TECHUMBRE MUDÉJAR DEL CORO DE LA IGLESIA DE SAN ROMÁN DE CASTRO, DE LA PUEBLA DE CASTRO.
MOTIVOS MITOLÓGICOS, ANIMALÍSTICOS, HUMANOS, VEGETALES Y CÚFICOS.
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El Elefante de Castro |
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Fernando Martín Bravo y Pedro Bardají Suárez |
Autor del artículo:
Pedro Bardají Suarez
Autores de las fotos:
Fernando Martín Bravo y Pedro Bardají Suárez.
ÍNDICE
- Introducción
- El alfarje del Palacio de Villahermosa de
Huesca y el del coro de la Iglesia de Castro
- La techumbre de Castro vista por Mª Isabel
Álvaro Zamora
- Acceso al coro y su mobiliario
- La techumbre en tres secciones
- Técnica decorativa y temática ornamental: los Bestiarios medievales
- Decoración en la Sección Primera
- Decoración en la Sección Segunda: las Zapatas y el Elefante de Castro
- Las tablas
robadas. Escenas historiadas: Pereza Castro
- Decoración en la Sección Tercera: Cabezas de Proa y Bestias
- Bibliografía
CLICANDO sobre las FOTOS podrán disfrutarlas a MAYOR TAMAÑO.
1 - INTRODUCCIÓN
Alfarje es una palabra que proviene del árabe
“al-farj” que significa: techo de madera sobre el que se puede pisar. El
alfarje se forma con vigas principales (vigas
maestras) llamadas jácenas, que
apean en el estribo directamente o
mediante canetes. Sobre estas vigas
maestras se colocan, perpendicularmente, otras de menor tamaño, llamadas jaldetas, que soportan la tablazón.
El Alfarje fue
utilizado en la arquitectura religiosa
para soportar los Coros en alto,
dispuestos a los pies de las iglesias.
El Alfarje mudéjar que sirve de soporte al
Coro de la Iglesia de San Román de Castro
presenta varias peculiaridades:
- Está construido
en un templo románico, no en un
templo mudéjar como era lo habitual.
- Recoge las influencias decorativas de, al menos, dos
de los monumentos emblemáticos de la
carpintería mudéjar Aragonesa, uno religioso:
la techumbre
mudéjar de la Catedral de Teruel; y otro civil: la techumbre mudéjar del
salón de Recepción (“cambra vermella”) del rey Pedro IV, en el Palacio Real de
la Alfajería de Zaragoza (motivos de decoración heráldicos del 1370 que
fueron luego renovados en el año 1387 con motivo de las fiestas de la
coronación del nuevo rey Juan I).
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Techumbre mudéjar de la Catedral de Teruel. |
2 - EL ALFARJE DEL PALACIO VILLAHERMOSA DE HUESCA Y EL DEL CORO DE LA IGLESIA DE CASTRO
Gonzalo M. Borrás (2), catedrático
de historia del arte de la Universidad de Zaragoza, en su aportación al libro “El palacio de Villahermosa. Casa de los
Condes de Guara. Huesca.”, sostiene que la techumbre mudéjar de la nave central de la Catedral de Teruel,
datada hacia 1285, fue una obra tan extraordinaria y excepcional por su
estructura y decoración que tuvo que
marcar escuela a lo largo del siglo siguiente. En este sentido, y siguiendo
esa estela, propone la existencia de un posible taller oscense, itinerante, de carpinteros mudéjares que trabajaría
en el alfarje mudéjar del Palacio de
Villahermosa de Huesca, el más importante de la arquitectura civil de
Aragón (superior a los alfarjes del Palacio Real de la Alfajería de Zaragoza),
y que culminaría con la techumbre
mudéjar del Coro de la Iglesia de San Román de Castro, que Mª Isabel Álvaro Zamora (1) fechó en
torno al año 1.400, y que comparte muchos elementos formales y decorativos con el anterior.
Los motivos decorativos que se repiten en estas dos obras, el alfarje del Palacio de Villahermosa y
el del Coro de la Iglesia de Castro, son:
por un lado los motivos vegetales y por
otro los animales: ciervo, león,
pez, zancuda, águila, serpiente, conejo, oso, anfisbena, dragón mordiéndose una
pata y elefante portando un castillo.
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Alfarje del Palacio de Villahermosa de Huesca. |
Para ver un
estudio fotográfico detallado del alfarje del Palacio de Villahermosa de Huesca
pueden consultar el trabajo de José
Antonio Tolosa Urieta (3) en su web Aragón Mudéjar.
3 - LA TECHUMBRE DE CASTRO VISTA POR Mª ISABEL ÁLVARO ZAMORA
Mª Isabel Álvaro Zamora (1), catedrática de historia del arte de
la Universidad de Zaragoza es autora
del estudio titulado “La techumbre de Castro” que presentó en el Segundo Simposio
Internacional de Mudejarismo celebrado en Teruel en 1981. Trabajo que, sin
ser superado, ha servido, por su rigor, de base y estímulo para posteriores
aportaciones, incluyendo la presente, en el estudio de esta extraordinaria obra
del mudéjar de la arquitectura religiosa del Alto Aragón.
Álvaro Zamora (1) clasifica la
techumbre de Castro dentro del grupo de las llamadas: “Techumbres
Planas o Adinteladas, y
dentro de ellas, corresponde a la modalidad de los alfarjes, que se diferencian de un segundo grupo, el de los
“taujeles”, en que dejan las vigas vistas. El techo plano del coro de Castro
muestra las vigas maestras o jácenas todas en una misma dirección
(longitudinal desde la puerta), constituyendo un entramado de 17 vigas, muy gruesas, sobre las que
descansan, cabalgando transversalmente sobre ellas, otros largueros (vigas de
menor escuadría), denominados jaldetas,
de cuyo cruce resultan espacios rectangulares o cuadrados cerrados por sus
consiguientes plafones.
Las jácenas (vigas maestras) apoyan, a los pies del templo, en viga estribo de madera empotrado en el
muro, soportado por cuatro grandes zapatas en forma de “T”,
y
terminan en el extremo opuesto, superando el arco rebajado que les sirve de soporte, talladas como canecillos en
forma de cabeza de proa.
En los extremos y en los
espacios que dejan entre sí las jácenas (vigas maestras) se colocaron tabicas inclinadas, en una disposición
que permite la perfecta visualización de los motivos ornamentales, fundamentalmente heráldicos.”
La
baranda, que concluye el conjunto, está
compuesta por ocho paneles de madera, siete de ellos calados, formando celosías de motivos geométricos.
En
la fotografía siguiente se observa un soporte corrido, añadido con
posterioridad a la creación de la baranda, como atril para las partituras del canto. En una de las últimas
restauraciones del templo se retiró.
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Autor de la foto: Manuel Iglesias Costa. |
4 - ACCESO AL CORO Y SU MOBILIARIO
El
acceso al coro se realiza por el
lado izquierdo del edificio, debajo del coro, mediante escalera de madera
pegada al muro norte, de época posterior a la realización de la techumbre. La
construcción de este acceso supuso la destrucción de parte de la techumbre;
afectó a la jácena primera de la izquierda con las vigas menores y plafones
adyacentes que faltan.
En origen, al coro se accedía por delante,
mediante escalera pegada al muro norte hasta alcanzar la baranda. Todavía se
conserva el marco de madera de la entrada. En el lado derecho de la baranda hay
signos del paso a lo que debió ser un balcón corrido por el muro de la epístola
(muro sur).
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Reconstrucción virtual de la escalera original que daba acceso al Coro. Autor: Fernando Martín Bravo. |
Sobre el coro, en
los muros derecho (sur) e izquierdo (norte) del templo, son visibles huecos que
debieron utilizarse para el soporte de la sillería
del coro y de un posible órgano
hoy desaparecidos.
5 - LA TECHUMBRE EN TRES SECCIONES
Siguiendo
la descripción de Álvaro Zamora (1)
“la techumbre ocupa la anchura total del templo (8’60 m.), prolongando su largo
desde la puerta hasta más allá del arco rebajado sobre el que apoya (el total
es de 4’88 m.: 3’26 m. hasta el
arco, 3’ 83 m. incluido éste, y 4’88 m. hasta su conclusión)”.
Esta
autora divide la
techumbre en tres secciones o zonas
consecutivas:
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Plano del alfarje mudéjar de Castro, con la ubicación de las tablas. Haga clic sobre la imagen para ampliar su tamaño. |
Sección 1ª: de escasas
dimensiones, en el muro oeste del templo; ocupa el rectángulo que cubre las
jambas del hueco de acceso al templo.
En esta sección, inscrita en la viga horizontal que sirve de estribo a las jácenas
(vigas maestras) de la Sección 2ª,
perfectamente visible al abrir la puerta, aparecía la fecha de creación del coro y otros datos. Hoy en
día sólo es legible: “Anno...” y algún número romano, muy
impreciso.
Sección 2ª: recogiendo la anchura total de la iglesia, llega
hasta el arco rebajado que sostiene el coro.
Sección
3ª: apoyada
en el arco rebajado y saliendo de él, sirve de conclusión al conjunto.
6 - TÉCNICA DECORATIVA Y TEMÁTICA ORNAMENTAL: LOS BESTIARIOS MEDIEVALES
La
decoración, dice Álvaro Zamora (1), “es de factura
sencilla, algo tosca y popular,
dando un cierto aire arcaizante al
conjunto. La ornamentación de la techumbre se basa casi exclusivamente en
la decoración pintada, dado que la talla afecta sólo al sencillo desbaste
de la terminación de sus vigas y zapatas de apoyo.
La
pintura debió
de realizarse al temple, sobre la
madera previamente preparada y recubierta de una capa de yeso, cuyo blanco puede verse en las zonas
deterioradas, y que es por otra parte el fondo apropiado para lograr
el mejor efecto de los colores.
En cuanto al color, presenta una limitada gama
cromática, con la que sin embargo se ha logrado un excelente efecto ornamental,
gracias a la explotación del máximo contraste entre los colores, logrado por la
alternancia preferente del verde y
el rojo en los fondos. A éstos se unen el blanco,
no menos vivo, el negro (muy
utilizado para perfilar figuras y motivos), el dorado de ciertos escudos y motivos, las tonalidades intermedias de
los sombreados y un color rojo que
presenta degradaciones que van desde un rojo vivo hasta un rosáceo blanquecino.”
La temática ornamental, seguimos a Álvaro Zamora (1), “…es muy variada y recoge los siguientes
motivos: heráldicos, animalísticos, figurativos humanos, que componen a veces
escenas historiadas, vegetales, geométricos y epigráficos. La evidente filiación mudéjar de sus artífices se deja sentir en dicha temática, en la
que se funde lo musulmán y lo cristiano-gótico, en este caso bastante
arcaizante, pues el estilo de muchas de sus pinturas podría enlazarse con las
características del gótico lineal. “
En
cuanto a los motivos animalísticos y
humanos, él o los artistas de
estas pinturas se inspiraron, entre
otras fuentes, en los llamados “Bestiarios
medievales” que recogían en volúmenes ilustrados descripciones de animales,
plantas y seres fantásticos de tradiciones y culturas primitivas (griega,
romana, etc.), atribuyéndoles cualidades simbólicas, siendo el más famoso el “Physiologus”.
Otra
importante fuente de inspiración fue el “Libro
de las Maravillas del Mundo” de Juan de Mandeville (4), libro
fantástico de viajes que fascinó durante más de 100 años a todas las cortes
Europeas de la época, desde finales del S. XIV hasta el “descubrimiento” de
América; “descubrimiento” que produjo un nuevo flujo de extraordinarias
narraciones que eclipsaron las del “Libro de las Maravillas del Mundo”. Juan de Mandeville se presentaba como
un médico y caballero inglés que había viajado hasta la China pasando por
Tierra Santa y que al final de su vida decidió recoger sus verídicas aventuras
en este libro, escrito originalmente en anglonormando. En realidad se trataba
de un falso libro de memorias, en el
que se mezclan algunas vivencias biográficas del autor con relatos, historias,
mitos y leyendas que recoge de otros viajeros, de libros anteriores, de
Herodoto, Plinio el Viejo, etc., e incluso del Libro de Viajes de Marco Polo. Juan I de Aragón, siendo todavía
príncipe, quedó tan fascinado por el libro que pidió su traducción al aragonés, fue la primera
traducción del manuscrito, año 1380.
La influencia de Aragón en Europa propagó su difusión llegándose a copiar y
traducir a numerosas lenguas.
Fruto
de las influencias anteriores nace el compendio
de imágenes representadas en el artesonado del coro de la Iglesia de Castro, reflejo
de lo maravilloso y fantástico de la mentalidad simbólica medieval.
La
decoración en la techumbre se
concentra en la Sección Tercera. En
las secciones Primera y Segunda se
limita a las tabicas inclinadas (la mayoría con temas heráldicos), jácenas (vigas
maestras) y jaldetas (vigas menores), mientras que los plafones con que se
cubren carecen de ornamentación.
Álvaro Zamora señala
que “…pese a la bastante buena
conservación general, se aprecia el deterioro
de algunas zonas, especialmente las más próximas a la puerta, siempre mucho
más expuestas a la intemperie”.
Seguidamente veremos en
detalle y con imágenes la decoración por secciones.
7 - DECORACIÓN EN LA SECCIÓN PRIMERA
Las
jaldetas (vigas menores) van
pintadas en su parte inferior
(papo) en color rojo sobre el que se desarrolla un motivo en forma de “S” en blanco. Sus laterales presentan
decoración en forma de “punto” negro
sobre fondo blanco. Los plafones rectangulares no se decoran. Las pequeñas jácenas (vigas maestras) de esta
sección, presentan tiras longitudinales de rojo, dejando vista parte de la
madera, produciendo el efecto de la señal real de Aragón (barras de gules sobre
fondo dorado).
Ya hemos señalado anteriormente
que, inscrita
en la viga horizontal que sirve de estribo a las jácenas (vigas maestras)
de la Sección 2ª, aparecía la fecha de creación del coro y otros
datos, siendo hoy
en día sólo legible: “Anno...” .
8 - DECORACIÓN EN LA SECCIÓN SEGUNDA: LAS ZAPATAS Y EL ELEFANTE DE CASTRO
Al
igual que hemos visto en la Sección 1ª,
también aquí las jaldetas (vigas
menores) van pintadas en su parte inferior (papo) en color rojo sobre el que se desarrolla un motivo en
forma de “S”, aquí en dorado. Los
laterales presentan decoración en forma de “T” negra sobre fondo blanco;
José Antonio Tolosa (3) lo
define como “decoración de almenas negras
sobre fondo blanco”; motivo que se repite también en las zonas superiores e
inferiores de algunas jácenas (vigas
maestras). Los plafones, que parecen enmarcados con el motivo en “T” descrito, no se decoran.
En
el espacio entre las tabicas inclinadas
(la mayoría con motivos heráldicos) y la jaldeta
(viga menor), se presentan pequeños paneles rectangulares con el siguiente
motivo: cinco estilizadas “eses” con
principio y fin en ataurique (flor), tres en rojo y dos en dorado, puestas de
forma alternativa.
Las
jácenas (vigas maestras) presentan
tiras longitudinales de rojo, dejando vista parte de la madera, generando el
efecto de la señal real de Aragón (barras de gules sobre fondo dorado), efecto
que hemos visto también en la Sección 1ª.
Finalmente una decoración vegetal (forma de palmeta o acorazonada) se repite,
enlazada insistentemente, recorriendo, a modo de cenefa, la parte inferior
(papo) de las vigas que enmarcan la techumbre.
En el muro oeste, a los pies del templo, encontramos 2 soportes laterales y cuatro zapatas en forma de “T” con caras humanas, sobre las que apoya la viga estribo que soporta las jácenas perpendiculares (vigas
maestras).
En los dos soportes laterales y en los brazos de las cuatro zapatas, encontramos
talladas y pintadas cabezas de perfil, de expresión
inquietante, similares a las de los canetes
en forma de proa del voladizo del coro (Sección 3ª): pelo largo, una oreja al descubierto, ojos grandes,
almendrados, pupila redonda, una mano les
tapa la nariz (el número de dedos varía entre 3 y 6) y una gran boca
abierta enseñando dientes apretados y larga lengua. En su parte inferior (papo)
flanquean una y, si el espacio lo permite, dos estilizaciones vegetales a modo
de lanzas. En el centro de las zapatas, cabezas
de frente: portan corona,
larga melena, muestra las dos orejas, la nariz, los pómulos rosados y unos
labios entreabiertos que, a la vez que enseñan los blancos dientes apretados,
esbozan una media sonrisa; la expresión final del rostro es dulce, serena y
saludable. En los planos laterales
de estas cabezas, sendas caras de perfil,
similares a las descritas en los soportes laterales y en los brazos de las
zapatas, pero esta vez con una larga
nariz visible. Como detalle curioso, en algunas de las cabezas de perfil, la
larga lengua surge de entre las dos
filas de dientes apretados, sin embargo, en otras, la lengua aparece por encima
de éstos.
Álvaro Zamora (1) ve en estas
pinturas la pervivencia del estilo gótico
lineal, “…como el sentido prototípico,
la estilización y los fuertes contornos del dibujo”.
Soporte Lateral 1º:
- Una
tabica muestra 7 castillos, a base
de dos filas de tres y cuatro castillos en oro sobre gules (rojo). Cada
castillo presenta tres torres almenadas, donjonado (la torre central más alta
que las laterales), con puertas y ventanas de sable (negro). El motivo podría
ser únicamente ornamental y/o también estar vinculado a las armas de Castilla que aparecen
representadas en 3 escudos de la techumbre. El entronque de los Castro con las
armas de Castilla vendría, según Fantoni
y Benedí (5), del matrimonio del cuarto
Felipe de Castro (falleció en 1370) con Juana de Castilla, hija de
Alfonso XI de Castilla y León y de Leonor
de Guzmán y Ponce de León, señora de Medina Sidonia y Cabra, hermana de
quien sería Enrique II de Castilla, Conde de Trastámara.
- La otra tabica
presenta un extraño elefante que carga
un castillo.
Simbólicamente el elefante se asocia al bien,
siendo su enemigo natural la serpiente (el mal), por ello algunos expertos han
visto en este motivo una analogía de Cristo
cargando con los pecados de los hombres. Pensamos que, siendo compatible
con la explicación anterior, el autor del dibujo se inspiró en el “Libro de las Maravillas del Mundo”, donde Juan de Mandeville (4) dedica un
apartado a una isla llamada Cavlet: “… el
rey de aquella tierra tiene más de trece mil elefantes prestos, que los hace
criar por su reino a los labradores, porque cuando él tiene guerra cerca de su
reino él hace subir gente de armas sobre castillos que hacen encima de los
elefantes para combatir a sus enemigos, y así se usa en todos los reinos de
aquella partida porque la práctica es aquella.”
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Ilustración del
Libro de las Maravillas
de Juan de Mandeville. Edición del 1540.
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9 - LAS TABLAS ROBADAS. ESCENAS HISTORIADAS: PEREZA CASTRO
De la
estructura y decoración orinal de la Sección
2ª del alfarje faltan, como mínimo, 6 tabicas, algunas o quizá todas por robo cometido en un año posterior a 1968, y se supone que tres portaban motivos heráldicos. Las tres restantes presentaban motivos historiados como veremos a continuación en detalle.
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En la foto del año 1908 de Julio Soler Santaló se aprecian, rodeadas por
un círculo, la ubicación de 4 de las tabicas que fueron robadas del alfarje de la
Iglesia de San Román de Castro en un año posterior a 1968. De izquierda a
derecha: la tabica de “la Esfinge o mantícora luchando contra el Grifo”; “Escudo”;
“el Pigmeo contra la Grulla”; y “Pereza Castro”. Autor del montaje: Pedro Bardají Suárez. |
1º)- Una tabica mostraba un grifo luchando
contra, quizá, una esfinge o una mantícora. Hay quien ve en este motivo la
lucha del arcángel San Miguel, que significa “fuerza de Dios”, representado por
cuerpo de león y alas de ángel, luchando contra el demonio, representado en un
grifo. La tabla, al igual que la
anterior, fue reconstruida bajo el
patrocinio de la Asociación Cultural de
La Puebla de Castro y realizada por el artesano Carlos Mendieta en el año 2001. Se exhibe en el Centro de
Interpretación municipal del legado cultural e histórico de La Puebla de
Castro.
En el año 2015 la tabica robada salió a la venta en la Casa de Subastas BALCLIS
como pueden ver en la siguiente fotografía. Se interpuso la
correspondiente denuncia por parte del Ayuntamiento y de la Parroquia de
La Puebla de Castro para recuperarla pero la tabla permanece en
paradero desconocido.
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Fotografía de la tabla “Esfinge o Mantícora luchando contra un Grifo”
robada de la Iglesia de San Román de Castro de La Puebla de Castro y vendida en
la Casa de Subastas BALCLIS: Lote 1282. Figura y grifo. Pintura
al temple sobre tabla. 26x24,4 cm Precio
de salida: 500€ . Precio de remate: 500€. Vendida el 16 de diciembre de 2015. https://www.balclis.com/es |
2º)- La segunda tabica
robada mostraba a un hombre pequeño, seguramente un
pigmeo, sujetando con las manos una especie de mazo y frente a él, un ave
zancuda, probablemente una grulla. Gracias a la conservación de fotografías
antiguas, la tabla fue reconstruida bajo el patrocinio de la Asociación Cultural de La Puebla de Castro
y realizada por el artesano Carlos
Mendieta en el año 2001. Actualmente se exhibe en el Centro de Interpretación
municipal del legado cultural e histórico de La Puebla de Castro.
El motivo
representaba la “fábula del pigmeo y las
grullas”, de tradición grecolatina.
Estos pigmeos o “Trispítamos” (“tres palmos” de alto), según Homero, guerreaban contra sus enemigos
naturales, las grullas, y por ello tenían que hacer cada primavera una
expedición hasta la orilla del mar para destruir y comerse los huevos de estas
aves y evitar así ser atacados por las siguientes bandadas. Juan de Mandeville (4) recoge esta
leyenda en su “Libro de las Maravillas
del Mundo”, en el que dedica un apartado a la Tierra de los Pigmeos: “…donde son las personas chicas que no
tienen sino tres palmos de alto y son gentiles y graciosos; y como son de medio
año engendran hombres y mujeres, y no viven sino seis años, y si viven ocho lo
tienen por muy viejo. Estas gentes de esa estatura son buenos maestros en hacer
seda y algodón y de otras cosas de que ellos viven; y tienen muchas veces
guerra con las grullas y con otras aves de rapiña que los toman y se los
comen.”
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Ilustración del Libro de las Maravillas de Juan de Mandeville. Edición del 1540. |
3º)- La tercera tabla
robada mostraba al famoso “PEREZA CASTRO”,
un icono de La Puebla de Castro, por fortuna recuperada y devuelta al pueblo por Mosén José Mairal Villellas. Se expone
en el museo de la iglesia parroquial de Santa Bárbara. En la pintura se nos presenta a un hombre
vestido, barbudo y con pelo largo, entre dos árboles, la pierna derecha sin
rodilla levantada y asida con ambas manos, con el pie vuelto sobre la cabeza.
En la tradición popular de La Puebla de
Castro se identificaba esos árboles como cucharas y a Pereza Castro con un señor de Castro muy flexible físicamente y muy perezoso. Se decía: “… Pereza
Castro era un señor tan vago que por no coger la cuchara para comer, comía con
el pie”.
El motivo tiene
una clara inspiración en los llamados “Esciápodas” o “Esciápodos” (en griego
significa “a la sombra del pie”), criaturas muy ágiles y veloces en la carrera,
dotados de una sola pierna rígida y de un único y enorme pie que utilizaban,
cuando apretaba el sol, para tumbarse de espaldas en el suelo y usarlo como
sombrilla. Plinio el Viejo, en su
“Historia Natural” los llamó “Monocolos” (“un solo pie”). También se les llamó
“Unípodos”. San Agustín los aceptó
como hijos de Adán y San Isidoro los
incluyó en sus “Etimologías” (Libro XI: “acerca del hombre y los seres
prodigiosos”). El
Beato de Burgo de Osma, manuscrito
del año 1086 que copia el
Apocalipsis de San Juan y los comentarios que sobre este texto escribió en el
S. VIII el Beato de Liébana, incluye
un mapamundi en el que se representa, en la zona de la derecha y separada por
una franja vertical, a África, albergando la figura de un Esciápodo, allí
habitaban estos seres, y el siguiente texto: "Esta región permanece para
nosotros desconocida e inhabitable por el ardor del sol".
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Mapamundi del Beato de Burgo de Osma. Autor de
la foto: Sarin Blanco. http://sarin-eltallerdesarin.blogspot.com.es/2013/03/mapamundi-burgo-de-osma-sobre-tapa-de.html |
En el “Libro de las Maravillas del Mundo”, Juan de Mandeville (4) los sitúa en el
reino de Etiopía: “… en Etiopía hay
muchas y diversas gentes que no tienen sino un pie así ancho que con él se
hacen sombra a todo el cuerpo cuando están echados al través.”
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Ilustración del Libro de las Maravillas de Juan de Mandeville. Edición del 1540. |
Pereza Castro
es fruto de su tiempo, fue pintado
en torno al año 1400, nace del
compendio de imágenes maravillosas y fantásticas de la mentalidad de un pintor
medieval que creía en la existencia de los Esciápodos. Sin embargo el artista
quiso dotarle de singularidad: a
diferencia de las versiones descritas en las que el personaje aparece desnudo y
con una sola pierna, nuestro “Pereza Castro” se presenta vestido y con dos
piernas.
En el estudio que
realizó la Asociación Cultural de La
Puebla de Castro de las fotografías disponibles de principios del S.XX para
la reconstrucción de las tablas robadas, Rafael
Franco Suiles (6) observó que algunas
de las escenas estaban pintadas sobre tablas en las que debajo se adivinaba la
figuraba anterior de un escudo. Podría ser que se aprovechara una tabla
pintando encima de un motivo anterior o, también, se podía deber a que se
pintaba sobre un escudo de una familia que, por alguna razón, se hubiera enfrentado
a los Señores de Castro o hubiera caído en desgracia ("damnatio
memoriae": condena al olvido). En la fotografía siguiente, rodeado por
un círculo, vemos la escena del pigmeo luchando contra la grulla y de fondo se
adivina la silueta de un escudo.
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Fotografía del año 1908. |
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Fotografía del año 2015. Se aprecian los huecos de tres de las tabicas robadas. |
10 - DECORACIÓN EN LA SECCIÓN TERCERA: CABEZAS DE PROA Y BESTIAS
El voladizo sobre
el arco de piedra es la zona mejor
conservada de la techumbre. Las jácenas
(vigas maestras) terminan en esta zona en canecillos en forma de cabeza de proa. Representan rostros muy expresivos e inquietantes, bajo
el pelo asoman las orejas y unos grandes ojos en forma almendrada y pupila
redonda. La boca abierta muestra una larga lengua que surge siempre de entre
las dos filas de dientes apretados. Una mano, cuyo número de dedos varía entre
3 y 6, les tapa la nariz. Flanquean las
cabezas en su parte inferior (papo) dos estilizaciones vegetales a modo de
lanzas. Este motivo lo hemos visto también a los pies del templo, en la Sección 2ª, en los soportes laterales y
en los brazos de las zapatas que soportan la viga estribo.
En el voladizo, los
espacios entre jácenas (vigas
maestras) presentan, en el centro, un
plafón con decoración circular, entre dos
pequeños paneles rectangulares con el
siguiente motivo ya visto: cinco estilizadas “eses” con principio y fin en ataurique (flor), tres en rojo y dos
en dorado, puestas de forma alternativa. El plafón con decoración circular acoge una gran margarita
ribeteada en negro con diez pétalos alternativamente rojos y dorados, y enjutas
de trifolios blancos. Álvaro Zamora (1)
ve en este motivo una versión pintada de las cupulillas de lóbulos o rosas que
se encuentran excavadas o pintadas en muchas techumbres musulmanas y mudéjares.
El contorno se completa con decoración, ya vista, en forma de “T” negra sobre fondo blanco.
Los
papos (parte inferior) de los canecillos llevan decoración vegetal. Son atauriques
dispuestos en estructuraciones simétricas, que anudadas en el centro, describen
un largo “ocho”. Álvaro Zamora (1) señala que el
motivo aparece con variaciones, cambiando sucesivamente su trazado y el
colorido de dibujo y fondo, en los que se alterna el verde y el rojo, junto con
el blanco y el negro de su interior y contornos. Una
decoración vegetal ya vista (forma de palmeta o acorazonada) recorre, a modo de
cenefa, la parte inferior (papo) de la viga que corre junto al arco.
Los laterales de estos canecillos en forma de proa vienen
decorados con animales reales y
fantásticos y con signos cúficos (caligrafía
árabe) y motivos vegetales.
Los animales pintados tienen un significado
simbólico:
- Se identifica con EL BIEN: al pez, el elefante, el león, el ciervo, el ave zancuda y
al águila.
- Se identifica con EL MAL: la serpiente, el lobo, el oso, el conejo, la anfisbena y al dragón. Muchas de los motivos plasmados en estas tabicas aparecen parcialmente cortados por su colocación
en la techumbre.
Veamos en detalle las imágenes, que aparecen en esta
sección del artesonado.
Un barco navegando, con la vela
desplegada, sobre un ondulado oleaje, lleva en la popa, dos personas, y en la proa de la nave, un pájaro posado. En el centro del barco, un mástil y sobre él,
la canastilla del vigía Los barcos evocan tanto la travesía de los vivos a lo largo de su existencia como la de los muertos hacia el más allá. Para el cristianismo la nave simboliza la iglesia, "la barca de Pedro" donde los fieles se reúnen para evitar las tentaciones y superar las dificultades y, gracias a ella, logran llegar a buen puerto. El pájaro de la proa representa al alma cuyo vuelo implica la liberación de las restricciones físicas de la materia.
Un pez y una serpiente debajo.
Simbolizan la contraposición de la pureza del alma cristiana frente a la
tentación, el pecado, y el demonio. El pez representa a Cristo dominando a la maldad representada por la serpiente.
Un león o leona en actitud de ataque.
Suele simbolizar la figura de Cristo, la fuerza de Cristo.
Un ciervo en movimiento con gran cornamenta. Simboliza la pureza de
Cristo.
Un ave zancuda en movimiento, posiblemente una grulla. Simboliza la diligencia, la previsión y la sabiduría.
Un águila con las alas desplegadas y la cabeza girada hacia un árbol.
Simboliza a Cristo y la Ascensión.
Una serpiente en movimiento. Simboliza el pecado,
la tentación, la maldad, la maledicencia y el demonio.
Un lobo en movimiento o, según algunos autores, un zorro. Simboliza la mentira y el demonio.
Un oso en movimiento con la cabeza
agachada. Simboliza el demonio y los apetitos carnales.
Un conejo en movimiento. Símbolo de la lujuria, por su
fertilidad.
Una anfisbena. Animal mitológico con dos
cabezas, una de ellas en la cola, esto le permitía andar hacia delante o hacia
atrás. Simboliza la desconfianza, la ambigüedad, la maldad y el demonio.
Aparecen 7 dragones pintados. Simbolizan el
demonio, son enemigos de Dios y del hombre:
- Un Dragón con 4 cabezas.
- Un dragón con lengua en forma de ataurique (típico adorno
vegetal de la arquitectura árabe) o arrojando un ataurique por la boca.
- Un Dragón de 3 patas que echa fuego por boca.
- Un dragón arrojando fuego por la boca.
- Un dragón de tres patas que está mordiéndose una pata.
- Un dragón con la cabeza vuelta hacia atrás y una larga lengua.
- Un dragón que parece estar mordiéndose el lomo.
Vemos también 5 escenas en las que 2 dragones se enfrentan y pelean:
- Un dragón con 2 colas peleando con otro
dragón y con sus cuellos entrelazados. Tienen pezuñas en lugar de garras.
- Dos Dragones enfrentados.
El de la derecha con cola termina en
ataurique.
- Dos dragones enfrentados. El de la izquierda con cola
terminada en ataurique.
- Dos dragones enfrentados con la cabeza ligeramente hacia atrás en
posición de ataque y la cola baja entre las patas traseras.
- Dos dragones enfrentados enseñando la
lengua.
Finalmente mostraremos las seis tablas decoradas con motivos cúficos (caligrafía árabe), arcos lobulados y vegetales con las que se completa la Sección 3ª del alfarje:
- En las dos tabicas siguientes aparecen alafias
con caracteres cúficos. Álvaro Zamora (1) sugiere que debe
tratarse de una frase cliché tan repetida y modificada que, degenerada ya, ha
perdido el cuerpo de la letra pasando a convertirse en una vistosa
ornamentación geométrica, por la forma angulosa de su trazado. Estas
degeneradas inscripciones se enmarcan bajo arcos lobulados.
- En las dos tabicas
siguientes los atauriques se disponen bajo arcos lobulados. Álvaro Zamora (1) sugiere que recuerdan la evolución nazarí de este motivo,
cuando la hoja se alarga aproximándose al tallo en grosor, a la vez que cobra
flexibilidad, y los sitúa como una derivación del ataurique de las decoraciones
de la Alhambra.
- Un ataurique parecido al anterior pero presentando
formas acorazonadas:
Y una última versión:
11 - BIBLIOGRAFÍA
- Mª Isabel Álvaro Zamora: La techumbre de Castro (Huesca). Actas del 2º Simposio Internacional de
Mudejarismo 1981. IET, Teruel 1982, páginas 227 a 240. ISBN 84-00-05266-8 .
-
Gonzalo M. Borrás (2): aportación al libro “El palacio de Villahermosa. Casa de los Condes de Guara. Huesca.” Colección
Boira. Editado por Ibercaja. Año 2010.
-
José
Antonio Tolosa Urieta: Web www.aragonmudejar.com: “Palacio de Villahermosa (Huesca)”; http://www.aragonmudejar.com/huesca/pag/villahermosa01.htm; “Ermita
de San Román (La Puebla de Castro)” www.aragonmudejar.com/ribagorza/pag/castro01.htm
- Juan
de Mandaville: Libro de las Maravillas del Mundo. Editado por Ioan Navarro.
Año 1540. Transcripción y presentación de Estela Pérez Bosch. Revista Lemir nº 5 (2001). Ed. electrónica e imágenes José
L. Canet. http://parnaseo.uv.es/lemir/Textos/Mandeville/Index.htm
-
Rafael de Fantoni y Benedí:
La Real Casa de Castro en Aragón: los
marqueses de La Puebla de Castro. Emblemata, Nº 6. 2000. Págs. 61-96.
- Rafael Franco Suiles: El artesonado
de San Román de Castro. Artículo publicado en el “Libré de las fiestas” de La Puebla de Castro de 2005.
Si desea consultar el artículo sobre los motivos heráldicos (39 escudos) en el alfarje mudéjar de la Iglesia de San Román de Castro haga “clic” en el siguiente título: