horizontal, el abrazo
al contexto histórico y cultural en el que vivimos, y, en su madero vertical, el camino que va de lo
material a lo espiritual, de la Tierra al Cielo.
El
símbolo recuerda que todos cargamos con nuestra propia cruz y anuncia que, al
llegar al final, nos aguarda la promesa de un nuevo amanecer; la vida no
acabará, solo se transformará. Lo dijo
Jesús: “Yo soy la resurrección. El que cree en mi, aunque muera vivirá;
y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (Juan, 11, 25-26) (Biblia
de Jerusalén, 1975).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDwwd_e0HZI2puLwUjTctQrXOCi2QkQX5xVRYLQZZhIGJ2381W9866W3M_MY6O_GIIUaPNT1SjGUVr66frQv1vM5x-Jg7WID1-7xouLropCYWgd0N8zmIyDn9m6nd6Gh7HSLUoWDZMQ50/s400/49+Cruz+de+Cristo.jpg) |
La Cruz
de Cristo en el Crismón de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.
|
11- EL PUNTO CENTRAL DEL
CRISMÓN, CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE
El
Punto Central del Crismón puede muy
bien representar lo que filósofos y psicólogos identifican como el Yo de la persona adulta. Lanza del Vasto (Lanza del Vasto, 1976) activista de la no violencia y discípulo de Gandhi, lo define como el centro de todas las perspectivas. En ese
punto central confluyen varias líneas:
las horizontales, las verticales y las diagonales.
Las horizontales muestran la capacidad del
Yo de mirar a su alrededor y también hacia atrás, al pasado, y hacia delante,
al futuro, a los proyectos venideros. Las
líneas verticales te permiten mirar hacia abajo, a las emociones, pasiones e
instintos, con los que convives, y también mirar hacia arriba, ascender a los
pensamientos elevados, a la espiritualidad. Las líneas diagonales, el aspa, te
indican que no eres una isla, que estás conectado/a formando parte de entornos más
grandes que tu persona: familia, sociedad, cultura, historia, naturaleza,
evolución, planeta, universo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuia6-Bp_kWjU7FgafBJZrf95xoi3Y5_gGSJO4X_04Qp54qHWnoSriJx8-acT-igPP7dCjnHINKD8EP5tzyP87Hm63jkuJKlFugSRnc_ES0o9qlMTUDUnLqLPbvolptPdnSa0sKn6zxNk/s400/52+Punto+central+del+Crism%25C3%25B3n.jpg) |
Punto
Central del Crismón de Castro. Centro de gravedad permanente y el lugar místico
donde el Yo personal contacta con Dios. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
El
punto central es la consciencia testigo, el testigo consciente, y la sede del libre
albedrío; de la voluntad de decidir y ordenar la propia conducta. Desde
allí puedes decidir dejarte llevar por tu
naturaleza animal (necesidades
corporales, impulsos agresivos, apetitos sexuales, instinto de territorialidad,
celos, ambición egoísta…) y ser determinado por la misma, o puedes decidir elevarte a tu naturaleza racional y, con tu naturaleza animal -de la que no puedes
desprenderte por mucho que trates de ignorarla-, gestionar tus destinos.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJNP-9WcRWMaNoRE8XtbYnHEJjJHdx_lOKTaytkdqLtTzLEZOQa9nLGCdxrV2KcQ_KlE70VAV2e17fm7RHFMw1EDVOSYfhluAmn0tLmO9OyHqotSAOEH-8DUDSqNaClECozFgvfZ122J0/s400/50+Doble+naturaleza+animal+y+racional.jpg) |
La doble
naturaleza animal y racional del ser humano representada en el Crismón de
Castro. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
Abundando
en estos conceptos, el Crismón puede funcionar como representación de
la evolución filogenética del cerebro.
El
psicólogo transperonsal Kent Wilber
(Wilber, 1987) afirma que el desarrollo ontogenético del cerebro humano reproduce la evolución filogenética del cerebro de los animales vertebrados. De
tal modo que en el cerebro de la persona adulta pueden identificarse como tres
pisos: en el primero se encuentra el primitivo cerebro del reptil, sobre éste, en el segundo piso, el cerebro del mamífero
irracional y, en el tercer piso, rodeando las estructuras anteriores y culminando la evolución, se halla la neocorteza, sede del lenguaje, de la razón, de las creencias, de la percepción
del tiempo, de la consciencia y del libre albedrío.
Los
tres niveles se interpenetran, de tal modo que los más evolucionados incorporan
a los anteriores y los trascienden. La actividad en un nivel suele reflejarse,
producir un movimiento en los otros niveles, por ejemplo, un pensamiento se
refleja en una emoción y ésta en una sensación y ésta, a su vez, en una
conducta, y, a la inversa, una conducta produce una sensación, una
emoción y estimula un pensamiento.
Kent Wilber
(Wilber, 1987) sostiene que el cerebro alto, a modo de jinete, debería llevar
las riendas del caballo, es decir, de los cerebros inferiores. Convivimos con
emociones, pasiones e impulsos, que nos conforman, son parte de nuestra
naturaleza, pero no toda nuestra naturaleza, también tenemos neocorteza. Hacer
lo que sientes, lo que te apetece en cada momento te reduce a tu condición
animal, te convierte en esclavo de la misma. La sede de la libertad, del libre albedrío,
se encuentra en el cerebro alto, en ese centro donde te haces
consciente, al que los psicólogos y filósofos, ya lo hemos dicho, denominan Yo
y que en el Crismón aparece representado por el punto central.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWk7c-cX0af7XtAYiduDpJJSWILeS1EZAczEXOJhQOZAQ4a2TLzMXkJ3fTEmyZ2aRNv4Bqe4dqwmbWhXMb_CUR2gHMqUXQoKcTv2UHOHHUbKXqo5e1Bhwq0OhXvjYNYLk_cSIXWKR_pjM/s320/51+cerebro+y+niveles+de+existencia.jpg) |
El
Crismón de Castro como mapa de la evolución filogenética y de los niveles de
existencia. Autor: Pedro Bardají Suárez.
|
Al místico no le
basta con alcanzar el punto del libre albedrío, va un paso más allá, busca que su alma
experimente el contacto con Dios. Ese encuentro puede realizarse sin necesidad
de viajar a renombrados templos ni a lugares singulares. Dice la Biblia: “Vuestro cuerpo es santuario del Espíritu
Santo… Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo” (1 Corintios 6,
19-20) (Biblia de Jerusalén, 1975). Cualquier momento, lugar o circunstancia es
buena para recogernos en nosotros mismos y buscar nuestro Yo, esa zona ya
descrita del cerebro-mente desde la que nos damos cuenta y tomamos las mejores
decisiones. Y ahí, desidentificados, en ese centro personal, en esa atalaya desde la que todo se contempla, conectaremos, en la medida que nuestra naturaleza lo permita, con el buje de la gran rueda, con la base, con la fuente infinita, con el Creador. Son siempre encuentros temporales (Lanza del Vasto, 1976).
Ese centro de
gravedad permanente es un socorrido punto de recarga al que acudir a diario en busca de abrigo,
sosiego, equilibrio. Una parada de avituallamiento donde despejar la mente antes de volver a las batallas cotidianas. Un punto y seguido en el que nuestro espíritu recupera el aliento, se vivifica y asume, si así lo quiere, la responsabilidad de colaborar, cocrear con Dios en el gran telar, siendo humilde hilo que teje una trama que a su vez a todo y a todos nos entreteje.
12- EL CRISMÓN DE CASTRO
UN MAPA DE VIDA PARA EL CRISTIANO
Cinco signos del Crismón de Castro lo convierten en una guía de vida.
Los cinco elementos son: 1º
la línea horizontal, 2º las letras Alfa y Omega, 3º el
monograma de Cristo XPS (Xpistos - Χριστός), 4º el punto central del Crismón y 5º la rueda. Estos elementos constituyen un práctico y funcional mapa para la peripecia vital del cristiano y,
por extensión, para cualquier ser humano,
también para ti, pues bastará con que sustituyas
las palabras de connotación cristiana por otras más afines a tu campo semántico
para que te resulte igual de útil.
La
línea horizontal representa la línea del tiempo y el río de la vida. De ella penden dos letras, alfa y omega. Tu nacimiento, tu entrada en el río, lo representa la letra alfa (A), primera letra del
alfabeto griego (punto alfa). El final de tu viaje en la Tierra lo representa la letra omega
(ω), última letra del alfabeto griego (punto omega). Entre el punto alfa y el punto omega están tus etapas evolutivas, tu peregrinar por este mundo. En ellas se cruza Jesucristo, XPS (Xpistos - Χριστός), como una
brújula en el camino y, a la vez, como un apoyo al alcance de tu voluntad, de tu YO representado por el punto central del Crismón. Al cruzar el punto omega, la rueda del Crismón conducirá tu espíritu a otro nivel, a una nueva
forma de existencia. Al igual que la
mariposa abandona la crisálida para iniciar una vida transformada, el
alma abandonará el cuerpo para seguir viviendo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvtTJosnJ2YAOR5W0KNGZJT64WrWBGx2xyaO89kyfmCQdMexq8fyY5Lut-5D_yu7v68uLneoRU_Gc1fJxIUF8W2dTnXlsolbdKFKlAj4uhye9LRVOnshPnNV5XdBILpqqTNFsHZWVSn98/s400/53+R%25C3%25ADo+de+la+vida+y+Cristo.jpg) |
El
Crismón de Castro, un mapa de vida para el cristiano. Autor: Pedro Bardají
Suárez.
|
Jesucristo
es Dios hecho hombre, el modelo a imitar.
La iglesia divide el año en periodos o tiempos litúrgicos con los que conmemora
su vida, desde antes de su nacimiento, niñez, edad adulta y, finalmente, su
pasión, muerte y resurrección. Un ejemplo de ciclo biográfico en el que
mirarnos, una fuente de recursos en la que apoyarnos.
Tu
ciclo vital, de no verse prematuramente truncado, pasará también por las fases
de nacimiento, niñez, juventud, vida adulta y muerte. En el viaje madurarás, asumirás
responsabilidades, misiones y, en medio
de las alegrías de la vida, de los éxitos, del amor, de esas situaciones especiales
en las que vibrarás con todo, en medio de la danza, te saldrán al encuentro decepciones, sufrimientos, fracasos,
injusticias, dolor, confusión, momentos que te harán flaquear. Recuerda, en esos momentos no
estarás solo, Jesucristo (XPS) estará siempre cerca, a tu alcance.
Dicen
que el cristiano se acuerda de Santa Bárbara cuando llueve. En las épocas de tormenta, en
la tribulación, te conviene recuperar tu centro, tu Yo,
representado en el punto central del
Crismón, y conectarte con Jesús, tu salvador, el faro que orientará tu camino. Recogimiento, unos instantes de silencio, contemplar en quietud y orar: “Jesús
mío, Dios mío ayúdame”; lo repetirás “ayúdame
Dios mío”; una vez más… Y surgirá en tu interior una sensación de
seguridad, de control y una disposición hacia la búsqueda de soluciones, hacia
una mejor adaptación a las circunstancias. La conexión y la visualización positiva y esperanzada disiparán la confusión y la oscuridad. Dice Jesús: “Yo soy la luz del mundo; el
que me siga no caminará en la oscuridad sino que tendrá la luz de la vida” (Juan,
8, 12) y “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí”
(Juan, 14,6) (Biblia de Jerusalén, 1975).
Y al llegar al punto omega, al final del trayecto en este mundo, harás la entrega de la vida
recibida y disfrutada al Creador, como hizo Jesús en el Monte de los Olivos y
en la Cruz: “Padre mío, si esta copa no
puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad” (Mateo, 26,42) (Biblia
de Jerusalén, 1975); “Si no puede ser mi
voluntad hágase la tuya, te entrego mi voluntad y mi espíritu, acógeme en tus
brazos… en tus manos mi seguridad y mi salvación”. Y en esta disposición,
arropado por Dios, iniciarás el viaje a la otra vida, al reencuentro con los queridos
antepasados que te precedieron en el viaje, hacia un luminoso y esperanzador
horizonte.
13- EL SÍMBOLO DE DIOS
El
Crismón es la representación de Dios. De él venimos cuando nacemos y al regresamos cuando morimos.
En
el Crismón se crean todas las cosas y todas subsisten en él: visibles e
invisibles. En el Crismón están representados el mundo mineral, el vegetal, el
animal y el espiritual; el orden y el caos; lo inmanente y lo trascendente; el
arriba y el abajo; lo grande y lo pequeño. El Crismón es el gran crisol. Es la
máquina, quien ha creado la máquina y quien la maneja. Es el Todo.
Dios está en todo y todo está
en Dios pero no de igual manera, es decir, cada parte está en
el Todo (en el Crismón) pero no es el Todo, ni posee por igual al Todo, ni
tiene el mismo peso e influencia en el Todo. Por ejemplo, Tú, Yo y cuanto nos
rodea formamos parte de ese Todo pero, aun siendo de la misma energía, vibramos
a distintos niveles de desarrollo y autoconsciencia.
Cuando
pronunciamos las expresiones “a Dios”, “con Dios” estamos
reconociendo que Dios nos circunda, que no salimos del Crismón. Es a Dios
invisible al que encontramos en las cosas visibles y materiales. El Crismón es
Dios. En el Crismón vivimos, nos movemos
y existimos, peregrinos del tiempo y de este mundo.
Permitidme
como colofón a este artículo, echar una última mirada al Crismón. Mirémoslo
juntos. Veréis que funciona como un espejo. Entornad un poco la
mirada, un poco más y comprobaréis, fijaos bien, que estamos en su interior,
representados en este preciso instante, aquí y ahora mirando al Crismón dentro
del que vivimos. Porque el Crismón es todo cuanto existe. El Crismón es Dios. No hay símbolo más grande, elegante e
ilustrativo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXUZ9w9TtuO3SqDy25cZM7_zQVVTcV70RpetZY9o87u57bpuxe_eVQ7HPs469NdLyhhw-M5ecHQFbxP9Ri9jhFJmnY8qgia2Ao52fP3fYnjt3xhMBWiK34OcFvFsFtto1d2Lg3Cl-S_Pw/s400/55+Crism%25C3%25B3n+foto+de+Fernando+Mart%25C3%25ADn+Bravo.bmp) |
Crismón
de Castro. Autor de la foto: Fernando Martín Bravo.
|
14- BIBLIOGRAFÍA
Biblia de Jerusalén
(1975), Salmos. Eclesiástico, Libro de Isaías, Evangelio según San Mateo, Evangelio
según San Juan, Primera epístola de San Pablo a los Corintios, Apocalipsis,
Edición española dirigida por José Ángel Ubieta, Editorial Desclee de
Brouwer, Bilbao, ISBN: 88-330-0022-5.
Catecismo de la Iglesia Católica
(2018), Librería Editrice Vaticana.
Compendio del catecismo de la Iglesia
Católica (2005), Librería Editrice Vaticana.
Dara medieval, Reyes
de Aragón, https://dara.aragon.es/opac/doma/reyes.jsp
Del Arco Garay, Ricardo (1942), El Templo románico de Castro, publicado
en el Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 111, pp. 291-325.
Esparza, Javier
(2009), La gran aventura del reino de
Asturias: así empezó la reconquista, Editorial La esfera de los libros, ISBN:
9788497348874.
Esteban Lorente, Juan Francisco
(1993) Las inscripciones del tímpano de
la Catedral de Jaca, Artigrama revista del Departamento de Historia del
Arte de la Universidad de Zaragoza, Nº 10, 143-162,. ISSN 0213-1498.
Esteban Lorente, Juan Francisco
(1999), El tímpano de la catedral de Jaca
(continuación), Aragón en la Edad Media, Nº 14-15,1, 541-472,. ISSN
0213-2486.
Fernández Ochoa, Carmen; Gil Sendino, Fernando y Salido Domínguez, Javier (2013), Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias: los crismones de la villa romana de Veranes (Gijón), Gerión revista de historia antigua, vol. 31, 385-416.
García Omedes, Antonio,
Crismón de la Catedral de Jaca, http://www.romanicoaragones.com/0-Jacetania/06-Catedral04a.htm
García Omedes, Antonio
(2019) La Simbología del Románico en la
Iglesia de San Román de Castro, Conferencia impartida dentro de los actos
de celebración de los 900 años de la Consagración de la Iglesia de de San Román
de Castro 1120-1920, La Puebla de Castro, 28 de septiembre de 2019.
Hawking, Stephen (2018), Breves respuestas a las grandes preguntas,
Editorial Crítica, Barcelona, ISBN: 9788491990437.
Lactancio, Lucio Celio Firmiano (1992), Sobre
la Muerte de los perseguidores, Editorial Gredos,
Madrid, ISBN: 9788424902438.
Lanza del Vasto (1976),
Umbral de la vida interior, Editorial
Sígueme, Salamanca, ISBN 84-301-0699-5.
Lema Pueyo, José Ángel (1990),
Colección diplomática de Alfonso I de
Aragón y Pamplona (1104-1134), Fuentes documentales medievales del País
Vasco, Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, ISBN
84-87471-13-7.
Maspero, Giulio (2012), La Santísima
Trinidad, https://opusdei.org/es-es/article/tema-5-la-santisima-trinidad/
Matarredona Sala, Francisco (2006),
El crismón medieval trinitario,
Románico, 2, pp. 28-33, https://www.academia.edu/19908205/El_crism%C3%B3n_medieval_trinitario
Matarredona Sala, Francisco, Crismones
trinitarios medievales. Un símbolo pétreo genuino de los reinos de Aragón y
Navarra Épocas románica y protogótica (siglos XI –XIII), https://www.academia.edu/20021465/Crismones_trinitarios_medievales._Un_s%C3%ADmbolo_p%C3%A9treo_genuino_de_los_reinos_de_Arag%C3%B3n_y_Navarra_%C3%89pocas_rom%C3%A1nica_y_protog%C3%B3tica_siglos_XI_-_XIII_
Misal Romano tercera edición típica
(2016), Conferencia Episcopal Española.
Montero Vallejo, Manuel (2004), El crismón jaqués en Madrid, prueba de la
antigüedad de la Iglesia de san Juan, Madrid revista de arte geografía e
historia Nº6, 237 -257.
Naya Franco, Carolina (2018), Los ajuares reales de San Juan de la Peña:
piedras preciosas romanas reutilizadas en la baja edad media para los aderezos
de los reyes de Aragón. Panteones reales de Aragón, la memoria de un linaje
(siglos XI-XII), Edición Gobierno de Aragón, ISBN 978-84-8380-388-2.
Olañeta Molina, Juan Antonio,
Crismón de la Ermita de Castro, http://www.claustro.com/Crismones/Webpages/Catalogo_crismon.htm
Olañeta Molina, Juan Antonio (2017), De Roma a los Pirineos. Génesis, evolución y lectura del crismón, Enciclopedia del románico en Aragón, Páginas 97-130, Director José María Pérez González, Coordinador Domingo J. Buesa Conde, Editores Fundación Santa María la Real, Centro de Estudios del Románico, ISBN 978-84-15072-94-2.
Rahula, Walpota (1996), Lo que Buda enseñó, Editorial Kier,
Buenos Aires (Argentina), ISBN: 9789501710076.
Robles Carriche, Alejandro (2015), Hoc signo victor eris: el crismón como nuevo
símbolo del poder imperial. Su reflejo en las acuñaciones monetales de la
dinastía constantiniana, Antesteria Nº4, 297-310, ISSN 2254-1683.
Rubio Sadia, Juan Pablo (2012), La introducción del canto gregoriano en
Aragón: etapas y vicisitudes de un proceso de asimilación (siglos IX-XII), Jornadas
de Canto Gregoriano. XV y XVI, Páginas 171-201, Editado por Institución Fernando
el Católico.
López Novoa, Saturnino (1861), Historia de la muy noble y muy leas ciudad
de Barbastro y descripción geográfico-histórica de su diócesis, vol. II,
pág 278.
Viruete Erdozáin, Roberto
(2013), La colección diplomática del
reinado de Ramiro I de Aragón (1035-1064), Fuentes históricas aragonesas
66, Institución Fernando el Católico. Zaragoza,
Wilber, Kent
(1987), El paradigma holográfico. Una
exploración en las fronteras de la ciencia, Editorial Kairós, Barcelona, ISBN:
9788472451735.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdYQY_dyKfYaW_nFWL2eO7akW2ZoPW38J_GARTKJ0ijwAFZJSmV8D8jtKdRGEnHKLW5IBoVumizGu4ydHOx2Vt3uEqNUSKaBkqFdg8YmWiy8N1H9Tlqz_peykRQGGujWIyRW-3XvwbE7c/s400/56+Crism%25C3%25B3n+policromado+sobre+la+Puerta+de+Castro.JPG) |
Crismón
de Castro. Reconstrucción del aspecto original
en base a los restos de
policromía conservados.
Autor: Pedro Bardají Suarez. |