Publicado en el Periódico Local “En Zapatillas” Nº 3, 4 de Febrero
de 1989, editado en La Puebla de Castro. El Grupo editorial fundacional de este Periódico, lo constituían: Conchi Burrel Raso, Jose Luis Espurz Espuña y Ramón Guillén Pallaruelo.
La Molinera se encargaba de tocar las campanas y avisar así de que
daban comienzo los festejos. El acto principal del día era rendir honor a Santa
Águeda con una Misa y sacarla a
pasear en solemne procesión. Acabada
esta ceremonia, nuestras abuelas se entregaban a la juerga, en el buen sentido
de la palabra. Las calles eran asaltadas por estas mujeres y pobre de aquel
hombre que se le ocurriese provocarlas, pues La Cortanta los perseguía con las temidas “Estopadas“ y cumplía rigurosamente su cargo,
permitiendo seguir la fiesta hasta la hora de la merienda, cuando en grupos se
reunían y se hacía una chocolatada.
Santa Águeda en los años 60. Pasacalles frente a casa del Cirujano, en la Plaza de la Cruz. Foto facilitada por Casa Borbón. |
Muy posteriormente, me imagino que
cuando el dinero iba menos escaso, se añadió un conjunto musical para terminar el día. Este grupo tenía obligación
de acompañarlas en las excursiones callejeras, animando el ambiente; por
supuesto la integridad de los músicos para nada quedaba
asegurada.
Fútbol entre mujeres, corridas de simulados toros, y otra serie de ocurrencias hicieron famosa la fiesta en los pueblos de alrededor.
Un recuerdo que siempre me acude a la
memoria en estas fechas era, que de muy pequeña yo iba en brazos de la Sra. Julia, detrás de una multitud de
mujeres disfrazadas que saltaban y cantaban espantando a la gente y a los críos
que corrían detrás de ellas. En éstas, se acercó a mí alguien con un mono de
trabajo con un inmenso trasero y una barriga enorme y con una careta que
después reconocí haberla visto por casa; del susto que me dio, me puse a llorar
desconsoladamente; “aquella cosa” diciéndome que era mi madre, la Sra. Julia intentando convencerme de que sí lo
era, y hasta que no se apartó, no dejé de llorar. Más tarde la vi en casa de mi
tío Cirilo sacándose el disfraz y pude comprobar que sí era ella.
Hoy día, prácticamente todo eso se ha perdido. La campana ya no suena porque está rota, a pesar de que una vez las mujeres recogieron, hace años, dinero para arreglarla y se lo entregaron al cura de entonces. Las “Estopadas”, muchas como yo, ya no saben ni lo que son. El ambiente callejero prácticamente no existe. La colaboración para sacar esta fiesta adelante queda reducida a nivel monetario, eso sí, casi todas colaboran. Y la orquesta cada año se contrata con más dificultad, pues la desunión, la falta de interés… cada día es más patente.
Santa Águeda año 2008. Delante a la derecha, Conchi Burrel disfrazada de payaso. Foto facilitada por Conchi Burrel Raso. |
Pero igual que llega la primavera, un nuevo grupo de jóvenes mujeres, para satisfacción de todos, nos hemos unido a nuestras mayores y con ellas hemos vuelto a sacar fuerzas para que Santa Águeda no decaiga y vuelva a lucir esta tradicional fiesta, tan nuestra, tan especial, tan admirada y reconocida en toda la Comarca.
¡VIVA SANTA ÁGUEDA!,
y... ¡VIVAN LAS MUJERES!
Tetas de Santa Águeda recién bendecidas en la Iglesia Parroquial. Autor de la foto: José Noguera García. |