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SEMANA SANTA EN LA PUEBLA DE CASTRO. LA PROCESIÓN DEL VIERNES SANTO.

LA PROCESIÓN DE VIERNES SANTO DE LA PUEBLA DE CASTRO

Malús Burrel Raso



Autora del artículo: Malus Burrel Raso.

Publicado en “El Ribagorzano” Órgano de la Asociación de Amigos de Sobrarbe y Ribagorza. Nº 50, 3ª Época. Abril de 1985.




Como en muchos otros pueblos, la Semana Santa está cargada de actos y tradiciones que, con la sola interrupción en la década de los años treinta del siglo XX, vienen realizándose puntualmente. La procesión de Ramos, el Viacrucis, el Lavapiés, los Velatorios... Pero, ante todo, lo que moviliza en masa a los vecinos y visitantes de La Puebla de Castro es la Procesión de Viernes Santo.
 
Fotografía del año 2014. Autor: Pedro Bardají Suárez.


El primero en recordarnos la proximidad de esta fecha es el Sr. Borbón (Mariano Serena Garuz) que tiene, entre sus muchos oficios, el de sacristán. 

Mariano Serena Garuz, alma mater de la procesión del Santo Entierro. Fotografía del año 2007. Autor: Mariano Serena Samitier.

Con una antelación de mes y medio empieza a anunciar ininterrumpidamente todos los domingos, antes y después de la misa: “Por favor, todos los que quieran participar en la procesión del Viernes Santo, que pasen por la iglesia a recoger los trajes de los pasos...”; y así, una y otra vez hasta que todos los papeles quedan más o menos cubiertos. Ya en vísperas el aviso se hace más insistente, marcando los huecos vacantes: “Por favor… faltan: la Verónica, María Magdalena y las tres Marías”.


Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Gracias al esfuerzo incondicional y a la insistencia machacona de Mariano “Borbón”, año tras año la procesión sale completa de la iglesia.

Adriana Badel en el papel de La Verónica;
detrás, las Siete Palabras.
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Los pueblenses participan de forma mayoritaria. Gente de todas las edades, como “Abraham”, que es el longevo de nuestra procesión, con sus más de 70 años, en cuyo papel lleva más de 20. Incluso bebés, que en los brazos de sus madres escenifican el paso de “Las mujeres de Jerusalén”. Cada paso requiere tradicionalmente su edad, aunque por la escasa población han tenido que pasar a colaborar cada vez gente más menuda.


Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.


Antes, la procesión era únicamente de personas adultas, y más de uno nos recuerda como los niños permanecían en sus casas muchos días de la Semana Santa, debido al miedo y al respeto que imponían ciertos actos. Gustaba de elegirse a los mozos y mozas más altos, que guardaban severa compostura, con atuendos más bien oscuros.


Las túnicas y diferentes equipos se recogen e intercambian en la parroquia y en las casas que, por costumbre, se van guardando. De los iniciales apenas quedan restos. Los actuales se han ido reconstruyendo con el recuerdo de los anteriores y con una escasa economía; ambas cosas hacen que hayan perdido prestigio.

 Los Siete Dolores. Fotografía del año 2011. 
Autor: Fernando Martín Bravo.

Este tema requiere de una urgente actuación por parte de los devotos entusiastas, puesto que ya quedan pocas personas que los recuerden con exactitud. Además conocemos que alrededor de 1960 un grupo de mujeres hicieron un gran esfuerzo para recomponer el material, pera desde entonces ya apenas se ha vuelto a retocar. De esta forma, los trajes actuales están bastante deteriorados, lo que merma la integridad del acto.


ANTECEDENTES


Hemos intentado recopilar algunos datos históricos sobre la procesión de La Puebla de Castro, y hemos llegado a la conclusión de que el tema estaba confuso y olvidado. Requería de mayor profundidad. Desde estas líneas queremos animar a los jóvenes estudiantes de la localidad a que traten este tema en sus trabajos de investigación y recogida de datos. 


Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Todas las personas entrevistadas tenían una característica que se repetía: el gran esfuerzo que debían hacer para remontar de su recuerdo aquella época prácticamente olvidada por el tiempo y sobre todo por ser un tema abandonado en las conversaciones habituales.

Hemos sabido que la procesión desapareció totalmente en tiempos de la República, guerra y postguerra, limitándose en algunos de estos años al ámbito interno de la iglesia.

De la época anterior a la República proceden la mayor parte de los cuadros que se representan, todos menos: “Dejad que los niños se acerquen a Mí”, “Las Virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad” y “La Crucifixión”. 

La Crucifixión. Fotografía del año 2011. 
 Autor: Fernando MartÍn Bravo.

De la misma forma, había cuadros entonces que ahora no existen: “Jesús en el huerto”, “Las entunicadas” y algún otro paso de determinadas casas particulares.


Antiguamente la tradición llegaba a relacionar la escena con el nombre de la casa que por costumbre lo representaba año tras año. El atuendo con todo el equipo se conserva en la casa particular y pasaba de padres a hijos, corriendo a cargo de la propia familia las renovaciones oportunas para que con el transcurso de los años el paso no desdijese. 


Nos han dicho que en tiempos del canónigo Francisco Trell tuvo la procesión gran apogeo y que el padre del Sr. Mariano Borbón era el encargado de la organización de la misma, arte que aprendió a su vez de su propio padre e inculcó a su hijo desde pequeño. En esta línea hemos de decir que el joven Mariano, de 27 años (que todavía de vez en cuando le toca cargar con el nombre de «Marianito» es un ya prolongado diminutivo de diferenciación) es el primer ayudante en el día del Viernes Santo del Sr. Borbón, su padre.


Entonces, “el Monumento” se construía en el altar mayor, con grandes escalones y arcadas en un laborioso andamiaje de maderas.


La de Nieves” sembraba tiempo antes ordio, trigo o lentejas no sabemos bien, en una maceta que guardaba en la bodega. En las fechas requeridas había crecido componiendo un buen adorno que no podía faltar en el Monumento. Para el viernes por la noche tenía preparado todo su balcón con numerosas hileras de caracoles vacíos, rellenos de aceite que prendían por medio de una mecha en pequeña llama. Se sostenían con cera a la barandilla y a las cañas que apoyaba en los barrotes. Esto constituyó durante muchos años un precioso espectáculo peculiar que nosotros, más jóvenes no hemos tenido oportunidad de apreciar.


Serafina Suárez Salamero y Gregorio Bardají Cajigós, 
de casa Romeu.Fotografía del año 2011.  
Autor: Rafael Franco Suiles.

Al parecer, algunas de las escenas de la procesión eran ya paseadas el Domingo de Ramos en el Viacrucis que se rezaba por las calles de la localidad.


Estas y otras costumbres se han perdido ya no sólo en la representación, sino también en el recuerdo.



RESURGIMIENTO


Con posterioridad a la Guerra Civil las cosas aparecen más claras, pero aun así imprecisas en fechas.

Fue en tiempos de Mosén Antonio Olivera Labazuy que se va rehabilitando la procesión, completándose casi como hasta la actualidad. El modelo a imitar era el antiguo, pero con medios más precarios. En los inicios de la década de los 60 se realizó un gran esfuerzo por parte de los devotos. Fue entonces cuando se compró el actual sepulcro (el anterior era más pequeño y había sido destruido). El dinero se recogió con una obra de teatro que hicieron los chavales del pueblo. También se uniformaron los pasos vivientes de "Las Siete Palabras” y “Los Siete Dolores”, intentando imitar el atuendo antiguo. Se cosieron la mayoría de las túnicas que todavía hoy se utilizan. Algunas de estas vestimentas se donaron a la parroquia, otras se siguen guardando en las casas particulares a las que se recurre todos los años. 

Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

La cruz a cuestas” actual de madera es anterior a este resurgimiento. Es una de las primeras escenas de la pasión que se incorporaron a la comitiva después de la guerra. Esta cruz era antiguamente de cartón. Nos recuerdan como algunos la habían transportado a pulso durante toda la marcha.
  
La Cruz a cuestas. Fotografía del años 2011. 
Autor: Fernando Martín Bravo.

Otro paso de los iniciales en esta segunda etapa debió ser la “Dolorosa del Descendimiento”, junto con “Los penitentes”.
 
 La Dolorosa.
En los últimos años se denomina también a este Paso como "La Virgen de los Ateos", porque es portada por hombres que no suelen asistir muy habitualmente a la Iglesia. 
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Los “Soldados Romanos” fueron también tomados del modelo antiguo, con sus equipos chapeados de capas rojas, su capitán a caballo, sus tambores y sus lanzas que acababan rompiéndose golpeadas contra el suelo. Cuentan como en alguna época contaron con un trompeta que acompañaba el paso junto con los demás. A estos “Soldados” también se les denominaba “Judíos” (ver “NOTAS ADICIONALES” al final del artículo).

Romanos en la Semana Santa de La Puebla de Castro. Delante, Juan Antonio Carmona Pérez; detrás, Ubaldo Olivar Mur. Autor de la foto Mariano Serena Samitier.

Existe un modelo de romano posterior que data ya de después de 1970. Son los llamados “Soldados Romanos de Faldetas”. Estos acompañan al “Sepulcro”, con su capa azul, armadura dorada y uniforme blanco. Nos explican que este “Sepulcro” fue custodiado en tiempo por hombres de uniforme militar armados y que al principio este paso se cargaba al hombro, suponiendo un gran esfuerzo para los porteadores; cuando las calles estuvieron pavimentadas se le colocaron ruedas para facilitar su transporte.

Fotografía del año 2012. Autor: Fernando Martín Bravo.

También en esta segunda etapa se rehabilitó en algunos años el paso 4 “Jesús en el Huerto”, representado con ramas de olivera, hablan de un cuévano y de naranjas; pero se retiró, pues al parecer el resultado no era suficientemente reverente.

Fotografía del año 2014. 
Autora: Miryam Miguélez Fernández.

El último de los pasos en forma parte de la comitiva fue “La Crucifixión”, hace apenas diez años. Cuatro hombres altos, uniformados con túnicas moradas, lo cargan al hombro logrando de esta forma una estampa respetable. Al pasar por los primitivos portales de la población deben inclinarlo hasta conseguir la posición horizontal. Esto supone un intenso trabajo donde el pulso de estos pueblenses y ayudantes se pone a prueba.


Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Resulta interesante analizar cómo se realiza el acoplamiento entre lo antiguo y las exigencias del momento. Así recuerdo cómo surge la escena de “Dejad que los niños se acerquen a Mí”, en un año en el que, ya, el número de niños pequeños plagaba la iglesia en busca de un papel para representar. El párroco, viendo el interés de las madres en que sus hijos participasen, decide admitir esta nueva representación de la vida pública de Jesús en la que se incorporan los pequeños de la mano de un mayor que representa a Jesucristo (a veces, dependiendo del número de niños, es ayudado por otra persona mayor).
 
Dejad que los niños se acerquen a mí.
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Las Virtudes Teologales” se incorporaron al año siguiente, aproximadamente en 1972.


Las Tres Virtudes Teologales. 
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Tenemos conocimiento de otros cuadros que han sido representados en algún momento y que no han perdurado. Por ejemplo: “una pequeña encapuchada de cara descubierta que sujetaba una cruz entre sus manos” y que nos consta su aparición durante tres años por lo menos.

Otro momento que debemos recordar al hablar de la procesión es cuando en la década de los 60 se cantaban espontáneas saetas al paso de la procesión por las calles de La Puebla de Castro. No hemos podido averiguar hasta qué punto la residencia de tan numeroso grupo de andaluces que en esos tiempos poblaron el municipio ha podido influir o alterar la tradición de Viernes Santo.

Fotografía del año 2012. 
Autor de la foto: Fernando Martín Bravo.

No se puede terminar este relato sin hacer una mención especial al más curioso de los cuadros, “Los del silencio”, más conocidos por “Los de la caña”, que son los responsables del orden. Este consiste en dos voluntarios encapuchados, con negras vestimentas y equipados con sendas cañas. Se mueven con libertad y sigilo a lo largo de la marcha. La conversación y el alboroto están castigados con un cañazo. Los visitantes que desconocen la costumbre pueden encontrarse con una sorpresa. El “Judas” de turno les pone difícil su misión, pues tiene obligación y derecho de correr de punta a punta de la comitiva haciendo chasquear las monedas de su bolsa durante toda la procesión.

Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

Por último, debemos agradecer la colaboración de aquellas personas que nos han facilitado la información necesaria para realizar este artículo.


PASOS DE LA PROCESIÓN

 Los soldados abriendo la procesión. 
José Garuz Pérez, de Casa Gul, a caballo.
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

  •  Un monaguillo abre la procesión seguido de los “Soldados Romanos”, denominados tradicionalmente “judíos” (ver “Notas Adicionales” al final del artículo), que marcan el paso con tambores. El capitán va a caballo.

Antiguo Testamento

Moisés; detrás, Abraham e Isaac. Fotografía del año 2011. 
 Autor: Fernando Martín Bravo.

  • Moisés” con las tablas de la Ley. 

  • Abraham e Isaac”, la promesa de la tierra de promisión. Isaac lo representa un niño que carga con un fajo de leña a la espalda, camino del sacrificio, a este paso se le conoce como “El faixe.


La vida Pública de Jesús

Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

  • La samaritana que lleva un cántaro”. Escenifica el encuentro y el diálogo en el pozo con Jesús.

  •  Grupo de “mujeres de Jerusalén”, llevan bebés en los brazos.

  •  El cuadro del “Milagro del pan y los peces”.

  •  Dejad que los niños se acerquen a Mí”, Jesús acompañado por el grupo de los más pequeños.

  •  Las Virtudes Teologales”, tres niñas con los símbolos de Fe, Esperanza y Caridad.

  •  Domingo de Ramos”, los doce apóstoles con ramos de olivera y Jesús en una burra. “Judas” lleva su bolsa de monedas que hace chasquear mientras corre de punta a punta de la comitiva.

La Pasión propiamente
  
Fotografía del año 2012. Autor: Fernando Martín Bravo.

  • El Prendimiento”. Dos pequeños soldados llevan a Jesús atado y coronado. José Noguera lleva en esta escena más de 20 años.

El Prendimiento. José Noguera en el papel de Jesús. 
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

  • La Cruz a cuestas y el Cirineo”. Es uno de los pasos más solicitados. A veces hay que esperar tres años. Anteriormente no llevaban la cara tapada. Dos pequeños soldados cargan el instrumental para crucificarlo.

  • La Verónica”. Que muestra el rostro de Jesús en su pañuelo.

  • Las tres Marías”. Mª Magdalena, Mª Salomé, Mª de Cleofás van cogidas, dolientes.

  • La Crucifixión”. Este es uno de los tres pasos no vivientes, junto con “El Sepulcro” y “La Dolorosa”, portado por sus cofrades.

Crucifixión. Procesión del año 2019. Autor de la foto Mariano Serena Samitier.
  • Las siete palabras”. Siete niñas uniformadas que llevan siete estandartes con las últimas palabras de Jesucristo. La representación antigua contaba con siete faroles en forma de cruz, que todo el mundo recuerda bien.

  • Los Siete Dolores de María”. Siete niñas vestidas de monjas con siete estandartes numerados.

  • El Descendimiento”, más conocido por “La cruz de la sábana”. Este también es uno de esos pasos que se estaciona en la misma persona durante mucho tiempo.

  • El Sepulcro” custodiado por cuatro “Soldados Romanos de faldetas”. Lo guían seis cofrades uniformados.

    El sepulcro. Procesión del año 2016. Autor de la foto Mariano Serena Samitier

  • El preste, autoridades, monaguillos y cantores/as.

  •  La Dolorosa del descendimiento”, imagen transportada y acompañada por mujeres viudas.

  • Los penitentes”. Estos van distribuidos en distintos puntos, dependiendo de su vestimenta, edad, número, etc. Son encapuchados de cara tapada y visten de negro, de blanco y también los hay de morado.

Penitentes. Fotografía del año 2014. 
Autora: Miryam Miguélez Fernández.

Penitentes. A la derecha, "El Hombre de La Caña".
Fotografía del año 2011. Autor: Fernando Martín Bravo.

  • Por último, “Los del silencio”, más conocidos por “Los de la caña”, que son los responsables del orden. Dos encapuchados con negras vestimentas y equipados con sendas cañas. Se mueven con libertad y sigilo a lo largo de la marcha. Castigan la conversación y el alboroto con un cañazo. 


Fotografía del año 2014. Autora: Miryam Miguélez Fernández.
Fotografía del año 2014. Autora: Miryam Miguélez Fernández.

Este orden no se cumple a veces, por ser muy difícil la organización de tantos personajes. La participación es mayoritaria, asciende a cien personas, quizás alguno más. El resto de la población acompaña a la comitiva durante todo el trayecto.


Procesión del año 2023. Autor de la foto Mariano Serena Samitier

Al finalizar la Procesión, Mosén José Mairal pronuncia unas palabras. Fotografía del año 2011. 
 Autor: Fernando Martin Bravo.

 

NOTAS ADICIONALES

Los soldados al frente de la procesión eran los de la capa roja, con bombacho y chaleco repleto de chapas prendidas; golpeando sus lanzas al suelo y con el capitán a caballo.  Se les llamaba "soldados" y también "Judíos". Solamente el capitán llevaba capa azul, como distintivo del rango.

Niños vestidos de soldados. Detrás, de izquierda a derecha, Antonio Nacenta Torres, Juan Bruballa Torres y Santiago Bonache Lopez; delante, Manuel Hernandez Bustamante. Semana Santa del año 1960. Foto propiedad de Juan Bruballa Torres de Casa Giral.


En la década de los 70 se incorporó a la procesión unos soldados de "la faldeta", llamados también “soldados romanos de faldetas”, que custodiaban el sepulcro. Llevaban un vestido completo tipo "pichi", sin mangas, y con dos franjas paralelas, estrechas, rojas en el vuelo de la falda. La capa de estos soldados era azul. Portaban casco de cartón purpurina plata, con orejeras, y del mismo material llevaban las muñequeras. Cubrían sus piernas con medias o leotardos blancos. Se crearon también vestidos para niños que los asemejaban.


Semana Santa de 1981.
Detrás: Rafael Vergara Samaniego (Fali Vergara). 
Delante, de izquierda a derecha:
Pedo Bardají Suárez (Pedro Romeu), Emilio Canales Pérez, Mari Paz Ferrer Asín, José Garuz Pérez (Pepe de Gul) y Jose Francisco Soriano. Foto de Pedro Bardají Suárez.

Estos nuevos trajes surgieron porque los trajes de los soldados anteriores se estaban deteriorando y las mujeres decidieron idear este nuevo modelo.


A partir de su creación, el traje “romano de faldeta”, de capa azul, estaba destinado a los chicos adolescentes, solo los más mayores podían aspirar al traje de los soldados de capa roja y bombacho que iban al frente de la procesión, los “judíos”. En años posteriores esta regla se relajó.

Semana Santa de 1981.
Arriba, "Romanos de Faldetas", de izquierda a derecha:
 Pedro de Romeu (Pedro Bardaji Suarez), Emilio Canales, José Garuz Pérez (Pepe de Gul) y Jose Francisco Soriano.
Abajo, "los judíos", de izquierda a derecha:
Rafael Vergara Samaniego (Fali Vergara), Vicente Sarrablo Moreno, Jose Manuel Vidaller de casa el Molinero (con la capa azul de capitán), Rafael Franco Suiles y Bernardo Bafaluy Peñalbert. Foto de Pedro Bardají Suárez.


EL JUEVES SANTO Y "LA VELA"


Durante la misa de la tarde de Jueves Santo, el Santísimo, en la custodia, era trasladado por el sacerdote, bajo palio, desde el altar mayor hasta el Monumento levantado en la capilla de la Virgen del Rosario, entrando a mano izquierda. Aquí pasaba a ser custodiado y velado en todo momento por soldados y mujeres devotas, hasta la misa del Viernes Santo por la tarde, en que el Sagrado Sacramento era devuelto a su lugar natural, el sagrario situado a los pies del Retablo, y se deshacía el Monumento. Poco después daba comienzo la Procesión del Viernes Santo.

Ambas cuadrillas de soldados, los de “las faldetas” y los “judíos”, custodiaban por turno al Santísimo en el Monumento. El protocolo del cambio de guardia resultaba serio y solemne. Junto a estos soldados de guardia, situados uno o dos a cada lado del Santísimo, firmes, con sus lanzas, en reverencial silencio, tenía lugar el ritual paralelo de “LA VELA”, que corría a cargo de las mujeres. Estas se organizaban para velar al Santísimo, de dos en dos, por turnos de media hora, de rodillas. Portaban el escapulario del Sagrado Corazón de Jesús y, en años anteriores, mantilla blanca las solteras y negra las casadas. Soldados y mujeres velando componían un cuadro inmóvil del que emanaba respeto y devoción.

Los turnos de guardia y de vela iban, el día del Jueves Santo, desde las 6 de la tarde hasta las 12 de la noche en que el Sacristán D. Mariano “Borbón” cerraba la iglesia. Y, el día del Viernes Santo, desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde.


Tras finalizar la Procesión del Viernes Santo.
El Sr. Mariano Serena Garuz "Borbón", a su lado, su mujer,
 Dª María Samitier; de pie, Pedro Bardají.
Fotografía del año 2011. Autora: Miryam Miguélez Fernández.

 

Si desea ver un Audiovisual de la Procesión del Viernes Santo del año 1996clique sobre el Título siguiente:

 







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