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TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO DEL GÓTICO LINEAL DE LA PUEBLA DE CASTRO

TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO DEL GÓTICO LINEAL DE LA IGLESIA DE CASTRO

 Autor del artículo: Pedro Bardají Suárez

Puede clicar sobre las fotos para disfrutarlas a mayor tamaño 

Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

Estas fantásticas pinturas al temple sobre tabla, de San Pablo y San Pedro, formaban parte del primitivo retablo del gótico lineal de la iglesia románica de San Román de Castro. Se conservan en el joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. 

Fechadas en 1303 corresponden a un estilo pictórico de transición entre el románico y el gótico, conocido como gótico temprano (porque van a ser las primeras manifestaciones del nuevo estilo gótico), francogótico o gótico francés inicial (dado que su origen hay que ir a buscarlo a Francia), gótico lineal (ya que predominará la línea sobre el color) o protogótico.

ÍNDICE

  1. INTRODUCCIÓN: TESOROS DE LA IGLESIA DE CASTRO
  2. DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA IGLESIA DE CASTRO PREVIA AL RETABLO GÓTICO LINEAL
  3. VICISITUDES DEL RETABLO GÓTICO LINEAL Y DE LAS TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO
  4. EL GÓTICO LINEAL
  5. TÉCNICA Y DESCRIPCIÓN DE LAS TABLAS
  6. RESTAURACIÓN DE LAS TABLAS
  7. BIBLIOGRAFÍA 

Iglesia románica de San Román de Castro. Autor de la foto: Rafael Franco Suiles.



1- INTRODUCCIÓN: TESOROS DE LA IGLESIA DE CASTRO

Desde su consagración al culto, en 1120, la iglesia románica de Castro fue progresivamente engalanada con obras de incalculable valor, realizadas por los mejores maestros de cada época, manifestación de la devoción de los fieles, del influyente abadiado allí residente y de la atención y mecenazgo que los Señores de la Real Casa de Castro dispensaron siempre hacia este templo madre, en el enclave donde nació la Baronía de Castro.

El origen del Abadiado de Castro, dice el historiador y sacerdote Saturnino López Novoa (1861), se remonta al año 775 cuando el rey de Francia (Carlomagno) liberó temporalmente a Castro del dominio moro y dio su iglesia a los Benedictinos que permanecieron en ella hasta el 1466. La conquista cristiana de Castro en el 775 fue efímera; el Emirato de Córdoba no tardó en recuperar el poblado de Castro para al-Ándalus permitiendo, así lo pensamos, que aquellos primeros benedictinos se instalaran en una primitiva iglesia denominada San Román el Viello para atender las necesidades de la colonia de cristianos mozárabes del lugar. La plaza fue conquistada definitivamente para los cristianos por el rey de Aragón  Sancho Ramirez en 1083. Poco después se levantó la que actualmente conocemos como Iglesia románica de Castro con dependencias anexas, a las que se trasladó el Abad y su clero.

Aquel rey de Francia (Carlomagno) que en el 775 llevó los Benedictinos a Castro, apoyó, unos años después (en torno al año 800), al rebelde Bahlul ibn Marzuq (de la familia de los Uskara), habitante de un enclave vecino a Castro. Esta historia es paralela a la pervivencia del Abadiado de Castro. Como decía, Carlomagno apoyó  el levantamiento de Bahlul, del Castillo de Muns y del poblado de Mialica (actual Peña del Calvario de La Puebla de Castro) contra al-Ándalus. El libertador Bahlul logró arrebatar a los musulmanes todo el rico Valle del Ebro para crear un reino independiente. En el 802 murió Bahlul y sus ideales de justicia y territorios volvieron al dominio islamita de Córdoba. La memoria y hazañas de este héroe trascendieron fronteras al quedar recogidas en el poema épico árabe “La Archuza de Bahlul”. Posteriormente, así lo sostienen los arqueólogos José Ángel Asensio y Mª Ángeles Magallón (2011), sobre el Castillo de Muns, Abd al-Rahaman III, primer Califa de al-Ándalus, levantó (entorno al año 937) la fortaleza oficial más al norte del Califato de Córdoba, en la Marca Superior, identificada como Castro Muñones.

Avancemos en el tiempo y retomemos la historia del Abadiado. En el año 1250, la jurisdicción eclesiástica del Abadiado abarcaba el propio poblado de Castro, Barasona, Peraltilla (Casa de Peralta) y la recién fundada Puebla de Castro (Carta Puebla del año 1250: documento por el que el rey de Aragón Jaime I el Conquistador otorga el privilegio a los habitantes del poblado de Castro para poder habitar esta nueva población).

El Abadiado sufrió una importante transformación al crear el rey Jaime I el Conquistador la Baronía de Castro (jurisdicción señorial), en torno también al año 1250, para su hijo Fernán Sánchez. Las tierras fundacionales de la Baronía incorporaban las del importante e histórico Abadiado de Castro (jurisdicción eclesiástica) con lo que, al pasar los territorios del Abadiado a formar parte de la Real Casa de Castro, se transformó en Abadiado de Patronato. Es decir, sería, en adelante, el Señor de Castro quien elegiría al Abad y lo presentaría al Sr. Obispo para que lo nombrara oficialmente.

Iglesia de San Román de Castro. Por encima de la iglesia se aprecian los restos del castillo, por debajo de la iglesia, los restos del poblado de Castro. Autor de la foto: Pere elbaroncolorao

La Baronía de Castro progresó y amplió sus dominios territoriales hasta llegar a ser una de las 8 grandes casas del reino de Aragón (reconocimiento concedido en la Cortes de Monzón de 1533 por el Emperador Carlos I). Los Señores de Castro, que lógicamente residían en lugares más cómodos que el enriscado poblado de Castro, mantuvieron siempre presente su lealtad y atenciones a la raíz, al origen de la Casa, representado en la iglesia de Castro. Saturnino López Novoa (1861) escribe sobre la Iglesia de Castro: “Ésta fue, sin duda, una de las iglesias más ricas de Aragón, conteniendo muchas y preciosas obras y joyas de valor que recibió de la mano bienhechora de sus esclarecidos patronos”.

Alfarje mudéjar del coro de la Iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

Señalaré algunos de los tesoros que embellecieron la iglesia de Castro precedidos por las fechas aproximadas de su creación:
  • 1120:  Pinturas murares románicas (desaparecidas), pila bautismal, capiteles historiados en el ábside y cruces de consagración.
  • 1303:  Retablo del gótico lineal. Solo se conservan las tablas de San Pablo y San Pedro, motivo del presente artículo.
  • 1370Alfarje mudéjar decorado con pinturas al temple sobre la madera previamente preparada y recubierta de una capa de yeso.
  • 1450-1500Balcón de la Marquesa: tribuna de madera de estilo gótico flamígero. Se conserva en el Coro de la Parroquial de La Puebla de Castro.
  • 1495-1500:  Retablo gótico de San Román. Actualmente preside la Parroquial de La Puebla de Castro.
  • Tenemos noticia a través de los registros escritos de las visitas pastorales, corroborado por marcas y cicatrices en el templo, de la existencia de varios retablos y altares de menor tamaño en los muros laterales, así como de sillería y órgano en el coro; todo ello desaparecido.


Balcón de la Marquesa. Tribuna de madera de estilo gótico flamígero del s. XV en su ubicación original en la Iglesia de Castro: en el arco triunfal, en el lado del evangelio. Foto del año 1908. Autor de la foto: Julio Soler Santaló.


Las Tablas de San Pablo y San Pedro junto a numerosos objetos de orfebrería y ajuar litúrgicos, ropas talares, reliquias, etc. provenientes de la Iglesia de Castro, se conservan actualmente y se muestran al visitante en el joyero museo de la Iglesia parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro.

Sr. Obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, D. Ángel Pérez Pueyo contempla las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro en el joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro acompañado de la Informadora Turística Local Dª Esther Vea-Murguía Estivariz. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.



2- DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA IGLESIA DE CASTRO PREVIA AL RETABLO GÓTICO LINEAL

Para los habitantes de la edad media, la mayoría no sabían leer, Las iglesias eran auténticos libros de adoctrinamiento, sus muros, como páginas engalanadas con pinturas y esculturas, mostraban la historia sagrada.

De acuerdo a las aportaciones de los expertos y a las convenciones y paralelos de la época, el interior del templo de San Román de Castro (consagrado en 1120), debió estar decorado con profusas y coloristas pinturas murales hoy desaparecidas.

Isidro G. Bango Torviso, catedrático de arte antiguo y medieval de la Universidad Autónoma de Madrid, sostiene que las iglesias románicas no se consideraban totalmente acabadas hasta que sus muros se cubrían de pintura. Antonio García Omedes, de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, en su Introducción al Románico afirma que el templo románico no se consideraba acabado hasta tanto no estuviera enfoscado y convenientemente dotado de un programa pictórico adecuado. Anna Orriols i Alsina (2014), historiadora y profesora de Historia del Arte Medieval en la Universidad Autónoma de Barcelona, sostiene que el interior de las iglesias románicas debía cuanto menos ambicionar el recubrimiento pictórico de todos sus muros, bóvedas e incluso de los soportes arquitectónicos (estos últimos se pintaban imitando el veteado del mármol, con mayor o menor fortuna, y otras se decoraban con figuración).

Pintura mural románica decorando el ábside y paredes de la iglesia de Santa María de Tahull en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Atribuida al Maestro del Juicio Final, año 1123. Autor de la foto: Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Los expertos coinciden en destacar que las paredes de las iglesias románicas, en especial sus ábsides y capillas, solían estar decoradas con abundantes pinturas murales, lo que se ha denominado como “horror vacui”, es decir, la necesidad de llenar los muros como reacción a la obscuridad de los edificios y a la atmósfera vital. Con el paso del tiempo, las pinturas románicas quedaron escondidas detrás de retablos, encaladas o perdidas para siempre.

Aquella luminosidad pictórica inicial contrasta con la mayoría de los templos románicos que han llegado a nuestros días y que han sufrido la moda, opino que nada despreciable, de restaurarlos dejando la piedra interior vista y limpia, eliminando de ellos los pocos restos supervivientes del recubrimiento y pintura original que un día revistieron sus muros.

Pintura mural románica decorando el ábside de la iglesia románica del s. XII de San Vicente Mártir de Vió en la comarca del Sobrarbe, Huesca. Autor de la foto: http://www.romanicoaragones.com/1-Sobrarbe/99023-Vio.htm

Analicemos el influjo, la moda pictórica, que caracterizó el periodo en que el gran prelado San Ramón de Roda (obispo de Barbastro-Roda) ocupó la silla episcopal (1104-1126). Acaso por ser conocedor y apasionado del arte pictórico transpirenaico alentó la decoración con pinturas murales de las iglesias románicas consagradas por él y pertenecientes a su diócesis. En esos años, entre los grandes pintores italianos y franceses que dejaron obra en la zona limítrofe de Aragón y Cataluña se encuentran: el Maestro de Maderuelo, el de Tahull, el del Juicio Final y el de Pedret. El Maestro de Tahull pintó el ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull (Alta Ribagorza, Lérida) y el Maestro de Juicio Final pintó las naves de la iglesia de Santa María del mismo lugar; estas iglesias pertenecieron al obispado de Roda y fueron consagradas por San Ramón en 1123. El Maestro del Juicio Final realizó también los frescos del ábside de la iglesia de Susín (Huesca). San Ramón promovió la decoración con pintura mural románica de la Capilla de San Agustín, en la actual Catedral de Roda de Isábena, obra atribuida al Maestro de Pedret. Dentro del periodo temporal descrito se encuentra la consagración, el 1 de febrero de 1120, por este mismo obispo, San Ramón de Roda, del templo de Castro.

Pintura mural románica decorando el ábside, arco triunfal y paredes de la iglesia de San Clemente de Tahull en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Atribuida al Maestro de Tahull, año 1123. Autor de la foto: David Monniaux.

El contexto histórico, artístico y territorial referido hace plausible que, de forma equiparable a los templos mencionados, la iglesia de Castro estuviera también decorada con pinturas murales por aquellos extraordinarios maestros; quizá pinturas ejecutadas al fresco con retoques de terminación al temple, ocupando el ábside, los muros del presbiterio, la bóveda de cañón, los arcos fajones y los laterales de la nave, con las escenas típicas: el pantocrátor, narraciones bíblicas o hagiográficas… pinturas que, como en tantas iglesias, no han llegado a nuestros días. 

Pintura mural románica de la iglesia de los santos Julián y Basilisa de Bagüés (Zaragoza) expuesta en el Museo Diocesano de Jaca.  Las pinturas de este templo románico corresponden a la primera mitad del siglo XII. Es uno de los pocos ejemplos conservados de como los templos románicos recibían un acabado de decoración pictórica sobre base de enlucido. Las pinturas murales del ábside y la nave constituían un catecismo gráfico para adoctrinar a los fieles, narran la historia de la humanidad y su salvación por Jesucristo. Autor de la foto: Fernando Alvira Lizano.


A continuación podrán disfrutar un AUDIOVISUAL del Museo Diocesano de Jaca sobre las pinturas murales románicas de la “Sala Bagües”:






Con el paso del tiempo la pintura mural románica fue desplazada en los templos por una nueva corriente artística de arte mueble, los retablos, como divulgadora del mensaje cristiano. A diferencia de la pintura mural que se ejecutaba sobre la pared y exigía que los artistas se desplazaran a la iglesia para realizarla “in situ, la aparición de la pintura sobre tabla permitió a los artistas pintar los retablos normalmente en sus talleres y, una vez terminados, desplazarse para armarlos a la ubicación de destino

Pienso que, una vez más, el Abad y los Señores de Castro quisieron engalanar su querido templo de Castro con la nueva moda decorativa y que encargaron una obra de vanguardia a la altura de sus mecenas: el retablo del gótico lineal. El historiador e hispanista estadounidense Chandler Rathfon Post (1930) considera, como veremos más adelante, que el maestro que realizó el retablo era aragonés.

La nueva joya, de gran envergadura, se instaló en el año 1303 detrás de la mesa del altar, en el presbiterio, tapando con desdén, como se ha visto en otras iglesias, la previa pintura mural románica del muro absidal y también el potente y espectacular efecto simbólico de la luz entrando al punto del día por los vanos del ábside hacia el altar, la denominada “luz de Cristo”, con el que los maestros constructores del románico dotaron en su diseño original al templo.

Interior de la iglesia de San Clemente de Tahull, en la que se aprecia la colocación de un retablo gótico tapando las pinturas murales románicas previas. Autor de la foto: Lluís Domènech i Montaner, año 1904,  archivo histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña.



3- VICISITUDES DEL RETABLO GÓTICO LINEAL DE CASTRO Y DE LAS TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO

El retablo del gótico lineal estuvo colocado en el presbiterio, tapando parte del muro absidal. Al parecer pereció bajo las llamas de un incendio. De la deflagración se salvaron, además de las dos tablas de San Pablo y San Pedro, las puertas del tabernáculo o sagrario (hoy desaparecidas) y uno de los maderos de su armazón (también desaparecido) que contenía la inscripción de la creación del retablo: año 1303.

Para sustituir la pérdida se encargó un nuevo retablo, el conocido como retablo de San Román de Castro, de estilo gótico, perteneciente a la escuela gótica aragonesa, llamada también corriente pictórica hispano-flamenca en Aragón. Fechado hacia 1495-1500 y vinculado a la mano de los talleres de los mejores artistas de la época en el reino de Aragón: Lovaina, Martín Bernat y Miguel Ximenez, siendo este último el pintor oficial del Rey Fernando El Católico. Bernat y Ximenez fueron alumnos aventajados del gran maestro cordobés Bartolomé Bermejo. En piezas de esta envergadura era frecuente concertar el contrato de obra a la colaboración de varios maestros pintores y sus talleres. 

Retablo gótico de San Román de Castro. Autor de la foto: Rafael Franco Suiles.

En la instalación del nuevo retablo gótico se reutilizaron algunas piezas salvadas del viejo. Así, a la viga o madero con la fecha inscrita de 1303, se le dio la misma utilidad, como soporte trasero. Las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal se destinaron a puertas de la sacristía: se colocaron a ambos los lados del nuevo retablo para dar acceso al pequeño espacio detrás del mismo hasta el muro absidal que funcionó como sacristía (la tabla-puerta de San Pablo del gótico lineal se colocó junto a la imagen de San Pablo del nuevo retablo gótico y, de modo reiterativo, la de San Pedro del gótico lineal junto a la de San Pedro del nuevo retablo). En la sacristía (tras el retablo) se conservaron durante años las puertas del tabernáculo del antiguo retablo del gótico lineal (hoy desaparecidas). Así lo vieron y dejaron testimonio escrito de ello, tras sus visitas a Castro, el historiador Ricardo del Arco y Garay en 1920 (lo cita también en “El templo románico de Castro” publicado en 1942) y, en 1928, el historiador norteamericano Post.


Retablo de San Román de Castro en su emplazamiento original en Iglesia de San Román de Castro. Las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal fueron utilizadas como puertas que cerraban y delimitaban un espacio detrás del retablo destinado a sacristía. Autor de la foto: Juan Mora Insa (tomada entre 1920 y 1936).

Veamos en detalle el testimonio de Post. El historiador e hispanista estadounidense Chandler Rathfon Post en su monumental obra “Una historia de la pintura española” (A History of Spanish Painting) Volumén 2 (publicado en 1930), recoge la visita que realizó, de propio, a la iglesia de Castro donde pudo contemplar la inscripción sobre la viga ya mencionada, con la fecha del primitivo y desaparecido retablo del gótico lineal. Las palabras que en la viga pudo leer eran: “Fo feito lo present retaulo anno MCCCIII” (fue hecho el presente retablo año 1303). Del análisis de la inscripción concluye lo siguiente: “…está escrito en Aragonés antiguo, lo cual descarta un origen catalán de la obra a pesar de que se encuentra en zona fronteriza entre las dos regiones; que la inscripción está en aragonés antiguo se indica con el artículo LO delante de PRESENT y la forma FEITO (hecho)”. Concluye que las formas como “ANNO” y “RETAVLO” de la viga y los nombres sobre las tablas “PAVLO” y “PEDRO” “muestran que no estamos tratando con catalán”. 

Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

De la visita que realizó el historiador Ricardo del Arco y Garay en 1920 a Castro se conserva una jugosa carta en el Archivo Diocesano de Barbastro que nos ha facilitado el investigador pueblense Rafael Franco Suiles. La carta está fechada el 20 de febrero de 1920, escrita y firmada de puño y letra por Ricardo del Arco y dirigida a D. Mariano Sesé Bailo, Canónigo de la Catedral de Barbastro. En ella describe las obras de arte que ha visto en su reciente visita a la Iglesia de Castro y formula el deseo y petición de comprar las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal para su propia colección, para colocarlas y disfrutarlas en su despacho. Afortunadamente dicha solicitud de venta no llegó a formalizarse.

En aquella fecha, Ricardo del Arco, afincado en la ciudad de Huesca, ocupaba, entre otros, los cargos de Delegado y Secretario de la Comisión Provincial de Bellas Artes Monumentos y Excavaciones, Director del Museo Arqueológico Provincial, y Correspondiente de la Real Academia de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.

Los dos protagonistas de la carta sufrieron una muerte trágica. Mariano Sesé Bailo fue fusilado por un grupo de milicianos antifascistas en Agosto de 1936 junto a 19 cristianos más, seglares y sacerdotes, en la tapia del cementerio de Barbastro (entre  el grupo de fusilados se encontraba el Cura párroco de La Puebla de Castro D. Manuel Arnal Esforzado). Ricardo del Arco falleció en 1955 atropellado accidentalmente por un vehículo militar en la Plaza de Navarra de Huesca. 

Carta del historiador Ricardo del Arco y Garay dirigida a Mariano Sesé Bailo (Canónigo de la Catedral de Barbastro), 20 de febrero de 1920. Archivo Diocesano de Barbastro. Facilitada por Rafael Franco Suiles.

Transcripción literal de la carta:
"Ricardo del Arco. Delegado regio provincial de Bellas Artes. Jefe superior honorario de administración civil. Huesca.
20 Febrero 1920
Sr. D. Mariano Sesé.
Mi querido amigo: Regresé con enfriamiento de Graus, y por eso no fui a ver a usted.
Estuve en Castro. Es un templo románico de la 1ª mitad del s. XII, de una nave. Contiene un precioso retablo mayor de tablas pintadas, del s. XV, de gran tamaño y excelente factura. Acaso sea obra del mismo que hizo el de Capella. Es una joya de deberá trasladarse a La Puebla de Castro. Hay también dos tablas del anterior, de comienzos del XIV, regularmente conservadas, pero que por su antigüedad son notables. Le digo que me apeteció comprarlas para mi despacho, y si eso fuera posible me alegraría mucho. Son San Pedro y San Pablo, sedentes.
El coro tiene tabla y policromía (figuras, escudos de armas, etc.) de fin del XIV. Madera. Muy notable. Y una tribuna con talla del XV, y ménsulas policromadas. Vale más el contenido que el continente, sobre todo el retablo mayor, de lo mejor de la provincia.
Cuando quiera usted enviarme esos datos de objetos arqueológicos vistos por usted en esa diócesis, se lo estimaré.
Saludos al Sr. Deán.
Muy suyo buen amigo…
Ricardo del Arco"

Terminaré este capítulo relatando el vaivén y exilio a Ginebra (Suiza) que llevaron las tablas de San Pablo y San Pedro en el contexto de la última Guerra Civil española (1936-39).

Duelo a garrotazos. Pintura de Francisco de Goya y Lucientes. Autor de la foto: Museo del Prado.

Antonio Torres Rausa (2004), historiador pueblense, cuenta como en agosto de 1936, por orden del Comité Antifascista de la localidad, se desmontó, en la iglesia de Castro, el retablo de San Román con las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal, así como el Balcón de la Marquesa (éste se desmontó en cuatro piezas). El aparatoso cargamento se trasladó a lomos de cuatro caballerías: se les ordenó realizar la faena a, Vicente Ferraz (de Casa Garrín), con sus dos mulas y a Antonio Mazana (de Casa Mazana), con sus dos burras.  Los bienes se descargaron en el pajar de la era de Cullé (actual era de Casa del Redondo). Meses después se trasladaron a la Abadía (habilitada entonces como Ayuntamiento) para juntarlos a la orfebrería y plata recogida de la iglesia, los relicarios de San Francisco Solano y Santa Rosa de Lima y otros bienes de uso y culto religioso requisados a particulares y casas vecinales. Allí, en la Abadía, se custodió el pequeño tesoro local salvado de la destrucción y la quema. Peor suerte habían corrido las enormes campanas de la torre que fueron despezadas, las imágenes de Santos, el gran retablo barroco escultórico de la Iglesia parroquial de La Puebla, o el magnífico órgano parroquial con su Trompetería de Batalla, que fueron arrasados y quemados.

La mazonería en oro que llevaban casi todas las tablas del retablo gótico de San Román, a modo de corona, desaparecieron en algún momento entre el desmontaje de las tablas en Castro y su salida de la Abadía para su incorporación al Tesoro Artístico Nacional.

Iglesia de Castro. Retablo de San Román de Castro. Foto tomada entre 1920 y 1936. Autor de la foto: Ricardo del Arco y Garay.

El 27 de noviembre de 1937, según consta en el Acta de Incautación de la delegación de la Junta Central del Tesoro Artístico de la República, que se conserva en el Archivo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La puebla de Castro, los objetos religiosos y de culto citados, depositadas en la Abadía, a excepción del Balcón de la Marquesa que no salió de La Puebla, se incorporaron al Tesoro Artístico Nacional. Mezcladas con las obras del Museo del Prado iban las tablas de San Pablo y San Pedro, en cajas, viajando junto al Gobierno de la República desde Madrid a Valencia, desde aquí a Figueras y finalmente, en febrero de 1939, a Ginebra (Suiza), donde fueron depositadas en el Palacio de las Naciones. El Museo del Prado nos ha facilitado fotocopias de las anotaciones del primer inventario que se realizó de las cajas al llegar a Ginebra, en concreto las anotaciones manuscritas del experto Neil MacLaren, Director de la National Gallery de Londres; en dichas anotaciones y en posteriores hojas escritas a máquina, aparecen signadas las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal así como el resto de objetos evacuados de La Puebla de Castro (las tablas del retablo gótico de San Román de Castro, los relicarios de San Francisco Solano y Santa Rosa de Lima, vestimentas sacerdotales, cruces procesionales y otras piezas de orfebrería). Durante los meses de mayo y junio de 1939 las cajas del Tesoro Artístico Nacional regresaron a España y en 1941 La Puebla de Castro volvió a recuperar su tesoro

Las cajas del Tesoro Artístico Nacional depositadas en el Palacio de la Sociedad de Naciones de Ginebra (Suiza). Año 1939. En estas cajas estaban las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal junto a las tablas del Retablo Gótico de San Román de Castro y a los relicarios de San Francisco Solano y de Santa Rosa de Lima y a otros bienes incautados en la Iglesia de Santa Bárbara de La Puebla de Castro el 27 de Noviembre de 1937.

Actualmente el retablo gótico de san Román de Castro preside la Iglesia Parroquial de santa Bárbara de La Puebla de Castro, las tablas de San Pablo y San Pedro, las ropas talares y la orfebrería se guardan y exhiben en el joyero museo, y las reliquias de San Francisco Solano y Santa Rosa de Lima se veneran en la Capilla de las Reliquias de dicha Iglesia.

Joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.



4- EL GÓTICO LINEAL

Se denomina gótico lineal al periodo artístico en el tránsito de la pintura románica a la pintura gótica. Recibe también las denominaciones de: gótico temprano (porque van a ser las primeras manifestaciones del nuevo estilo gótico), francogótico o gótico francés inicial (dado que su origen hay que ir a buscarlo a Francia), o protogótico.

Este estilo se da entre 1275 y 1350. El marco cronológico es flexible pues en todo periodo artístico se encuentran obras adelantadas a su tiempo y otras tardías por desconocimiento de las nuevas corrientes, por rechazo al cambio o por mantener, los mecenas, un gusto por el estilo anterior.

El gótico lineal, en cuanto estilo de transición, progresa a partir de la pintura mural románica incorporando las afluencias y avances del arte de la miniatura y de las vidrieras. Veamos estas aportaciones con más detalle.

Aportaciones del Arte de la Miniatura al gótico lineal. Los pergaminos y libros que contenían miniaturas se denominaban miniados o iluminados (ilustrados). El término “miniatura” viene de que las ilustraciones se realizaban con minio u óxido de hierro mezclado con colorantes naturales. Es característico de las miniaturas de esa época el empleo de encuadramientos arquitectónicos y de orlas vegetales, la viveza cromática y la presentación de escenas ordenadas en registros y en viñetas: biblias historiadas, salterios, pasionarios, códices y otros manuscritos iluminados. Estos registros facilitaron el intercambio cultural y la difusión de un estilo del que se nutrió el gótico lineal.

Misal oscense. Manuscrito iluminado, s. XIII. Archivo Catedral de Huesca. Autor de la foto: Fernando Alvira Lizano.

María Puértolas Clavero (2012) historiadora del arte, restauradora y Subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón, sostiene que el gótico lineal “…se difunde y llega al Alto Aragón a través del arte mueble, que es de fácil trasporte y, principalmente, a través de la miniatura. Los libros iluminados, fáciles de transportar por su poco peso, eran un objeto común de intercambio entre los canónigos de las grandes catedrales y entre los monjes de los monasterios, en los que casi siempre había un taller de miniaturistas y copistas, dedicados a reproducir y embellecer los textos sagrados. Con la llegada a Huesca de alguno de estos libros miniados procedentes de Francia, se generaría en torno a la catedral un taller de miniaturistas. Como era frecuente que estos artistas desarrollaran más de una actividad y se dedicaran a la miniatura y a la vez a la pintura mural y sobre otros soportes, en este taller habría que buscar el origen de esos conjuntos de pintura mural del Somontano, de la Hoya de Huesca o de estas bellas tablas del primitivo retablo de Castro”.

Aportaciones del Arte de las Vidrieras de las catedrales al gótico lineal. Con la evolución de la estructura del templo románico al gótico, la función didáctica y doctrinal de las pinturas murales románicas pasó a las vidrieras. Estas nuevas estructuras de vidrio y plomo inundaban el espacio con una luz trascendente, haciendo sentir al fiel allí presente casi como en el Cielo; la atmósfera del templo lo alejaba por unos instantes de sus miserias y penurias.

Vidriera de San Pedro en la sala capitular del monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas (Burgos). Consideradas la vidrieras más antiguas de España, aproximadamente del s. XIII. Representa al santo con formas estilizadas y alargadas. El artesano aplica firmes trazos de grisalla sobre vidrios de colores primarios de gran grosor. En 2007 Patrimonio Nacional encargó al taller de los Hermanos Barrio de Burgos su restauración. Autor de la foto: Miguel Ángel Valdivielso.

El gótico lineal adoptó rasgos estilísticos del arte traslúcido de las vidrieras, así lo vemos en sus pinturas donde las líneas perfilan figuras y zonas a colorear, recordando la confección de las vidrieras donde los trazados lineales emplomados acotan los campos de color. Las figuras de las vidrieras suelen ser estilizadas, de porte elegante, perfiladas por líneas que van marcando una cadencia sinuosa. Se utilizan colores vivos y brillantes, sin matices: el blanco, el rojo y el azul. Sobre el color del vidrio, el artesano vidriero aplica la grisalla para pintar sombras, rasgos, letreros o motivos decorativos. La grisalla era una mezcla de polvo de vidrio y oxido de hierro, diluida en agua y vinagre, que se aplicaba sobre el vidrio con pincel; luego se recocía la pieza para fijar la grisalla.



Vidriera de San Pablo en la sala capitular del monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas (Burgos). Consideradas la vidrieras más antiguas de España, aproximadamente del s. XIII. Representa al santo con formas estilizadas y alargadas. El artesano aplica firmes trazos de grisalla sobre vidrios de colores primarios de gran grosor. En 2007 Patrimonio Nacional encargó al taller de los Hermanos Barrio de Burgos su restauración. Autor de la foto: Hermanos Barrio.

Efectivamente el arte de las miniaturas y de las vidrieras hicieron progresar la pintura gótico lineal.

Contrastemos ahora las características generales de la pintura románica frente a las características de la posterior pintura gótica para comprender mejor las aportaciones del periodo intermedio gótico lineal.

Pintura Románica: presenta formas simples, simétricas, delimitando los contornos con líneas negras y trazos rígidos, las figuras suelen mirar de frente, son poco realista, hieráticas, no expresan sentimientos, colores brillantes, vivos y planos (sin apenas volumen, sombras ni matices), fondos monocromáticos o irreales con escasa representación de paisajes (las figuras suelen aparecer aisladas y atemporales) y carecen de perspectiva, utilizando para los personajes en escena la llamada perspectiva jerárquica, es decir, se disponen por tamaños según su relevancia o importancia.

Pintura Gótica: Las figuras se realizan con más detalle, son más expresivas, más naturales y realistas, aumenta la riqueza cromática, colores más vivos, más luz y se introducen cambios de tonalidad y sombras para crear volúmenes y corporeidad, las figuras componen escenas (se relacionan entre ellas e intercambian gestos), se incluyen fondos decorados con motivos paisajísticos y arquitectónicos propios de la época que dan profundidad o perspectiva y que sitúan la escena en un espacio y tiempo determinados.

Pintura gótica sobre tabla del 1495-1500. Tabla denominada “San Román en la hoguera” del retablo gótico de San Román de Castro. Actualmente dicho retablo preside la Parroquial de La Puebla de Castro. Asclepíades ordena encender una hoguera para quemar vivo a San Román junto a un niño de siete años, Barulas, a quien San Román había convertido al cristianismo. Los dos fueron salvados providencialmente por medio de la lluvia. El suceso tiene lugar al aire libre y delante de un paisaje que da profundidad a la escena. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

Ambos estilos, románico y gótico, comparten una finalidad didáctica y divulgativa: la de contar en imágenes, para aquellos que no sabían leer y escribir, la historia sagrada.

Así pues, el estilo Gótico Lineal en cuanto estilo de transición, se caracteriza por la primacía que se otorga a la línea, frente al color, como elemento constitutivo de la forma. Las líneas, con marcados tonos negros, limitan superficies que se colorean con un vivo cromatismo. Los colores son luminosos y planos sin que se aprecien variaciones tonales producidas por la luz. El movimiento se busca a través de una gesticulación elegante, en ocasiones exagerada, que responde a un ambiente y gusto cortesano. Los fondos son neutros, incluso dorados, y pronto se extiende el uso de marcos o encuadramientos arquitectónicos.

Rostro de San Pedro. Tabla de San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.



5- TÉCNICA Y DESCRIPCIÓN DE LAS TABLAS

Se trata de pinturas al temple sobre tabla. Según Puértolas Clavero (2012) “…sobre la madera, se ha aplicado una fina capa de preparación, un temple de huevo o de cola, para recibir la pintura. La tabla no está toda policromada: la pintura se ciñe a un marco de base rectangular con remate lobulado, perfilado en negro; y parte de la madera del soporte queda vista.

El historiador del arte y arquitecto D. José Gudiol Ricart (1971) afirma que el autor de las tablas dedicadas a San Pablo y San Pedro de Castro mantiene, en la composición pictórica: “… matices y elementos tomados de la tradición románica, como por ejemplo, un cierto descuido en la aplicación de las proporciones, y en el uso y combinación de los colores. Pero, y ahí está la evolución, ensaya una flexibilidad de formas y proporciones corpóreas inusitadas que, unidas a la estructura de los asientos, se abren hacia nuevos logros. Son, pues, ejemplares típicos en el tránsito de la expresión románico-gótica y se inscriben dentro del gótico francés inicial.”

La mitad superior de cada tabla presenta, dentro de un marco perfilado por una línea negra y rematado por un arco trilobulado, la efigie del santo, con su nombre a la altura de la aureola, escrito con caracteres góticos. El santo aparece descalzo, vistiendo túnica y sobre ésta manto o capa; sedente (sentado) sobre un trono de brazos laterales en forma de torres de dos cuerpos rematadas por chapitel de aguja y con respaldo decorado con pequeños arquillos y dibujitos de traza geométrica. Iglesias Costa (2004) señala que “…la riqueza de los sitiales olvida el simple taburete románico para iniciarse en un lujoso trono que con el tiempo terminará en suntuoso doselete de filigranas y fantasías”.

Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

Los Santos se pintan algo de perfil, con las cabezas y pies ligeramente inclinados y con una de las manos separada del cuerpo, con cierto aire de movimiento y naturalidad, alternando en las figuras la mano que sostiene el libro.

El dibujo y las líneas (muy marcadas) modelan las figuras, la caída de los ropajes, la expresión de los rostros y delimitan las zonas a colorear.

Los colores utilizados son: rojo, rosa, azul, verde, blanco y negro. Algunos de ellos se alternan siguiendo las pautas de la pintura románica. La figura de San Pablo se proyecta o destaca sobre un fondo monocromático rojo (fondo plano) y San Pedro sobre un fondo azul. San Pablo lleva un libro azul y San Pedro rojo. Ambos santos alternan también los colores verde y rosa de sus túnicas y mantos.

La mitad inferior de cada tabla presenta una cortina simulada que cuelga de una barra, motivo heredado de la pintura mural románica.

Los Santos Pablo y Pedro representan el Evangelio de Cristo y las columnas que sostienen el edificio espiritual de la Iglesia.

Rostro de San Pablo. Tabla de San Pablo del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

San Pablo aparece medio calvo, con barba que conecta con la zona del bigote, dejando limpio o afeitado el labio superior. En la mano derecha sujeta la espada, instrumento con el que fue martirizado (lo decapitaron) y símbolo de su misión evangelizadora, entregado al combate de anunciar la Palabra de Dios. En la mano izquierda sostiene el libro de sus epístolas (las cartas de San Pablo). 

Tabla de San Pablo del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

San Pedro presenta el pelo ensortijado (rizado), bigote y barba. En la mano derecha sujeta las llaves del Reino de los Cielos, este símbolo nos recuerda, así se recoge en los Evangelios, que Jesús, a través de la figura de Pedro, dio a la Iglesia la autoridad de perdonar pecados y de abrir las puertas del cielo. En la mano izquierda sostiene un libro que alude a los Evangelios.

Tabla de San Pedro del gótico lineal de La iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

En esta tabla hay grabadas dos frases a punta de cuchillo; las frases, son las siguientes: “llebose el puente el rio el año 1604” y, más abajo, “hizose el puente nuevo  año de 1607”.

Detalle de la inscripción sobre la tabla de San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

Estos datos hacen referencia al Puente de Castro que fue arrasado por una gran avenida de aguas del río Ésera y que fue reconstruido en 3 años añadiéndole metro y medio de altura y un nuevo arco de casi 9 metros de luz, que actuaría de aliviadero en futuras crecidas del río. El texto grabado es un testimonio histórico de la necesidad vital que para los habitantes de Castro tenía aquel puente sobre el río Ésera.

El puente de Castro. Autor de la foto: Ernesto Baringo Jordán.



6- RESTAURACIÓN DE LAS TABLAS

Las tablas de San Pablo y San Pedro han contado, afortunadamente, con diferentes trabajos de restauración y conservación que las han preservado para las generaciones venideras.

La tabla de San Pablo fue restaurada en 1968 por la especialista María Teresa Domínguez-Adame Romero del Instituto Central de Restauración y Conservación de Obras y Objetos de Arte, Arqueología y Etnología, de la Dirección General de Bellas Artes, Madrid, tras el paso de la tabla por la exposición de motivos paulinos celebrada en Madrid en 1964. La técnica empleada en su restauración dejó la pintura sobre la tabla con colores más vivos que la de San Pedro.

Tabla de San Pablo del gótico lineal de la iglesia de Castro, ANTES Y DESPUÉS DE LA RESTAURACIÓN. A la derecha, foto antigua publicada por Chandler Rathfon Post en: A history of Spanish painting, Vol. II, Harvard University Press., Cambridge, Massachusetts, 1930. A la izquierda, la tabla restaurada, foto de Pedro Bardají Suárez.

En el archivo parroquial de La Iglesia de Santa Bárbara de La Puebla de Castro se conserva el documento de entrega y recepción de la tabla de San Pablo para figurar en la exposición de motivos paulinos celebrada en Madrid en 1964, razón por la que fue posteriormente restaurada antes de ser devuelta a La Puebla de Castro. Firma la entrega de la tabla el cura párroco de La Puebla de Castro Mosén Antonio Olivera Labazuy. Firma la recepción, por parte de la Dirección General de Bellas Artes (Ministerio de Educación Nacional), Consuelo Sanz-Pastor y Fernández de Piérola, Comisaria de la Exposición “San Pablo en el arte español. XIX centenario de su visita a España”. En ese momento Dª Consuelo Sanz Pastor era historiadora y conservadora de museos y ocupaba, entre otros, los cargos de: Directora del Museo Cerralbo y de Inspectora de Museos de Bellas Artes.

Documento de entrega y recepción de la Tabla de San Pablo del gótico lineal para figurar en la exposición “San Pablo en el arte español. XIX centenario de su visita a España” celebrada en Madrid en 1964. Firma la entrega Mosén Antonio Olivera Labazuy. Firma la recepción, la Comisaria de la exposición Dª Consuelo Sanz-Pastor y Fernández de Piérola. El documento se conserva en el archivo parroquial de La Iglesia de Santa Bárbara de La Puebla de Castro.

El documento (en su parte inferior izquierda) contiene una breve descripción manuscrita por Mosén Antonio Olivera del estado en que se entrega la tabla: Tabla San Pablo, saltada la pintura y abierta en las junturas.

La exposición tuvo lugar en el Casón del Buen Retiro (Madrid), de enero a marzo de 1964. La organizó la Dirección General de Bellas Artes (Ministerio de Educación Nacional) con motivo de las fiestas jubilares de San Pablo y como colofón de los actos del XIX centenario de la venida del Apóstol a España.  Fue inaugurada por el Jefe del Estado Excelentísimo Sr. D. Francisco Franco Bahamonde acompañado del Cardenal Cicognani, de los ministros de Asuntos Exteriores y Educación Nacional, y el nuncio apostólico en España. 

Vista de la fachada este del Casón del Buen Retiro (Madrid) desde los Jardines del Retiro. Autor de la foto Håkan Svensson (Xauxa)

La tabla de San Pablo de la iglesia de Castro se expuso junto a las 148 obras de arte más importantes de España dedicadas al Santo, de artistas de diferentes épocas, con el tema: “apóstol de las gentes”. Allí se mostraron cuadros, pinturas en tabla, esculturas, tapices, miniaturas, esmaltes, grabados. Joyas del arte de extraordinario valor, entre las que destacaron: lienzos de El Greco, Juan de Juanes, Ribera, Velázquez, Murillo, Rubens y Valdés Leal, esculturas de Alonso Berruguete, Juan de Juni, Gregorio Hernández, Alonso Cano y Martínez Montañes, y la colección de cartones para tapices de Rafael.

Catálogo de la exposición “San Pablo en el arte español. XIX centenario de su visita a España”. Casón del Buen Retiro. Madrid. Enero-Marzo 1964. Redactado por la Comisaria de la Exposición Dª Consuelo Sanz Pastor. Ministerio de Educación Nacional. Dirección General de Bellas Artes. En 8º mayor cuadrado, 84 hojas y 148 ilustraciones.

En el piso superior del Casón del Buen Retiro se encontraba el Instituto Central de Conservación y Restauración de Cuadros y Piezas de Arte (empezó a funcionar en el año 1962), donde se restauró la tabla de San Pablo antes de ser devuelta, en 1968, a la Iglesia de La Puebla, tras 4 años de estancia en Madrid.

La tabla de San Pedro fue restaurada en 1978 por expertos del Museo Diocesano de Barbastro con motivo de su exhibición en la inauguración de dicho Museo.

Esta tabla presentaba mayor deterior que la de San Pablo. Al instalar el retablo gótico de San Román en la iglesia de Castro (1495-1500), la tabla de San Pedro fue mutilada en su parte superior y se le incorporó una cerradura para adaptarla a su nueva función de puerta de sacristía (pueden apreciarlo en la foto de Juan Mora Insa en el capítulo 3 de este artículo). Como ya se ha dicho, las tablas de San Pedro y San Pablo, supervivientes del antiguo retablo gótico lineal, se pegaron a uno y otro lado del nuevo retablo gótico de San Román para delimitar el espacio trasero al mismo destinado a sacristía.

Tabla de San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro, ANTES Y DESPUÉS DE LA RESTAURACIÓN. En la comparativa se aprecia el trozo de madera añadido en la parte superior de la tabla con la restauración. Autor de la foto antigua: Julio Soler Santaló, año 1908. Autor de la foto de la tabla restaurada: Pedro Bardají Suárez.

En la consolidación y restauración realizada por los especialistas del Museo Diocesano Barbastro, entre otras labores: eliminaron los clavos de la tabla, repasaron las junturas, añadieron unos centímetros de madera a la parte superior para completar el arco trilobulado y un trocito de madera para eliminar la cerradura

Parte posterior de la Tabla de San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Se aprecian las labores de consolidación y restauración realizadas por los expertos del Museo Diocesano de Barbastro en 1978. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.

Esta Tabla de San Pedro junto con la tabla de San Pablo y una cruz procesional de plata del s. XVI, fueron prestadas por la Parroquia de La Puebla de Castro, en 1978, para la exposición inaugural del Museo Diocesano de Barbastro. Transcurrido más de un año del préstamo el Sr. Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de La Puebla de Castro D. Manuel Garuz Asin envió un escrito, de fecha 21 de Noviembre de 1979, al Sr. Obispo solicitándole la vuelta de dichas obras de arte a la Iglesia Parroquial de La Puebla de Castro. El escrito se acompañó de la firma de vecinos y feligreses.


Escrito de 21 de Noviembre de 1979 dirigido por el Sr. Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de La Puebla de Castro, D. Manuel Garuz Asin al Sr. Obispo de Barbastro solicitando devuelvan a la Iglesia parroquial de La Puebla de Castro las piezas de arte religioso prestadas para la inauguración del Museo Diocesano.  Documento facilitado por Rafael Franco Suiles.


Transcripción literal del escrito Solicitud:

“Excmo. y Revdo Señor     /    Manuel Garuz Asin, en concepto de Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de La Puebla de Castro (Huesca), así como varios vecinos más, comparecen ante su E. y Rvdº y tienen el honor de exponer:     /     Que en el mes de Agosto de 1.978, se le entregaron a Dn. Manuel Iglesias, Párroco de la Catedral de Barbastro, dos puertas del retablo de la Ermita de Castro y una Cruz procesional de plata, para ser expuestas en el Museo Diocesano de Barbastro que esa Diócesis iba a inaugurar en el próximo mes de Septiembre de 1.978 y por espacio de un mes.     /     Suponemos que dicho Museo habrá cumplido los fines para el que fue creado, y dado el tiempo que ha transcurrido, todavía dichas obras de arte no han sido devueltas a la Iglesia Parroquial de esta Villa, en donde existían.     /     Por ello, es por lo que recurrimos antes s excelencia reverendísima y     /     Solicitamos, el que dichas dos puertas y Cruz procesional sean devueltas a este Municipio para colocarla en el lugar adecuado que tenían en nuestra Iglesia Parroquial.     /     Es gracia que no dudamos alcanzar del recto proceder de vuestra Excelencia Reverendísima cuya vida guarde Dios muchos años.     /     La Puebla de Castro a 21 de Noviembre de 1.979.     /     Sello del Ayuntamiento de La Puebla de Castro.     /     Trece firmas: la del Sr. Alcalde D. Manuel Garuz Asin y 12 vecinos más (he identificado las de: Antonio Guillén Guillén, Ramón Espuña Nacenta, José Mur Zaidín, José Vicente Torres Perera, Mariano Bardají Cajigós, Alfredo Franco Arnal, Mariano Serena Samitier, Rafael Vergara Samaniego, María del Carmen Nacenta Jimenez, y Teresa Altemir Fantova).     /     Excmo. y Revdº.  Sr. Obispo de la Diócesis. Barbastro.”



El Obispado demoró la devolución de las tablas hasta el año 2004 (tras 26 años de estancia en Barbastro). La devolución fue posible gracias a la voluntad del Sr. Alcalde de La Puebla de Castro D. José Vicente Torres Perera (impulsó la rehabilitación de la vieja sacristía parroquial como joyero-museo con modernas medidas de seguridad para albergar dichas tablas), a la insistencia del Sacristán D. Mariano Serena Garuz, y a la mediación de Mosén José Mairal Villellas, cura párroco de La Puebla de Castro. Las tablas fueron entregadas en el Museo Diocesano de Barbastro al Sr. Alcalde D. José Vicente Torres y a Mosén José, que las trasladaron de vuelta a La Puebla en la propia furgoneta del Sr. Alcalde. La cruz procesional de plata continúa en depósito expuesta en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón.

Cruz procesional de plata repujada del s. XVI de la Iglesia Parroquial de La Puebla de Castro, depositada y expuesta en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

Desde el año 2010, expertos en conservación del patrimonio diocesano realizan visitas periódicas al joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro para comprobar el estado de las tablas.

María Puértolas Clavero, restauradora y Subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón, realizando una intervención de conservación (adhesión de escamas) en unos puntos de la capa pictórica de la tabla de San Pablo del gótico lineal, durante una visita rutinaria de comprobación del estado de conservación de las tablas en joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Año 2012. Autor de la foto: María Puértolas Clavero.

En la revisión realizada en 2012, María Puértolas Clavero (2012), restauradora y Subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón, detectó “…levantamientos puntuales de la policromía en forma de cordilleras en distintos puntos de la superficie pictórica de ambas tablas; algunos fragmentos de la policromía ya se habían desprendido del soporte y, por tanto, estaban perdidos”. Para evitar que el resto de los levantamientos corrieran la misma suerte, la experta procedió al asentado de las lascas. Escogió como adhesivo la cola de conejo al 7% inyectada, por ser de naturaleza similar a los materiales originales.

Detalle de la intervención de conservación (inyección de adhesivo) en un punto de la capa pictórica de la tabla de San Pablo del gótico lineal, realizada por María Puértolas Clavero, restauradora y Subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón durante una visita rutinaria de comprobación del estado de conservación de las tablas en el joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Año 2012. Autor de la foto: María Puértolas Clavero.

Puértolas Clavero (2012) afirma que para garantizar la conservación de estas pinturas sobre tabla, además de prevenir su deterioro detectando a tiempo alteraciones, mediante revisiones periódicas, que eviten daños mayores, sería imprescindible habilitar, dentro del espacio joyero-museo, un receptáculo expositivo específico para las tablas que les garantice unas condiciones ambientales estables.

Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal en el joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez.



7- BIBLIOGRAFÍA

Archivo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro: Acta de incautación, de la delegación de la Junta Central del Tesoro Artístico, de objetos religiosos y de culto, 27 de noviembre de 1937;  Documento de entrega y recepción de la Tabla de San Pablo del gótico lineal para figurar en la exposición “San Pablo en el arte español” celebrada en Madrid en 1964; Carta del Sr. Alcalde  de La Puebla de Castro dirigida al Sr. Obispo solicitando la devolución a la Parroquia de los objetos de arte prestados, 21 de noviembre de 1979.

Archivo Diocesano de Barbastro. Carta de Ricardo del Arco dirigida a Mariano Sesé, 20 de febrero de 1920.

Asensio Esteban, José Ángel y Magallón Botaya, María de los Ángeles. La fortaleza altomedieval del cerro Calvario. Instituto de Estudios Altoaragoneses. Guías del patrimonio cultural altoaragonés. Diputación de Huesca. Huesca. 2011.

Bango Torviso, Isidro G. La pintura románica y las influencias bizantinas, en ArteHistoria: https://web.archive.org/web/20121208023328/http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/3956.htm

Del Arco Garay, Ricardo.  Catálogo Monumental de Huesca, Ricardo del Arco, C.S.I.C., Madrid, 1942.

Del Arco Garay, Ricardo.  El Templo románico de Castro, publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 111, pp. 291-325, año 1942.

Del Arco Garay, Ricardo. Catálogo Monumental de la provincia de Huesca. Volumen I, 1920. Manuscrito entregado en 1921 y revisado posteriormente por el autor tras la Guerra Civil, para su publicación definitiva en 1942.

Gudiol Ricart, José. Pintura Medieval en Aragón. Institución Fernando el Católico. Zaragoza. 1971.

Iglesias Cosca, Manuel. Iglesia de San Román de Castro. Prames S.A. Zaragoza, 2004.

Lopez Novoa, Saturnino. Historia de la muy noble y muy leas ciudad de Barbastro y descripción geográfico-histórica de su diócesis, vol. II, pág 278, año 1861.

Museo del Prado. Inventarios de las cajas del Tesoro Artístico Nacional al llegar a Ginebra. 1939.

Orriols i Alsina, Anna. Las artes pictóricas del románico catalán. Enciclopedia del Románico en Cataluña. Barcelona, 2014.

Post, Chandler Rathfon. A history of Spanish painting. Vol. II. Harvard University Press. Cambridge, Massachusetts, 1930.

Puértolas Clavero, María. Conservación del patrimonio diocesano: las tablas de San Pedro y San Pablo de San Román de Castro. Museo Diocesano de Barbastro-Monzón, 2012:  https://museodiocesano.es/2012/02/14/conservacion-del-patrimonio-diocesano-las-tablas-de-san-pedro-y-san-pablo-de-san-roman-de-castro/

Torres Rausa, Antonio. El retablo de san Román de La Puebla de Castro. Artículo publicado en el Diario del AltoAragón, domingo 21 de noviembre de 2004.






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