BARASONA Y SU EXPROPIACIÓN EN 1.927
Autor: Antonio Torres Rausa
(Artículo publicado en el Diario del AltoAragón el domingo 19 de noviembre de 2000)
Cuando todavía resuena el estruendoso eco de 400.000 aragoneses diciendo no al trasvase del Ebro, yo me acuerdo de aquella caravana de tartanas, mulas y caminantes que se manifestaron en la plaza de Barasona... Pero los riegos del Alto Aragón no regarían más que los del Bajo Aragón y amplias zonas del Pirineo, Mediano, Cancer y Barasona, serían finalmente sacrificados. Mal precedente nos dimos los aragoneses.
Cuenta Justo Broto Salanova que “fue a las 10 de la mañana del 17 de Octubre de 1.926 cuando se inauguraron las obras de la presa bajo Lumbierri. Era Domingo y dicen que lucía en un cielo azul un sol esplendoroso (a veces, la naturaleza hace guiños incomprensibles). Esta tarde, en la Casa Consistorial de Barasona, fueron convocados los vecinos por don Pio Rivera, síndico de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Don Pio Rivera expuso las condiciones de indemnización, y no hubo más. El vecindario tenía tres años para marcharse. Quienes subieron a Graus se trajeron los escudos de Castro y de Pinós (ver fachada casa Oncino en el Barrichós) y la pequeña imagen antigua de la Virgen del Cepillo. De la ermita de San Sebastián se trajo - y formaría la clave del arco de entrada a Hilaturas del Esera, como capricho -, una cabeza de carnero de piedra, recuerdo de la cañada secular. Allá por el 20 de Septiembre de 1.929, las aguas del río desbordaban los parapetos de las huertas, cubrían los ciruelos, subían aún hasta alcanzar los pretiles de piedra del pueblo para mojar las alpargatas a dos ó tres rezagados perplejos e incrédulos.” Ese día, bajo un sol espléndido, Barasona, el feliz pueblo de la baja Ribagorza, se sumergía lentamente bajo las turbias aguas de un presunto progreso y desarrollo económico de las tierras bajas de Aragón... ó de España. Qué más da. La milenaria torre de la iglesia fue la última en despedirse.
Barasona ocupaba el centro de una llanura ondulada en cerros suaves. Las casas, lo mismo que ocurría con La Puebla, aprovechaban sus compactas fachadas de piedra y cal para formar una muralla defensiva que no le sirvió ante las traicioneras expropiaciones. Según Justo Broto, era un pueblo de colonización, creado por los conquistadores de la zona allá por el siglo XI. Nosotros, como veremos más adelante, le damos una antigüedad mayor.
Pueblo trazado a cordel en cuadrilátero perfecto, como si de un campamento romano se tratase, con calles rectas que salían de la plaza. Al este, de cara a Graus un portalón (ver fotografía) lucía el escudo de los Castro y el de Pinós (que luego se trasladaría a Graus) como recordatorio de que nos encontramos en plena baronía de Castro.
Alrededor, la rica huerta que aprovechaba los meandros del río Esera, estaba protegida con paredes contra las frecuentes riadas. Barasona producía cereal, lino, cáñamo para alpargatas, nueces, almendras, ciruelas para secar, vino (algo flojo), ovejas, abundante caza de conejos y perdices... De todo ello había estado siempre bien informado, años atrás y durante siglos, el Abad de La Puebla de Castro sobre cuyo pueblo tenía la jurisdicción del diezmo.
Barasona ocupaba el centro de una llanura ondulada en cerros suaves. Las casas, lo mismo que ocurría con La Puebla, aprovechaban sus compactas fachadas de piedra y cal para formar una muralla defensiva que no le sirvió ante las traicioneras expropiaciones. Según Justo Broto, era un pueblo de colonización, creado por los conquistadores de la zona allá por el siglo XI. Nosotros, como veremos más adelante, le damos una antigüedad mayor.
Foto del Pueblo de Barasona con los escudos de los Castro y los Pinós en Casa Oncino |
Los escudos de los Pinós y los Castros trasladados a Casa Oncino en Graus |
En su origen, Barasona fue una iglesia sufragánea del Abadiado de Castro, cuyo Abad y Racioneros, desde su atalaya románica, cuidaban de la salud de sus almas. El censo de 1.553 le da una población de 8 vecinos, equivalente a unos 40 habitantes. Según un documento de 1.573 (“El Abad de Castro contra los jurados de Barasona”, legajo 88 del archivo diocesano de Barbastro), el Abad de Castro, don Francisco Riazuelo y sus sucesores, debía pagar el día de San Martín, a cargo de las rentas del abadiado y para el mantenimiento del cura encargado de Barasona, tres cahices y medio de trigo limpio, bueno y mercadero y un nietro de vino negro, condenando a los habitadores de Barasona a pagar todo lo que costase de más el mantenimiento de un Presbítero, que debía ser un Racionero de los que estaban en Castro formando Colegio con el Abad y que por turnos ó semaneros, bajaban por el antiguo camino del Soto, cruzaban junto al molino harinero del barón de Castro, en la partida La Ribera, y alcanzaban con relativa facilidad el pueblo de Barasona. Más costoso sería el regreso que, probablemente, lo harían por el actual camino de la Reguera hasta alcanzar el más plano que va desde La Puebla a Castro.
En su origen, Barasona fue una iglesia sufragánea del Abadiado de Castro, cuyo Abad y Racioneros, desde su atalaya románica, cuidaban de la salud de sus almas. El censo de 1.553 le da una población de 8 vecinos, equivalente a unos 40 habitantes. Según un documento de 1.573 (“El Abad de Castro contra los jurados de Barasona”, legajo 88 del archivo diocesano de Barbastro), el Abad de Castro, don Francisco Riazuelo y sus sucesores, debía pagar el día de San Martín, a cargo de las rentas del abadiado y para el mantenimiento del cura encargado de Barasona, tres cahices y medio de trigo limpio, bueno y mercadero y un nietro de vino negro, condenando a los habitadores de Barasona a pagar todo lo que costase de más el mantenimiento de un Presbítero, que debía ser un Racionero de los que estaban en Castro formando Colegio con el Abad y que por turnos ó semaneros, bajaban por el antiguo camino del Soto, cruzaban junto al molino harinero del barón de Castro, en la partida La Ribera, y alcanzaban con relativa facilidad el pueblo de Barasona. Más costoso sería el regreso que, probablemente, lo harían por el actual camino de la Reguera hasta alcanzar el más plano que va desde La Puebla a Castro.
A partir del año 1.622 el Abad de castro y sus Racioneros se bajaron a La Puebla de Castro y, poco después, Barasona fue declarada Vicaría Perpetua de La Puebla, con cura propio e independiente en cuanto a jurisdicción, pero conservando el Sr. Abad de La Puebla el derecho al Diezmo pero no a la Primicia.
Todavía a finales del siglo XVIII (“Decretales de La Puebla de Castro de 1.776”, archivo diocesano) Barasona (ó Varasona, como se escribía entonces) paga al Abad de La Puebla “décimo de trigo, mixtura, ordio común, ordio marcal, abena, cárraon, mijo, vino, cáñamo, lino, pollos, cebollas y guijas, y no se pagan primicia de ningún fruto, pero se advierte pagan décima de corderos y cabritos, aunque en el día, por convenio dan dos reales por cada cordero de décima”. El Abad, por otra parte, está obligado a dar al Vicario de Barasona 20 escudos, 8 cahices de trigo, 4 de centeno, 4 nietros de vino y 4 cántaros.
Pero el pantano, y sobre todo el barro, sepultaron celosamente otros muchos misterios que quizás los hombres de hoy no merecemos conocer por haber cometido ó permitido el crimen de la expropiación.
Bienvenido Mascaray, en su interesante libro “El misterio de la Ribagorza”, dice que Barasona es un “crinónimo”, esto es, el nombre de un crimen, el nombre de un pueblo feliz hasta principios del siglo XX, en que fue sumergido bajo las aguas del pantano de Joaquín Costa. Pero el alma sigue ahí, insepulta, ocultando su misterioso pasado.
Según el mencionado libro, la etimología de este pueblo, como la de otros tantos pueblos de alrededor, (Juseu, Lombierres, Nabarri, Grustan, etc.) viene del vasco: Baratz = huerta; on =buena; a= la. Barasona quiere decir “La buena huerta, la huerta feliz". Su etimología sugiere una cultura y una existencia ibero-vasca, muy anterior a la romana Labitolosa. Miles de años antes de los romanos, esta zona y otras de la Ribagorza, estarían pobladas por tribus, sin una unidad política, pero con un sustrato cultural común de etnia euskaldúna ó ibero-vasco. Si esto fuera así, como creemos, no debe interpretarse como un apoyo al nacionalismo expansionista vasco, sino todo lo contrario, pues al final de todo, se llegaría a la conclusión de que los españoles de etnia euskalduna probablemente son muchos más que los que certifican los dispensadores oficiales del nacionalismo.
Una segunda navarrización se produjo en el año 1.016 cuando Sancho Garcés III el Mayor, rey de Navarra, conquista Ribagorza, a pesar de lo cual el latín y la cultura romana han prevalecido hasta el punto que muchos topónimos de indudable origen ibero-vasco, se han ido interpretando según los cánones de la cultura vencedora, en lo cual ha influido, también, el absoluto desconocimiento del vasco. Este sería el caso de Barasona, “La huerta feliz”, que mataron los expropiadores y que esconde bajo los compactos barros del pantano el misterio de sus orígenes, probablemente ibero-vasco.
En el Ayuntamiento de La Puebla, que también sufrió la expropiación de sus tierras de la Ribera, se guarda la documentación en la que consta el justiprecio del crimen.
Las tierras consideradas de primera se pagaron a 22,50 Ptas. por área y a 15 Ptas. cada almendro, justiprecios que los de Barasona no aceptaron ya que sus tierras, al estar más próximas que las de La Puebla, suponían para ellos un mayor valor añadido por su facilidad en el cultivo. En efecto, asi lo argumentó el perito-agrimensor:
“Deben tener mayor valor estos últimos (los de Barasona) debido a que los terrenos objeto del expediente distan por lo menos de 5 a 6 Kilómetros de La Puebla, el camino que se encuentra es inaccesible para el carro y muy malo y pesado para las caballerías, que no pueden llevar más que la mitad de la carga acostumbrada por la razón de que el camino es muy pendiente y escabroso; mientras que esos mismos terrenos de el pueblo de Barasona están el que más a kilómetro y medio con muy buen camino para carro, pues si bien hay que cruzar el río Esera tienen tal costumbre ya de hacerlo que hasta los muchachos de corta edad lo vadean, porque salvo muy raras excepciones la altura del agua no excede nunca de 30 a 35 centímetros, así es que las labores resultan en Barasona un 25% más baratas y los acarreos un 75%, por lo tanto el valor de estas tierras para esos vecinos debe ser un 25% más que el valor que se les ha dado a los de La Puebla.
“Deben tener mayor valor estos últimos (los de Barasona) debido a que los terrenos objeto del expediente distan por lo menos de 5 a 6 Kilómetros de La Puebla, el camino que se encuentra es inaccesible para el carro y muy malo y pesado para las caballerías, que no pueden llevar más que la mitad de la carga acostumbrada por la razón de que el camino es muy pendiente y escabroso; mientras que esos mismos terrenos de el pueblo de Barasona están el que más a kilómetro y medio con muy buen camino para carro, pues si bien hay que cruzar el río Esera tienen tal costumbre ya de hacerlo que hasta los muchachos de corta edad lo vadean, porque salvo muy raras excepciones la altura del agua no excede nunca de 30 a 35 centímetros, así es que las labores resultan en Barasona un 25% más baratas y los acarreos un 75%, por lo tanto el valor de estas tierras para esos vecinos debe ser un 25% más que el valor que se les ha dado a los de La Puebla.
Los almendros que abona el perito de la Administración a 15 pesetas unos, no los puedo aceptar por considerarlo excesivamente bajo según voy a demostrar. Los almendros....pueden producir seguramente un doble-decálitro de almendras cada año, unos con otros 2/5....Las almendras hace algunos años que se han pagado por lo menos de 4 a 9 pesetas el doble y buscando el término medio que es de 6,50 pesetas resulta que los dos quintos de almendras que ha producido el árbol (unos años por otros) tiene el valor de 2,60 pesetas, deducido una pesetas por gastos de cultivo y recolección queda 1,60 pesetas la renta anual de cada almendro, la cual, capitalizada al 5% dá un valor de 32 pesetas que es el exacto y justo que debe tener cada almendro”
Tenemos la impresión que la Administración se salió con la suya, pese a tan razonables y sutiles argumentos y que no alcanzaban la esencia del problema, que era el inicio de un proceso de destrucción de los pueblos del Alto Aragón en beneficio de los regadíos de las tierras bajas y de otros intereses capitalistas. Mucho me temo que este ejemplo que nos hemos dado los aragoneses no sea un buen precedente para defender las aguas del Ebro frente a otras comunidades. Tampoco, en este caso, se realizaron las inversiones y obras prometidas en Graus para regar algunas tierras para los expropiados.
Construido ya el Pantano, la playa de la Ribera se convirtió a partir de los 50, en un lugar muy exclusivo para “los catalanes” que venían a veranear a La Puebla ú otros pueblos de alrededor, algunos descendientes de Barasona que habían tenido que emigrar a Barcelona, en aquellos tiempos, la capital del trabajo en España.
En los años del desarrollismo, se construyó la urbanización Lago de Barasona, que es como el barrio marítimo de La Puebla de Castro y un Camping muy visitado por holandeses y belgas. En la actualidad, el Lago de Barasona es un lugar internacional y conocido, pero muy pocos conocen la historia triste que subyace en sus aguas.
Por el contrario, los niños de entonces esperábamos el final del verano, cuando el pantano se deshinchaba por la sequía, para ver la torre de la iglesia que emergía enhiesta y enigmática, con su campanario de ojos tristes y alargados, sin campanas. Nos hacía soñar con las historias que guardaban las casas bajo el barro. Pero esta relación sentimental fue corta, pues allá por los años 50, el regimiento de Artillería de Montaña, nº 29 parece que hizo puntería y acabó con este último testigo, guardián de un pueblo de 20 casas y 90 vecinos:
Casa Mathias Marro, Casa Sebastián Salas, Vicente Franco, Ramón Viñas, Juan Sopena, Franco Oncino, Lagüens, Agustín Franco, Joseph Angusto, Juan Franco, Joaquín Macarulla, Joaquín Serena, Román Gros, Blas Calvera, Francisco Baquer, Pedro Sesa, Igancio Arnal, Antonio Blanco, Ramón Bardina, Ramón Calvera.