IGLESIA DE LA PUEBLA DE CASTRO
AÑO 1.648
- AMPLIACION. CONSTRUCCION DEL CRUCERO Y DEL ALTAR MAYOR.
AÑO 2.000
- OBRAS DE RESTAURACIÓN
Autor: Antonio Torres Rausa
Artículo publicado en el "Diario del AltoAragón" el 12 de Agosto de 2001
Iglesia parroquial de La Puebla de Castro |
Efectivamente, la iglesia primitiva se construyó en la segunda mitad del siglo XV, de estilo gótico popular, con capillas de arco apuntado y con bóveda de crucería cuyos nervios se apean sobre columnas adosadas a los muros. La primitiva iglesia terminaba en cabecera poligonal que llegaría poco más allá de lo que hoy es el crucero y precedida de dos capillas más, cuyos arcos góticos fueron cortados para la construcción del crucero y de los que permanece el testigo de arranque.
A la derecha del púlpito se obseva el arranque del arco gótico de las antiguas capillas que desparecieron con la ampliación realizada en 1648 |
La capacidad de la iglesia sería para 100-150 feligreses, que es el número de habitantes que nos da de La Puebla el famoso censo de 1.495, es decir, 29 fuegos.
Capitles con escudos:
Capitles con escudos:
Los escudos que en la reciente restauración han aflorado debajo de las pinturas y yesos sobre los capiteles de las columnas adosadas, el león rampante de los Erill y Moncada, y el cardo de los Cardona, también nos sugieren esta época de construcción que bien podría coincidir con el patronazgo de Felipe de Castro “el Póstumo”, cuando por ayudar al rey Juan II contra la rebelión de los catalanes, fue restituido en los antiguos derechos que la familia Castro tenía
Vista desde la Plaza Mayor. Se aprecian las obras de ampliación del tempo realizadas en 1646. |
Como decimos, la ampliación de la iglesia se hizo construyendo un gran crucero, cúpula y altar mayor. El motivo fundamental fue dar cabida a la población que de 1.495 a 1.554, únicos censos seguros que disponemos, había pasado de 29 fuegos a 75 casas. Pensamos que en 1.648, la población sería del orden de los 400 habitantes, motivo sobrado para acometer la ampliación.
Las circunstancias, importe de las obras y el modo de financiarlas, lo sabemos gracias a la siguiente carta que con mucha suerte hemos podido encontrar en el archivo diocesano y que el Abad de La Puebla hace llegar al Obispo a través del Racionero Faleva, hijo de La Puebla. Esto sucedía el 6 de Abril de 1.646 y textualmente dice así:
Plano de la iglesia Santa Barbara tras las restauración año 2000. Señalados los puntos de la nueva iluminación. |
“Señor Ilustrísimo
Muchos días ha que esta Villa, ya por mandatos de visitas de sus predecesores de Ud. Tenía determinación de hacer capilla mayor en esta iglesia, por ser, mucho mayor el número de sus fieles que su capacidad para incluirlos (---) causa ha solicitado por varios caminos con singulares diligencias haber oficiales que emprendiesen dicha obra. Hoy hemos tenido suerte de tener acá al padre comendador de la Merced con cuya inteligencia se ha concertado en la forma que por las capitulaciones verá Ud y dará razón más a la larga el portador de ésta que es el racionero Faleva, el cual puede dar razón del poder de la primicia y de todo lo que en esta parte está hecho y se puede hacer. Corre por mi cuenta dar noticia a Ud., como lo hago, para que antes que se hagan los actos, dé su licencia y beneplácito, si bien le pareciere, pues no se ha de dar paso alguno adelante sino que Ud. Venga bien a ello. Yo he dilatado hacer esta hasta aguardar la ocasión del portador que (---) había decir en esta porque Ud. se satisfaga mejor (--) conozco es a propósito para todo desengaño. El precio en que se ha concertado la obra son dos mil quinientos escudos, para esto se le da la primicia por ocho años en precio de trescientas y tres libras cada año. Lo demás en dinero efectivo de lo que debe la Villa a la primicia, que pasados los gastos de la semana cuarta de Cuaresma, alcanzó dicha primicia a la Villa en mil quinientos ochenta escudos.
Remítome, Señor, al portador, que como dicho tengo, está muy en las materias tanto del poder de la primicia como de la necesidad de la iglesia, porque como hijo de la Villa y asistente en ella, han pasado muchas cosas por sus manos. Lo que sí aseguro a Ud. es que tenemos una sacristía tan desdichada, que estándose vistiendo un sacerdote no cabe el sacristán dentro para igualarle un alba, y que es fuerza haya ese ministerio a la misma puerta de la sacristía. Más digo Señor que si esto no se hace, soy del parecer no cobrar jamás la primicia de la Villa y con este medio firme se cobrará sin pesadumbres, como informará el portador en esta parte. Con el seguro que tengo de su buena relación, ceso de cansar a Ud. con mi mal formada letra y quedo suplicando a Nuestro Señor nos guarde como hemos menester y prospere como sus partes merecen de La Puebla de Castro. Abril a 6 de 1.648.
G de Ud. Im.
El abbad de Castro”
La carta que antecede está firmada por el abad de Castro que desde el año 1.622 ya reside en La Puebla. Esta es otra circunstancia que aconseja, también, la mejora de la iglesia.
En la despedida, el abad pide a Nuestro Señor que prosperen las partes del Sr. Obispo en La Puebla. Se refiere a los cuartos ó cuarta parte que el Obispo tenía derecho sobre los diezmos de los que el mismo abad era recaudador.
También considera que el engrandecimiento de la iglesia es un acto de justicia por el cobro de la Primicia y un motivo para seguirla cobrando “sin pesadumbres”. Ya en aquella época había personas que cuestionaban este derecho que la Iglesia tenía adquirido desde el siglo XIII. En La Puebla eran los señores infanzones de la Casa de Peralta los que más pleitos tenían con el Abad de la Puebla por este derecho y, en especial, por el de los diezmos.
Pero en la carta, el señor abad se traga un pequeño gran gazapo al decir que el presupuesto total de las obras asciende a 2.500 escudos. Debe decir libras. Sólo así, salen las cuentas que él propone, ya que 2.500 libras son aproximadamente 50.000 escudos, suma que se financiará con la Primicia de 8 años, a razón de 303 libras cada año, ó sea 48.480 escudos. El resto, 1580 escudos, se pagarían al contado, con lo que hay en caja de la Primicia.
La construcción, mantenimiento y reformas de las iglesias se financiaba, en aquellos tiempos, cediendo los derechos de la Primicia. La Primicia era el derecho que la Iglesia tenía sobre una de las treinta y una partes de los frutos de sus feligreses. Normalmente era administrada por un seglar y hasta hace pocos años, todavía se conservaba una reminiscencia de la Primicia en la forma de recoger la mies al hacer “las fajinas” compuestas de 31 garbas., ó trecenales.
Iglesia parroquial de la Puebla. Foto desde el altar. |
Según los datos de la carta que comentamos, la producción total agropecuaria de La Puebla ascendería a 181.800 escudos (303 libras x 30 x 20), equivalente a 2.840 doblones de oro ó 171 millones de reales de los de entonces. Una libra era, pues, 20 escudos y un jornalero ganaba 6 escudos con los que podía comprar dos gallinas. Un oficial ganaba 8 escudos.
Si la reforma de la iglesia costó 50.000 escudos, aplicando el baremo actual del costo de obras en un 50% para materiales (que entonces eran básicamente mano de obra) y otro 50 % para mano de obra directa, obtendríamos que pudieron estar trabajando durante 300 días 10 maestros albañiles, a razón de 8 escudos diarios (sueldo que el mayordomo de la Casa de Castro pagaba en esas fechas a un albañil en el castillo de Estadilla). En términos de sacrificio económico, ó de inversión, según se mire, los pueblenses se gastaron en la ampliación de la iglesia el 27,50% de la producción agropecuaria de un año, si bien repartido en 8 ejercicios.
Como se observará, en la restauración ó reformas de iglesias, no había que ir a Diputaciones ni Ministerios ya que el sistema fiscal y de reparto lo teníamos en el mismo pueblo.
En estas próximas fiestas patronales de La Puebla de Castro, su iglesia parroquial brillará con todo el fulgor de la reciente restauración patrocinada mayormente con dinero público.
Con seguridad, desde el año 1648, no se había hecho una remodelación tan importante y tan costosa económicamente. Entonces se amplió el crucero y el altar mayor, ahora se ha retejado la cubierta, protegido con una chapa de cobre la terminación de la torre, sustituidos algunos sillarejos, repasado toda la fábrica, se ha pintado el interior con los colores originales y se ha restaurado el hermoso retablo gótico del Siglo XIV.
Naturalmente, la actual restauración ha durado varios años, pues son más los lugares donde debe llegar la Administración que los recursos escasos, pero es aquí donde encontramos la gran paradoja. En 1648 es el pueblo cristiano quien directamente y a través de la Primicia financia la gran reforma. En el año 2.000 es la Administración laica la que coge el testigo de mantener y conservar, por motivos artísticos, lo que un día un pueblo construyó por puros motivos religiosos.
Cúpula de la Iglesia Parroquial de la Puebla de Castro. |
Iglesia parroquial de la Puebla. Retablo restaurado |
Ya decía Hegel que el hombre se distingue de la naturaleza por la religión, el arte y la filosofía. Hoy, en un mundo desacralizado, gracias al arte de nuestros antepasados, podemos seguir rezando en muchas iglesias.
Detalle cúpula de la Iglesia parroquial de la Puebla de Castro |
P/D Los teólogos de la Universidad de Salamanca se preguntaban por el sexo de los ángeles.
El autor de la cúpula que se levantó sobre el crucero pinta a los ángeles a unos con bigote y a otros sin bigote.