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Castro en la Edad Media -6- FERNÁN SÁNCHEZ, PRIMER BARÓN DE LA REAL CASA DE CASTRO

CASTRO EN LA EDAD MEDIA

6- FERNÁN SÁNCHEZ, PRIMER BARÓN DE LA REAL CASA DE CASTRO
Autor: Antonio Torres Rausa


(Este trabajo se publicó en 4 entregas en el periódico "Diario del Alto Aragón". La fecha de publicación de los artículos fueron los Domingos 24-4-2005 / 1-5-2005 / 8-5-2005 / 15-5-2005)

          De este desconocido personaje, que pudo haber cambiado la historia de Aragón, es decir, de Europa, pues eso era Aragón a mediados del siglo XIII, un poder emergente en el mediterráneo, dice Ferrán Soldevilla: “Este fue Fernán Sánchez: el pensamiento que hierve, una procesión de llamas de infierno iluminando la noche. La desgracia fue pródiga con él, y su cabeza fue el perdón de todas las ofensas contra el Reino. Fernán Sánchez es digno de Aragón. Es un héroe.”

          Fue el primer Barón de un lugar que sólo la terquedad del románico salva del olvido: Castro, peñascosa pesadumbre de una aldea abandonada y de un castillo roqueño vencido por el tiempo.

Ermita de San Román de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez.

El teatro histórico y los personajes.-

          Uno de los motivos por el que el Rey don Jaime I el Conquistador, el gran paladín de la cristiandad y conquistador de tres reinos, no ha sido canonizado por la Iglesia como lo fueron sus coetáneos San Luis de Francia y San Fernando de Castilla, quizás con menos méritos, fue su adicción a las mujeres.

          Poco tiempo después de morir la Reina doña Violante, pusiéronse de manifiesto las debilidades del Conquistador. El más antiguo documento conocido en que don Jaime designa a sus amantes o a sus hijos bastardos, data del año 1252. Sin embargo, hacía tiempo que el Rey de Aragón tenía dos hijos naturales, Ferrán ó Fernán Sánchez y Pedro Fernández.  Fernán Sánchez había nacido de una joven noble de Aragón  llamada Blanca de Antillón, con la que, según hemos escrito en anteriores artículos, tuvo relación el Rey en el año 1241, cuando esta dama le vende Castro. Ferrán Soldevila relaciona el nacimiento de Fernán Sánchez con esta compraventa, en el año 1242. Otros historiadores sitúan su nacimiento mucho antes, hacia 1226, fecha en que el Conquistador estuvo monteando, según refiere Zurita, por tierras de Pomar, Huesca y Las Cellas. Según esta segunda hipótesis, acompañó a su padre a la conquista de Valencia en 1240, y como recompensa, le hizo Señor de Castro en 1241 a cuyo objeto realiza la compra. Nuestra opinión, está más cerca de Ferrán Soldevila, con el matiz de que la compra de Castro en el año 1241 tiene un carácter simbólico, para poder hacer el propio Rey la donación a su hijo de esta importante Abadía que convertirá en Baronía.

          De otra dama aragonesa, llamada Berenguela Fernández, tuvo don Jaime a Pedro Fernández, “joven valiente y apuesto”, dice Miedes, el cual supo atraerse las simpatías, en tanto que Fernán despertaba repulsión y odio, dado su carácter altivo, envidioso y turbulento. Al menos, esto es lo que dice Tortoulon, que recoge esta descripción de Miedes, historiador contemporáneo de los hechos.

          De una tercera amante del Conquistador, Guillerma de Cabrera, parece que el Rey no tuvo hijo alguno, no así de una cuarta amante, que en realidad fue esposa morganática, Teresa Gil de Vidaure, de la que tuvo dos hijos: Jaime, que fue señor de Hijar, y Pedro que lo fue de Ayerbe. A estos dos hijos, aunque sin derecho a la sucesión, el Rey los consideró infantes.

          Por delante de los hijos bastardos y demás infantes, estaban los hijos legítimos: Don Pedro, que le sucedería en el reino de Aragón (Pedro III el Grande), personaje que según Muntaner, “jamás nació hijo de Rey que no fuese más bravo, más decidido, más prudente y más apuesto...”; su otro hijo don Jaime, persona prudente y de buen corazón que le sucedería en Mallorca, su otro hijo el Arzobispo de Toledo y, finalmente, su hija Violante que casó con el Rey Alfonso X de Castilla.

          Estos son los personajes que intervienen ó condicionan la increíble historia que vamos a contar y algo habrá que decir de las circunstancias históricas que les toca vivir.

Retrato de Jaime I el Conquistador

          El Rey, a parte de mujeriego y buen semental, condición esta última muy importante en los reyes, era hijo respetuoso y agradecido de la Iglesia, pero no esclavo y seguidor ciego. Con mano de hierro y guante de seda supo poner en su sitio al Arzobispo de Tarragona que pirateaba por el mediterráneo, y a clero y Abades que se negaban a pagar los diezmos concedidos por el Papa para la guerra contra los infieles. Con la espada y la ley tuvo que luchar contra la arbitrariedad feudal a favor del pueblo y las ciudades, y su gran problema fue que tanto los Barones catalanes como y principalmente los Ricos Hombres de Aragón, no siempre estuvieron a la altura de su política universalista, tanto en la península, a cuyo yerno tenía que ayudar contra los moros fronterizos, como en el mediterráneo, mar cuyos peces ya empezaban a llevar en sus plateadas panzas las barras rojas de Aragón.

          Pero ya se sabe que el aragonés, aunque noble, es rudo, valiente, sacrificado, pero terco y rebelde. Los levantamientos de la nobleza de Aragón, fueron la pesadilla del trono durante centurias. El Rey Ramiro II el Monje, con su célebre campanazo, cortó las rosas que sobresalían más de su jardín, pero esta misma sabia, orgullosa y rebelde, siguió en las raíces de sus sucesores. Siglos después, tampoco Felipe II quiso sufrir con mansedumbre tanta soberbia y cortó en la cabeza del Justicia, lo más sagrado de aquella nobleza: los fueros. ¡Los fueros por cuya conservación y robustecimiento pugnaban con tanta acritud los levantisco que coreaban a Fernán Sánchez! Pero quizás idealizamos la historia. A lo peor, el interés del Rey por luchar contra el moro de Granada no era otro que asegurar a su nieto un reino, lo cual entendemos que al Vizconde de Cardona se la traía tan fresca, y a lo mejor, ni don Pedro era tan bravo, apuesto y prudente, ni nuestro bastardo, tan altivo, envidioso y turbulento. Pero la historia la escriben los ganadores, por eso nosotros, desde la distancia, intentaremos ser objetivos, aún reconociendo que la figura altiva del Barón de Castro, nos cae simpática, ya no sólo por ser el gran perdedor de esta historia, sino fundamentalmente por haber tomado de Castro el apellido que hará honor a toda una genealogía ilustre, la de la Real Casa de Castro.

Fernán Sánchez, hijo bastardo del Rey don Jaime.-

          Hemos dicho que muy probablemente Fernán Sánchez nació en el año 1242. La relación entre el Rey y doña Blanca intuimos que, aunque larga, nunca fue oficial, pues hay documentación que sí demuestra que ya en el año 1238 el Rey mantenía relaciones con Teresa Gil de Vidaure, tres años después de casarse con Violante de Hungría. Dice Zurita que “en este tiempo (año 1255) el Rey gobernaba gran parte de sus negocios con el consejo de una dueña muy principal que se decía doña Teresa Gil de Vidaure, con la cual vivió mucho tiempo como con su mujer legítima”. Ya hemos dicho que los hijos habidos con esta dama, Pedro de Ayerbe y Jaime de Hijar, fueron considerados infantes, no así el habido con Blanca de Antillón, nuestro Fernán Sánchez, que aunque reconocido como hijo y dotado como tal, siempre fue bastardo. Blanca de Antillón era hija de Sancho de Antillón y de doña Ozenda, viuda ya en 1267 y a la que, por estas fechas, el Rey ya le había donado Salas Altas y Salas Bajas.

          La bastardía, en Aragón, ha tenido sanción legal. El bastardo perdía el derecho a la sucesión. Pero, con todo, el reconocimiento de la consanguinidad y de la pertenencia a la Familia Real, se encuentra en todos los registros del Archivo de la Corona de Aragón en los documentos que se refieren a los Fernández de Castro y demás sucesores: “Dilecto suo et quamplurimum diligendo Philippo de Castro, consanguíneo suo... dilecto consanguíneo suo...” Tratamiento, pues, de Familia Real.

          No parece que Fernán tuviera ningún resentimiento contra su hermano, el heredero legítimo por su bastardía, más bien al contrario, se sintió orgulloso de ser hijo reconocido del Rey, que en muchas ocasiones lo distinguió encomendándole misiones importantes, como ratificar en el año 1261 el compromiso matrimonial del infante heredero don Pedro con doña Constanza, la hija del Rey Manfredo de Sicilia, ó actuar como testigo de esta boda, el 13 de Junio de 1262 en Monpelier, acciones que, como veremos, mal se las agradecerá su hermano, el futuro Pedro III el Grande.

Las relaciones de Fernán Sánchez con su padre y una buena boda.-

          Hay detalles del amor que el Rey sentía por su hijo Fernán, como por ejemplo, cuando le regala un hermoso caballo. Tendría Fernán no más de 18 años y esto fue el 18 de Enero de 1260. Lo sabemos por un documento en el que el Rey confiesa deber a P. Despecio, habitante de Teruel, setecientos sueldos por la compra de un caballo que “dedimus Ferrando Sancii filio nostro”. Probablemente este fue el mejor y más querido caballo que tuvo Fernán y que respondía al nombre de Asenyallat, nombre de látigo que rastallea y que dicho con voz de guerra, debía producir en el animal un brinco mortal. ¡Asen-ya-llat!. Como veremos al final de esta historia, este grito no le sirvió al escudero de Fernán para escapar de la tenaza de los soldados de don Pedro.

          No faltan otras ocasiones, en las que el Rey le demuestra su consideración. Estando el Rey en Barcelona, el 21 de Agosto de 1262, el Rey hizo reparto de sus reinos, dándole al infante Pedro el reino de Aragón con el condado de Barcelona y Valencia. Dice Zurita que, entre los Prelados y Ricos Hombres presentes estaba “don Fernán Sánchez, hijo del Rey que fue señor de Castro”.

Mapa del avance de las conquistas de Jaime I

          Dos años después, en 1265, tenía Fernán 23 años, un importante Señorío y un buen apellido para poder aspirar a una buena boda. Y así lo hizo pues se casó con doña Aldonza de Urrea, hija de Jimeno de Urrea, uno de los nobles más ricos de Aragón. Y debía ser cierto, pues hemos encontrado cantidad de textos por los que reconoce el Rey deber diversas partidas de dinero a su hijo, a quien le da como garantía los rendimientos de las salinas de Naval (“castrum et villam de Naval cum salinis et aliis redditibus eiudem castri et ville”). Este será el fundamento por el que Fernán, años después cuando está en guerra con su padre, mantiene ocupado el castillo de Naval contra las pretensiones de su padre.

          Probablemente el Rey, como cualquier estado moderno, que emite deuda que nunca llegará a pagar, ni siquiera llegó a hacer efectivo la dote de la boda de su hijo consistente en 500 morabetinos alfonsinos de oro, que reconoce en un debitorio a favor de Jimeno de Urrea: “Nos Jacobus... recognoscimus et confitemur debere vobis nobili Eximino de Urrea et vestris quingentos morabetinos alfonsinos in auro, quos vobis damus et de gratia speciali in auxilium dotos filie vestre, quam dolecto filio nostro Ferrando Sancii in uxorem dedistis”.

          En otro texto, el Rey reconoce deber a su hijo 11.800 maravedís,  y entre las cartas reales de Alfonso III, la de número 190, se expone bien este estado de insolvencia del Rey Jaime I, quien no solventó siquiera las deudas que tenía con su hijo Fernán.

Escudo de Fernán Sánchez de Castro, el primer Barón de la Real Casa de Castro. Combina dos símbolos, las barras rojas y las estrellas, uniendo así su linaje paterno y materno: las barras de Aragón por su padre el rey Jaime I y las estrellas por la línea materna de los Antillón. Escudo cuartelado. Cuarteles 1 y 4, con dos barras de gules (rojo) sobre oro; cuarteles 2 y 3, con una estrella de gules de ocho puntas sobre fondo blanco (de plata).

Las primeras discrepancias de Fernán Sanchez con su padre el Rey.-

          Las conquistas en Sicilia hechas por Manfredo, de las que la Iglesia creíase despojada, fueron ofrecidas por el Papa Urbano a Carlos de Anjou bajo pacto de vasallaje. Años después, Clemente IV excomulga a Manfredo y corona al de Anjou como Rey de Sicilia. El partido del papado, los güelfos, se impuso a los gibelinos, Carlos de Anjou a Manfredo, Rey que fue asesinado. 

          El Rey de Aragón contempla la inutilidad de una alianza con el Rey Manfredo asesinado, ratificada por un matrimonio inútil, el de su hijo Pedro con Constanza, la hija de Manfredo, del que fue testigo de boda Fernán Sanchez. Veremos como este cambio de escenario, influirá decisivamente en las relaciones entre el infante don Pedro y su hermanastro Fernán que pese a haber actuado de testigo en esta boda, aceptará ser investido caballero por Carlos de Anjou.  

          Por estos años, Ferriz de Lizana, hermanastro de Fernán, desafió al Rey con una carta, por ser pasada la tregua que había asentado el Rey con los Ricos Hombres de Aragón. Dice Zurita que “por esta causa se vino el Rey a Lérida a donde apercibió sus gentes y mandó que le siguieran contra don Ferriz; y de allí partió a Monzón y proveyó que fuesen a combatir un castillo que le decían Picamox; de allí pasó el Rey a cercar Lizana; y había gente de guarnición en la villa puesta por don Fernán Sánchez, hijo del Rey, desde el tiempo que los Ricos Hombres se confederaban para seguir su derecho en las causas y querellas de que pretendían ser desaforados”.

          Don Fernán Sánchez se viene al servicio de Lizana, y saca su gente y entra gente de don Ferriz. En esta sazón don Fernán era venido al servicio del Rey y suplicó le diese lugar que saliesen los suyos de Lizana y entrase en el castillo gente de don Ferriz que estaba en Alcolea; “y olgó de ello el Rey”. Es aquí donde aparece por primera vez Fernán Sánchez aliado con los Ricos Hombres frente al Rey, pero entre el noble rebelde, que es su hermanastro, y la fidelidad a su padre el Rey, escoge lo segundo, y menos mal, porque los de Lizana fueron todos ajusticiados. Tenemos, pues, a un Fernán  que en el fondo está a favor de la levantisca nobleza aragonesa, pero con un corazón que le impide traicionar a la monarquía representada por su padre. Su padre, que le quería, “olgó por ello”.

          El 31 de Mayo de 1265, el Rey don Jaime concede un salvoconducto a Fernán Sánchez, Bernardo Guillén de Entenza, Ferriz de Lizana y a Doña Toda de Estada, con garantía de protección de todos sus bienes y súbditos hasta que el Rey vuelva de la frontera de Murcia y Granada. Por este documento sabemos ya los graves problemas que Fernán tenía con su hermanastro don Pedro, cuales eran sus aliados, y de la estrecha protección que le dispensaba su padre el Rey, el cual, por cierto le invita a la conquista de Tierra Santa, su sueño postrero.
Sa Juan de Acre (Acre) en Israel

          Con estas buenas disposiciones, partió Fernán Sánchez para Tierra Santa, con el Rey y su hermano Pedro Fernández, almirante de la armada, un 4 de Septiembre de 1269. El sueño dorado de cualquier caballero cristiano era la conquista de los Santos Lugares, y ni que decir tiene que mucho más para un Rey que había conquistado tres reinos. Haber incluido a su hijo bastardo en este proyecto, debió suponer para Fernán el más gratificante de los premios y un definitivo seguro de lealtad. Mientras que don Jaime se vio obligado a regresar a la Península por las tempestades apenas había zarpado, parte de la escuadra aragonesa continuaba su marcha a Oriente. Algunos buques se habían perdido durante la tempestad y algunos otros habían anclado en las costas de Cerdeña, pero los que llevaban por almirante a don Pedro Fernández, entre ellos el de Fernán Sánchez, llegaron hasta San Juan de Acre. Pero en vano aguardaron a su padre, cuya suerte ignoraban. Viendo que ni el Khan de los tártaros, ni el Emperador de Oriente Paleólogo parecían dispuestos a unírseles, tal como estaba previsto en la conquista de Tierra Santa, dejaron a los cristianos de Siria auxilios en hombres, víveres y dinero y tomaron la vuelta a España, deteniéndose en Creta y Sicilia. En este último país, Carlos de Anjou, Rey de Nápoles y Sicilia, les recibió con toda consideración y trabó amistad con don Fernán Sánchez, a quien armó Caballero.

          Estas buenas relaciones entre Fernán y el Rey Carlos de Anjou, vencedor de Manfredo, suegro del infante don Pedro, hicieron brotar en el infante un odio para con su hermanastro que no iba a  ceder hasta la muerte del bastardo. En cierta medida era comprensible este odio, si pensaba que Carlos de Anjou y Fernán Sánchez, podían hacer una alianza contra él y su padre, que con seguridad contaría con el apoyo de una buena parte de la nobleza aragonesa y, desde luego, con el Papa, amigo del de Anjou. De cumplirse sus presagios, el futuro Rey de Aragón y quizás el conquistador de los Santos Lugares, sería Fernán Sánchez, el señor de aquél obscuro lugar que se llamaba Castro. En ese momento, el excitado pensamiento de don Pedro le llevó a la determinación de que su hermano bastardo tenía que morir.

          El primer episodio grave de la lucha entre los hermanos, o por mejor decir, de la guerra abierta por el infante contra Fernán, ocurrió en Burriana, muy probablemente cuando todos los hijos del Rey se encontraban en guarnición de la frontera de Murcia. Cuenta Zurita que sucedió que “estando don Fernán Sánchez en Burriana le combatieron y entraron en la casa donde moraba, hallándose el infante presente, y le anduvieron buscando por toda ella con las espadas arrancadas; y le hubieran muerto si antes no se hubiera salido con doña Aldonza de Urrea su mujer”.

          Sigue refiriendo Zurita que “cuando pasó aquel caso en Burriana, don Fernán Sánchez dio aviso al Rey suplicándole que le defendiese de toda injuria y le asegurase del peligro de la muerte, pues lo podía hacer mandando castigar a los ministros de aquel delito, porque si su enemigo sucediese en el reino en vida de su padre, como decía don Fernán Sánchez que lo procuraba, no sería después poderoso de vengar su muerte... Pues era príncipe justo y clemente, mandase hacer castigo ejemplar de tan grave insulto”.

          La inmediata reacción del Rey fue convocar Cortes en Ejea, a primeros de Marzo de 1272, en las que destituyó fulminantemente al infante don Pedro de la Procuratoría General del reino. Por el momento, Fernán ganaba la batalla.

          En el capítulo LXXXI del mismo libro, cuenta Zurita que el infante don Pedro, pese a la protección que el Rey ejerce sobre Fernán, persiste en procurar la muerte del de Castro, al que consigue desprestigiar mediante la falsa acusación de alta traición
De Ejea partió el Rey para el reino de Valencia, y porque el infante no quería estar a juicio con su hermano como él lo pedía y por todas vías insistía en le procurar la muerte, en presencia del Obispo de Valencia... le exhortó que personase a su hermano y se concordase con él. Pero el infante por la insistencia que en esto se hacía, se salió una noche de Valencia sólo con tres caballeros, sin responder al Rey, con deliberado ánimo de proseguir su venganza. Entonces, determinó el Rey de amparar a don Fernán y defenderle de cualquier fuerza e injuria y castigar al infante su hijo. En este medio fue don Fernán Sánchez con don Jimeno de Urrea, su suegro, a Valencia y dio al Rey grandes gracias...
Mas el infante envió luego al Rey a don Ruy Jimenez de Luna y a Tomás de Junqueras con su carta de creencia. Y estando con el Rey don Bernardo Guillén de Entenza, don Ferriz de Lizana... en presencia de don Jimeno de Urrea, Yomás de Junqueras refirió que no quisiera el infante su señor decir al Rey lo que en el hecho de don Fernán Sánchez pasaba, y que hasta entonces lo había encubierto, porque era de calidad que a todos sus hermanos quedaría gran infamia si quedase sin castigo.
Pero pues tanta voluntad tenía que se publicase, entendieren y supieren por cierto que don Fernán Sánchez había dicho que el Rey no debía reinar, y había procurado que fuesen dados hechizos al infante  don Pedro su hermano, y trataba de alzarse con la tierra con algunos Ricos Hombres y gente de su valía.
Habiendo oido el Rey una ocurrencia tan criminosa y grave como esta... apartóse a una parte con don Bernardo Guillén de Entenza y con don Jimeno de Urrea... y díjoles que a ellos tocaba responder... Mas a esto respondió don Jimeno de Urrea que siendo aquél que lo decía clérigo y persona vil, no era obligado a responderle y que le daría su igual. 
Entonces dijo a los mensajeros del infante que mandaría parecer a don Fernán Sánchez a cierto plazo para que salvase su honor a cerca de lo  que se le oponía y cuando no satisficiese a ello le mandaría dar castigo que su culpa merecía. Y porque no tenían orden del infante de aceptar aquella provisión se partieron con esto.
Estaba el infante en Algecira a donde hizo juntar su gente y determinó el Rey de partir para aquella villa, y mandó que fuesen a cierto día con él a Corte los Prelados y Ricos Hombres, y trataba de apremiar al infante hasta que desistiese de la guerra que quería hacer contra su hermano. Y andando el Rey a caza pasó el infante por el vado de Jegayren con treinta de a caballo y entrose en Corbera. Después se juntaron a Cortes el infante don Jaime, don Bernaldo de Olivella Arzobispo de Tarragona, y los Obispos de Barcelona, Lérida y Valencia, don García Ortiz de Azagra, don Artal de Luna y los procuradores de los concejos de Zaragoza, Teruel, Calatayud y Lérida y otros lugares.
Propuso en estas Cortes el Rey el atrevimiento y desacato del infante su hijo, que había ayuntado gente de guerra acaudillándola contra su mandamiento y bastecido todos los castillos que tenía por él, no queriendo estar a derecho con su hermano en la querella que de él tenía. Fueron por esta causa los Prelados y Ricos Hombres que allí estaban a Corbera para apartar al infante de la guerra que contra su padre se esperaba quería mover; y quedó con el Rey don Artal de Luna; y anduvieron en esto diversos días tratando de partida; pero no parecieron al Rey tales que honestamente se pudiesen aceptar, y dejando buena guarnición en Algecira, el Rey pasó a Játiva. Mas el Obispo de Valencia anduvo procurando la concordia entre el Rey y el infante; y finalmente por su medio el infante deliberó de ponerse en la merced del Rey, un Miercoles antes de la fiesta de la Navidad del año 1272; y fue a Játiva con todos sus caballeros y besóle el pié y dijo palabras de grande arrepentimiento y humildad; y el Rey le recibió muy bien. Y fue con el infante el maestre del espital que tenía en su poder preso. Esto se concertó con gran daño y peligro de la persona de don Fernán Sánchez como después pareció”.
          Del texto de Zurita, se deduce en primer lugar, que la acusación de alta traición hecha por don Pedro, tiene escaso eco en la Nobleza y aún en el propio monarca, y que quien está a punto de rebelarse contra el Rey es el propio infante heredero. Fernán sigue protegido por el Rey. Es el Obispo de Valencia el que intercede por el infante y el que procura la paz entre éste y el Rey, aún a costa de sacrificar al de Castro. Y quizás fue esto lo políticamente correcto para evitar una guerra civil y ante el nuevo frente de problemas que ya estaban ocasionando al Rey los Barones de Cataluña, capitaneados por el Vizconde de Cardona, el cual no quería secundar el llamamiento que el  Rey hizo desde Monpellier a todos los Ricos Hombres de Aragón y Barones de Cataluña para que le ayudasen a favor de su yerno Alfonso X, el Rey de Castilla que estaba en guerra con los moros. Esto sucedía el 30 de Enero de 1273 y el  Vizconde de Cardona, ante el ruego de que le acompañase a la guerra, le había respondido “que no era obligado de servirle los feudos y honores en las guerras que tenía el Rey de Castilla en su reino”. A lo cual el Rey le pidió le entregase los feudos que tenía en su honor. El Vizconde determino no darlos. Y esta fue la causa de la guerra que se movió poco después entre el Vizconde de Cardona y los Barones de Cataluña con el Rey y con el infante don Pedro su hijo”.

          Hay que subrayar este hecho como causa fundamental de la rebelión de la Nobleza catalana contra el Rey, en la que, en un primer momento, Fernán Sánchez nada tiene que ver, si bien es cierto que por coincidir  sus intereses con los de los insurgentes, acabará  por capitanearla.

La Nobleza Catalano-Aragonesa capitaneada por el Señor de Castro.-

          Un clima de conjuración se iba extendiendo bajo el pretexto de defender los usos y costumbres que siempre se habían guardado por los Reyes de Aragón. Más la principal ocasión fue que el infante don Pedro pretendía que algunos feudos fueran devueltos a la corona real y que no podían heredarlos las mujeres.

          Dice Zurita que el Vizconde de Cardona trató mañosamente de confederarse con Fernán y con algunos Ricos Hombres de Aragón y Castilla. Lo cuenta así:
Sucedió por este mismo tiempo que el Vizconde de Cardona y don Fernán Sánchez y don Artal de Luna y algunos otros Ricos Hombres de Aragón se vieron en el reino de Castilla y se confederaron y juramentaron entre sí; y volvieron con don Fernán Sánchez a Estadilla, a donde se hicieron ayuntamientos de gentes de este reino. Entonces se juntaron también algunos Barones de Cataluña en Ager, con sus compañías, y eran el Vizconde de Cardona y los Condes de Ampurias y Pallás...
Muchos de los Ricos Hombres de Aragón y Cataluña siguen la opinión de don Fernán Sánchez. En estas circunstancias, el infante don Pedro, que estaba en Aragón, habiendo ayuntado por mandato del Rey los Ricos Hombres y concejos del reino para ir contra Fernán Sánchez, fue a ponerse sobre el castillo de Antillón que estaba en poder de Fernán Sánchez y se había apoderado de él por razón de la dote de su madre. Y estaba dentro de su defensa Jordán de Peña, que era hermano de parte de madre. Y mandole combatir con trabucos de noche y de día; el castillo se defendió muy bien por los de dentro con esperanza que don Fernán Sánchez y los de su valía que estaban en Estadilla y comarca, los socorrerían”.
          Entretanto, y aprovechando que el infante estaba en Aragón haciendo la guerra a su hermano Fernán Sánchez, el Conde de Ampurias entra en Figueras, ciudad que había repoblado el infante don Pedro, quema su castillo y tala su término. El Rey acude a Barcelona donde recibe, a 10 de Noviembre, la declaración de guerra de otros Barones que estaban con el Conde de Ampurias.

          Queriendo el Rey apaciguar la rebelión de Aragón, y no pudiendo ausentarse de Barcelona, porque también aquí la situación estaba muy alterada, mandó convocar Cortes en Aragón y “cometió al infante don Pedro que estaba en el reino, que en su lugar y con autoridad suya mandase congregar la Corte en el lugar que más expediente fuese dentro de Aragón, y que de su parte en aquellas Cortes prometiese a los Ricos Hombres, caballeros e infanzones, que el Rey les guardaría sus fueros y estaría a derecho y justicia con los querellantes”.

Castillo de Castro: murallas.

          Pero razones poderosas tenían los Nobles aragoneses confederados para no aceptar la paz del Rey. Veamos la carta por la que Fernán Sánchez se despide definitivamente de su padre. La carta fue llevada a Barcelona, donde  estaba el Rey, en el mes de Diciembre de 1274, por don Ramón Andrés Proenzal y decía así: “que el Rey le había dado muchas ocasiones por donde le debiere deservir, las cuales ni por letra ni mensajero no se sufriría explicar sino se viese con él y que todo lo había sufrido hasta entonces. Querellábase que el Rey le había asegurado por quince días, hasta Todos Santos; y dentro de aquel seguro, vasallos del infante don Pedro le corrieron tierra de Rodellar y le llevaron gran presa de ganado; y que Pedro de Meitat que era vasallo del infante, puso en celada a los de Castro de Olvena que iban con seguro al mercado y llevó muchos de ellos presos; y otro vasallo del infante que se decía Pedro de Molina que tenía la junta de Sobrarbe por el Rey con toda la junta de aquella tierra, fue sobre el castillo de Castro que un vasallo suyo que se decía Juan de Rodellar lo tenía por don Fernán Sánchez, y lo combatió e hirieron a su mujer y a sus hijos y con una brígola (máquina de guerra para batir murallas) que había en Ainsa iba otra vez a combatirlos. Decía también que los de Ainsa y su tierra quemaron y talaron todo cuanto tenía en Boltaña un vasallo suyo que se decía Iñigo López. Y que le hacían tantas injurias y ofensas que más no se podía sufrir. Y que por esto y porque estaba desheredado de Pinzano y de Lorbés y Sasa y de Sierracastillo y Foradada, y por otras muchas causas que diría al Rey si tuviese lugar, se despedía de él, y que no quería ser su vasallo y se salía de su obediencia; y aunque a donde quiera que estuviese su persona lo acataría como a padre y señor, pero de sus gentes y vasallos y de los que mal le habían hecho y hacían, se defendería cuanto pudiese”. Hasta aquí,  la carta de Fernán, según viene referida por Zurita y que constituye el verdadero testamento político del señor de Castro.

          Por el contenido de esta carta, se deduce claramente que la guerra de Fernán es puramente defensiva y de supervivencia, no va contra su padre pues la alianza con los Ricos Hombres de Aragón y Barones de Cataluña es puramente coyuntural, con motivaciones diferentes y, en todo caso, deja un resquicio para la esperanza si su padre el Rey tiene a bien recibirle, cosa que no sucede. Con dureza el Rey le manda una carta en la que le recrimina que mantenga a la fuerza el castillo de Naval que por ley no lo puede retener contra su señor, ni aún estando como garantía de deudas que el Rey tenía contraídas con su hijo; no obstante, de forma muy genérica, le ofrece la paz y dar satisfacción justa a sus demandas y en caso de no aceptar, “le convendría defenderse y proceder contra él como contra aquél que no quería admitir la razón y justicia de su señor”. Es decir, si no aceptaba la rendición incondicional, tendría que defenderse del Rey como si se tratase de un simple vasallo.

          Mas se acercaba la Navidad de 1274 y siempre es un buen momento para firmar una tregua. Los reyes de Castilla, sus hijos, pasaban la Navidad en Barcelona. El hijo bastardo, Fernán Sánchez, entre Estadilla, Castro, Pomar y Antillón. Sabe que la paz es imposible, por lo que recorre sus castillos preparándose para lo peor, no obstante llega el anuncio de unas Cortes en Lérida, para las Carnestolendas, en las que confiaba bien poco. El odio implacable del infante hacia Fernán ha cristalizado todas las razones y sinrazones de los Barones de Cataluña y algunos Ricos Hombres de Aragón, de manera que él, Fernán Sánchez de Castro, por los hados de una cruel fatalidad, se ha convertido en el Capitán de la Nobleza Catalano-Aragonesa que se rebela contra la Corona.

Refiriéndonos ya a las Cortes de Lérida, dice Zurita que el Vizconde de Cardona y los de su opinión, temiéndose del Rey, aunque les ofrece seguro, no quieren entrar en Lérida, y desde Corbins  envían sus procuradores. “Llegado el Rey a Lérida, el infante se fue también allá y se aposentó en el castillo; más el Vizconde de Cardona y los Condes de Ampurias y Pallás y don Fernán Sánchez, don Artal de Luna y don Pedro Cornel y los otros Ricos Hombres y caballeros de su bando, no quisieron entrar en Lérida, diciendo que se temían del Rey; y juntáronse en Corbins, y aunque el Rey les ofreció que les daría seguro, no quisieron ir y enviaron por sus procuradores a Guillén de Castelaulí y Guillén de Rajadell. Estos caballeros pidieron que ante todas cosas el Rey mandase restituir a don Fernán Sánchez las villas y lugares que el infante don Pedro le había tomado”.
En la respuesta, el Rey decía que ”no era obligado a esto porque don Fernán Sánchez y don Jimeno de Urrea y don Artal de Luna y don Pedro Cornel, con ofrecerles de estar a derecho con ellos, habían desafiado al infante... y lo que era más grave, que don Fernán Sánchez tenía forciblemente los castillos de Alquezar y Naval y no los quería restituir al Rey”.

La anunciada muerte fratricida.-

          La paz no ha sido posible y negros augurios se ciernen sobre  las postrimerías del mes de Marzo de 1275. Las aguas del Segre y del Cinca se van a teñir de sangre real y hermana. La razón de estado, una vez más, se impone con toda su brutalidad.

          Es precisamente el 28 de Marzo, según el Itinerari, cuando el Rey da la orden al infante para que aniquile a don Fernán Sánchez. Dice Zurita que “el Rey estaba tan indignado por el desacato y ofensa de don Fernán Sánchez, que mandó al infante antes que saliese de Lérida, que luego fuese contra él e hiciese todo el daño que pudiese... y que no pusiese cerco a castillo sobre el cual le tuviese forzado detenerse mucho tiempo”. Había que ir rápido contra los cabecillas y, una vez más, en Aragón, había que cortar las rosas que más sobresalían del jardín, aunque esa rosa fuese el propio hijo del Rey. Comenta Zurita que “era cosa de gran maravilla ver cuán puesto estaba el Rey de proseguir este negocio y castigar el atrevimiento de su hijo y de los Ricos Hombres. Porque con ser en infante don Pedro uno de los mejores caballeros del mundo y de gran valor y que perseguía a su hermano con odio terrible, el Rey le incitaba más y animaba, diciendo que desenvolviese bien las manos en aquel menester y les hiciese cuanto mal y daño pudiese, y que para el día que tenía señalado a sus huestes se juntasen con él en Lérida y también se hallase con él el infante, pues si Dios era de ello servido purgaría de tal manera la tierra que mientras él viviese estaría en paz, y después de sus días no tendría el infante tanta contienda con sus Ricos Hombres”.

          Como se comprenderá, poca necesidad tenía el infante de que el Rey le azuzase, ya que su obsesión era desde hacía tiempo, acabar matando a su hermano.

El fratricida Pedro III de Aragón. Pintura de Filippo Ariosto

          Mientras el Rey sigue en Lérida hasta el 9 de Mayo, fecha en que partirá a Barcelona para sofocar la rebelión en Cataluña, el infante don Pedro inicia sus movimientos contra Fernán. Según el Itinerari, el 31 de Marzo el infante se encuentra en Huesca, el 22 de Abril en Barbastro, y el 26 del mismo mes, en Pertusa. Sería a finales del mes de Abril (estamos en 1275)cuando el infante, sabiendo que su hermanastro andaba con poca gente visitando sus castillos y animando a los suyos que los tenía en guarnición, teniendo aviso que había de ir al castillo de Antillón, puso en celada hasta ciento de caballo y dieron de sobresalto sobre don Fernán Sánchez, y escapándose de ellos encerráronle en el castillo de Pomar que está sobre la ribera del Cinca; y pusiéronse en torno del castillo y dando aviso de ello al infante, acudió con su gente sobre él.”

          Refiere Bernardo Aclot que entendiendo don Fernán que no podría allí defenderse y que necesariamente le convenía rendirse, por no ponerse en manos del infante, mandó a un escudero suyo que se armase con sus armas y saliese con algunos a caballo fuera del castillo y a toda velocidad procurase escabullirse de entre los enemigos como mejor pudiese. Y disfrazándose en hábito de pastor pensó él en aquel rebato escaparse. Pero siendo cogido el escudero por la gente del infante, descubierto el engaño, siguieron a don Fernán Sánchez.

          El dramático final, lo cuenta así Tortoulon: Era un duelo a muerte entre los dos hermanos. Derrotado por los hombres del infante y cercado en su castillo de Pomar, el bastardo escapaba disfrazado de pastor, mientras que los sitiadores perseguían a uno de sus escuderos, que huía a toda brida, vestido con las ropas de don Fernán y montado en Asenyallat, su mejor caballo; pero descubriose la estratagema y el bastardo, cogido en un campo de trigo, donde se había ocultado, después de haber intentado en vano pasar el río Cinca a nado, fue conducido ante su hermano, que lo hizo ahogar. Este acto de odiosa justicia inspiró al Rey tales palabras que, por honor a don Jaime quisiéramos creer que hay algún error de copia en este pasaje de su crónica: “Llegó a nuestros oídos, antes de salir de Perpiñán, como el infante don Pedro, teniendo sitiado un castillo de Ferrán Sánchez, había preso a éste y lo había hecho ahogar; de lo que nos alegramos por cierto, pues era dura cosa que siendo él nuestro hijo y después de haberle hecho tanto bien y honrado con pingüe patrimonio, se levantase así contra Nos”. (Crónica de D. Jaime cap. CCCV)

          Es muy posible que estas terribles palabras no las haya dicho nunca don Jaime, ó hayan sido mal interpretadas, como sugiere Tourtoulon. Esclot, hablando de este hecho, dicey cuando el Rey supo que el infante Pedro había hecho ahogar a Ferrán Sánchez, esto le disgustó mucho, porque era su hijo”. Esta interpretación cuadraría más con el carácter compasivo del Rey y, por supuesto, con el amor de padre que le había profesado. De todas formas, paradojas del destino, uno de los descendientes de Fernán Sánchez, don Gaspar Galcerón de Castro, de Pinós, de Gurrea y de Aragón, Conde de Guimerá, iniciaría en el año 1634 el proceso de beatificación del monarca aragonés Jaime I el Conquistador, el que había sacrificado a su hijo, ascendiente suyo. Paradójica venganza.

          Hemos dejado al Rey en Lérida hasta el 9 de Mayo que parte a Barcelona, para poner en orden las cosas en Cataluña. Según el Itinerari, el Rey llega a Barcelona el día 13 y permanece allí hasta el día 3 de Junio que parte para Perpiñán, donde le aguarda su hija la Reina de Castilla. Llega a Perpiñán el día 8 de Junio. El 9, en Perpiñán, el Rey reconoce un crédito de 720 cahices de trigo a favor de su hijo Pedro, que entregará Sarroca, Obispo de Huesca. El día 25 de Junio sale el Rey para Ampurdán a combatir al Conde de Ampurias, pero antes de salir de Perpiñán, recibe la noticia de que su hijo Fernán ha sido asesinado por su hermano.

          Todas estas fechas nos llevan a la certeza de que el fratricidio tuvo lugar entre los días 4 y 6 de Junio, muy probablemente el 5 de Junio de 1275. Efectivamente, siguiendo el Itinerari:
  • el 16 de Mayo el infante don Pedro asedia Antillón
  • el 17 de Mayo Pere Meitat toma Artasona, vasallo de Fernán Sánchez
  • el 25 de Mayo seguía efectivo el sitio de Antillón
  • el 1 de Junio Fernán Sánchez ya estaba encerrado en su castillo de Pomar
  • el evento no pudo producirse después del 6 de Junio, pues calculadas las distancias y los tiempos necesarios de recorrido, según los utilizados por el propio Rey, la noticia no le hubiera podido llegar antes del 25 de Junio, como refiere la crónica real.

La gorga de la muerte.-

          Ferrán Soldevilla sitúa en una famosa gorga del Cinca, el lugar exacto donde Fernán Sánchez de Castro fue ahogado.

          Bajando de Monzón, pasa el río por frente a Las Cellas, hoy ermita de Nuestra Señora de la Alegría, y luego por las huertas exuberantes de Pueyo de Santa Cruz. Entre estas y las de Pomar de Cinca, frontera a la derruida fortaleza de Fernán Sánchez de Castro, hállase la célebre gorga. Gorga en aragonés significa garganta. Dicen que de esa garganta, en las ateridas noches de invierno, cuando la nieve y el hielo siembran la agonía en todas las almas, en la misteriosa gorga óyense los suspiros de un ahogado que pide venganza. Si no suspiros,  nosotros, con esta aportación, hemos intentado hacerle justicia. Como dice el refrán, “talis vita, finis ita”. En el caso de Fernán Sánchez, el final sobrepasó, incluso, su azarosa vida. Yo creo que la injusticia de su muerte perdonó sobradamente cualquier atisbo de culpabilidad, si la hubo. 

Sepulcro de Fernán Sánchez en el monasterio de Santes Creus (Tarragona), 
donde también se encuentra el de su hermanastro Pedro III de Aragón.

          Y como ocurre frecuentemente con las vidas trágicas, también su tumba ha sido objeto de discusiones. El querido maestro D. Manuel Iglesias Costa, la sitúa en un sarcófago que hay en la ermita de San Salvador de Selgua. Mariano Badía Buil, en su libro “Estadilla, cabeza de la Baronía de castro”, la sitúa en el monasterio de Santes Creus, donde, paradojas del destino, está enterrado su hermanastro el fratricida. Por nuestra parte, podemos confirmar que Fernán Sánchez fue enterrado en el monasterio de Santes Creus, según documentación que he encontrado en el A.H.P. “casa ducal de Hijar”. También lo confirma el Barón de Valdeolivos, en un escrito inédito de 1927, según puso en mis manos D. Enrique Badía, alcalde que fue de Fonz, que dice: “fue llevado a enterrar al monasterio de Santes Creus, donde se conserva un sepulcro muy cerca del de su hermano don Pedro III Rey de Aragón”. Por cierto, que también está enterrada en este monasterio, Doña Teresa de Montcada y Benavides, marquesa de La Puebla de Castro y último representante de la familia de los Montcada en la línea sucesoria de la Baronía de Castro.

El Testamento de Fernán Sánchez de Castro.- 

(A.H.P. Leg.2 N.L.E.) 

          El 3 de Septiembre de 1269 (era MCCC septima), estando Fernán Sánchez próximo a partir a las partes ultramarinas hizo un testamento, ante Joannes de Fontibus en Zaragoza, del que hemos encontrado una copia medieval que la Dra. Nuria Silleras de la universidad de Barcelona nos ha transcrito, y que he traducido lo más literalmente posible. 
          “Los casos del testamento de D. Fernán Sánchez, hijo del Rey don Jaime, que tocante a cosas, a lugares, quitados los legados, son los abajo escritos y comienza así:

Conozcan todos, que nos Fernán Sánchez, hijo del ilustre Rey de Aragón y Señor de Castro, sano e íntegro y con plena memoria, queriendo partir a las tierras ultramarinas, hago el siguiente testamento.
Que una vez sean pagadas sus deudas, se paguen a doña Aldonza, su mujer, las rentas de sus castillos y lugares si ésta vive castamente; y del resto de rentas y bienes que no se vendan y conserven, dice así
Que si doña Aldonza, su mujer, quedase preñada, de hijo ó hija, a tal consanguíneo le dejamos todo, a excepción de los subsiguientes XII legados dejados a hijos naturales, padres, vasallos, lo dejado para pagar deudas y todo lo que haya que enmendar por justicia. Si muero no teniendo ni hijo ni hija, dejamos el castillo y la villa de Estadilla, el castillo y la villa que se llama Ciudad (Torreciudad), y la villa de Enate, al señor Rey, su padre o el que le suceda con posterioridad.
Así mismo, dejamos el castillo y la villa de Boriaman (Borgaman) a Marco Ferrico (hermano de Fernán Sánchez)...
Así mismo dejamos a Jordano de Penna, hermano mío, los castillos y las villas de Olvena y de Casa (Sasa?) próxima a Barbiesto (Barbastro)... con la condición de que sirva al señor Rey con un caballo armado.
Así mismo dejamos a Sancha Fernández, hija mía, el castillo y la villa de Pomar...
Así mismo dejamos a Martino Sánchez, hijo nuestro natural, dos mil alfonsinos que quiero asegurar con los castillos y villas de Casa y la villa de Estadilla que poseerá hasta que se hagan efectivos.
Así mismo, cumplida la obligación, el castillo y villa de Casa pasará al predicho Jordano de Penya, hermano nuestro. Así mismo dejamos a Marco Ferrinco el castillo y villas de Spodellar (Rodellar)
Así mismo dejamos a Martino Alfonso, hijo nuestro natural, el castillo y la villa de Puig Pintano, y de Andues Pintano (Undues) y de Castiello con todo el valle de Pintano y que sea vasallo del Rey de Navarra bajo cuyo amparo lo deja para que lo defienda si alguno le molestare.
Así mismo queremos y mandamos que si morimos sin hijos legítimos, el castillo de Antelión (Antillón) quede para Sancius de Antelion, nuestro consanguíneo. De tal modo que si el predicho Sancius de Antelion herede sin tener hijos legítimos, pase por mitad a mis hermanos Marco Ferrinco y Jordano, y la otra mitad a los hijos de Sancius de Antelion
Efectuado el día VII del mes de Septiembre, era MCCC septima, Signum Ioannis de Fontibus, notari publice..Sotosigna Quilez scripsit
Y no hay más en todo el testamento que toque la disposición de mi titular, salvo los legados píos y otros seminarios.

He hallado dos destos testamentos cuia mano los dos sacados por el mismo notario, y como el uno no se puede leer bien, lo he retirado por el peligro que podría haber”

Hasta aquí la trascripción y traducción del latín del documento medieval que se conserva en el A.H.P. Leg.2 N.L.E y que fue firmado ante el notario que se menciona en Zaragoza el 7 de Septiembre de 1269

Inicio del testamento de Fernán Sánchez según una copia medieval

          Respecto a los legados píos, en  el mismo archivo (S. IV leg. 109-34) dice que: “manda le entierren en el monasterio de Santa María de Fuentes-Claras de la orden Cisterciense, situado entre Cinca y Albalate de Vallobar, en donde quiere se construyan cinco altares, de San Pedro, San Martín, Santa María Magdalena, San Bartolomé y San Jorge, con dos Capellanías perpetuas, bajo la invocación de San Pedro y la Magdalena, dotadas en 2.200 maravedís, para los capellanes, monasterio y fábrica”.

          De los lugares que aparecen en el testamento  sólo tenemos dudas en la localización de “Borgaman”, que posiblemente era una población situada en el actual municipio de Salillas, cerca del río Guatizalema (Ubieto Arteta, “Pueblos y Despoblados”)

          Más enigmática nos parece la población de Casa ó Sasa, próxima a Barbastro. ¿Podría tratarse de una antigua población llamada Caxal, junto a Sena, en cuyo pueblo todavía hay memoria de un antiguo poblado en un monte que tiene la misma denominación? Pero la cosa se complica todavía más, por un Privilegio que hemos encontrado en el A.H.P. por el que D. Jaime el Conquistador concede en Jaca el 30 de Julio del año 1250 “a los vecinos del lugar de Castro para poder ir a vivir a la Población llamada Cgxal y que habiten y tengan su domicilio en ella, y que las casas que hiciesen las tengan francas de la misma forma que las tenían en Castro. La palabra  que nosotros transcribimos como Cgxal implica un error del copista que no corrige y podría tratarse de Caxal ó Sasal. ¿Sasal de Jaca?

          Del testamento se deduce, así mismo, que en esta fecha Fernán Sánchez todavía no tiene hijo legítimo, por lo que, en su defecto, deja lo más valioso de sus posesiones a su padre el Rey ó a quien le suceda, es decir, a su hermanastro Pedro que, paradójicamente, es quien le asesinaría no muchos años después, lo cual demuestra su gran generosidad y sentido de estado, si bien es cierto que por estas fechas las relaciones con su hermano no estaban rotas. Justamente, es a la vuelta de este viaje “a las partes ultramarinas”, que es armado caballero por D. Carlos de Anjou, cuando las relaciones con su hermano empeoran.

          Sorprende, finalmente, que en todo el testamento no aparezca el lugar de Castro, precisamente el lugar del que toma su título de señor. ¿Se trataba de un poblado cuyos habitantes se habían ido a Caxal en su mayor parte y el testante lo incluye en el término de Olvena ó de Ciudad?

          Para terminar, diremos que este testamento no tuvo eficacia ya que, felizmente, D. Fernán Sánchez pudo volver sano y salvo de esta campaña fallida a la conquista de Tierra Santa. Esto quiere decir, que con toda probabilidad no se cumplieron sus deseos de ser enterrado en el monasterio de Fuentes-Claras, sino en el de Santes Creus, tal como hemos  mantenido.

          Su destino fue cruel hasta el final: sus despojos descansarán para siempre en un rincón marginal de la iglesia del monasterio de Santes Creus, donde, en lugar preferente se exhibe el rico sarcófago de su hermano Pedro III el Grande, el fratricida.


Bibliografía:

Zurita Jerónimo: Anales de la Corona de Aragón. Institución Fernando el Católico. Zaragoza 1977
Fondevila Ferrán: Congrés d’Historia de la Corona de Aragón.(1908) “La nobleza catalanoaragonesa capitaneada por Ferrán Sanxez de Castro en 1274”
Archivo Valdeolivos de Fonz:  “Noticias de los Privilegios de la Villa de estadilla y Casa de Castro”
A.C.A.  CA leg 99-248
A.H.P. Leg. 2 N.L.E..
Itinerari de Jaume I
Linajes de Aragón. Revista quincenal ilustrada, tomo III, nºs 15 y 16


Pueden consultar el artículo sobre la heráldica y linaje de los primeros Barones de la Real Casa de Castro hacinedo "clic" en el siguiente título: 






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