Manuel Garuz Suils ''Manolé de Gul'' |
Notas sobre mis conversaciones con Manuel Garuz Suils “Manolé de Gul”. Año 2014.
Publicado en el Libré de las Fiestas de La Puebla de Castro del año 2014
Autor del artículo: Pedro Bardají Suarez
La Casa Collada original estaba frente a la Escuela, en Calle
Graus. Aquí vivieron José Suils
Angusto "El Republicano", natural de Liri, casado con María
Gros Subías y los dos hijos de ambos, Josefa
y José Suils Gros.
José Suils Gros
quedó como heredero y casó con Matilde
Carmen Olivera natural de Casa Manonsanz de Salas Bajas. Tuvieron 5 hijos, Felicidad, Matilde, Santiago, José y Juan.
José Suils Gros abrió una carnicería. Posteriormente compró, en 1931, el edificio que pasaría a denominarse Casa Collada, en Calle Mayor esquina con General Valdés, donde conservó la carnicería y amplió el negocios montando una cafetería y un salón de baile. La antigua Casa Collada fue vendida a descendientes de Casa El Rey y luego fue habitada por los de Casa Subías que vivían en la parte alta de Casa del Cortante.
José Suils Gros era un hombre de
derechas, recto, de firmes valores católicos (amonestaba al Sacerdote si
flexibilizaba sus costumbres y no tenía reparo en ponerlo en conocimiento del
Señor Obispo). Cantaba en el Coro de la Iglesia con voz recia de barítono,
junto a Manuel Más de Casa Pocino,
acompañados al órgano por José María Mur
Almeida de Casa Juan Antonio.
La hija mayor de José Suils Gos, Felicidad Suils Carmen, fue a casarse a
Casa Gul con Manuel Garuz Asín,
fruto de este matrimonio nació Manuel
Garuz Suils “Manolé de Gul” y Amelia. Manolé de Gul acabó siendo el
heredero de Casa Collada, continuando los negocios que inició su abuelo materno.
Contextualicemos
el desarrollo de Casa Collada como principal centro del ocio y ambiente de La
Puebla de Castro antes de que Manolé de Gul pasara a gestionarla.
Las
obras de la Central hidroeléctrica San José del Pantano de Barasona, la
carretera de los túneles y luego la Presa del Grado supusieron una importante
fuente de riqueza para La Puebla de Castro. El “boom” de gente fue
extraordinario, se superaron los 1.000
habitantes. Se acogían a familias de emigrantes por las casas (Casa Jusepe,
Casa Tereseta, Casa Collada, etc.), las calles bullían con los nuevos vecinos y
los bares, en especial el de Casa Collada, se abarrotaban.
Casa Collada era la Casa Industrial. En
la planta baja, una carnicería y un gran almacén. Este espacio fue utilizado
durante la Guerra Civil como sede del Centro Agrario; al entrar los Nacionales
sirvió de cárcel. En la primera planta, la cocina, los aseos, una amplia sala
para café-restaurante, luego una antesala y un gran salón para baile y cine con
salida a un desahogado balcón-galería con vistas a la Calle Mayor, a la Plaza y
a la Calle Valdés, balcón frecuentado por mozas y mozos que deseaban ver y ser
vistos; seguido de éste, un pequeño
balconcito abierto a la Calle Valdes, más recogido, el preferido de las parejas
de enamorados para sentarse. Por último, la falsa, dividida en 3 apartamentos
que se alquilaban. Tenían también tierras y ganado, con pastor propio.
EL BAILE Y LA SOCIEDAD RECREATIVA LA ALEGRÍA
EL BAILE Y LA SOCIEDAD RECREATIVA LA ALEGRÍA
El baile en 1930 se celebraba en Casa
Tereseta, en una Terraza-Bar, hoy desaparecida, que daba a la Plaza Mayor,
frente a Casa Nasarre, a la que se accedía por una puerteta y escalera desde la
Plaza Mayor. En los bajos de este terrau regentaba una carnicería Cándida
Rubiella mujer de Toné Miranda. Como este espacio resultaba pequeño, en el año 1932, los jóvenes del pueblo
capitaneados por Francisco Fillat (maestro hospedado en Casa Escanilla), Emilio Larruy de Casa Subias (casado
con Albina del Mesón), José Tellet
de Casa el Tixidó (emigró a Cuba) y Alberto
Lacasa de Casa Olivera (casado con Mª Luisa Saludas) decidieron
crear la Sociedad de Recreo “La Alegria”,
siguiendo el modelo de la análoga “La Aurora” fundada en Estadilla, y celebrar
el baile en el gran salón de Casa Collada.
Compraron al efecto el Gramófono “La
Voz de su Amo”, con su llamativa campana-altavoz rosa, y un espejo con el
nombre de “La Alegría” grabado, hoy se encentra en el salón de la Sociedad
erosionado de tantas miradas coquetas de aquellas mozas.
La Voz de su Amo |
Amelia Garuz Suils |
El
dinero entraba a espuertas. Manolé compró un Seat 600 por 53.000 pesetas y
luego su primer Land Rover por
183.000 pesetas. A éste le seguirían, a lo largo de su vida, 12 Land Rovers
más.
Manolé de Gul conduciendo uno de los 13 Land Rovers que llegó a tener. Pasando el puente de Capella. Año 1966. |
EL CINE LLEGA A LA PUEBLA DE CASTRO
Decidió traer el Cine a la Puebla ampliando los servicios de ocio que prestaba Casa Collada y acercarlo a los pueblos vecinos. Las cintas en blanco y negro le costaban 1.000 pesetas y las de color 5.000 pesetas (“La Violetera”, “Semiramis esclava y reina”, etc.). Le llegaban con la Agencia de transportes Viñola. Las películas especiales tenía que irlas a buscar “de propio” a Lérida o Barcelona. Él se encargaba de todo, en un principio viajaba con la moto, había construido una estructura para llevar la máquina, la película y el amplificador, todo cubierto de lona. Luego los viajes los realizaba con el 600 y finalmente con el Land Rover. Cobraba 1 duro por persona las de Blanco y Negro y 7 pesetas las de tecnicolor. Mientras terminaba de preparar la cinta, dejaba una caja a la entrada donde, con el único control de la conciencia individual, los asistentes iban tirando el dinero al pasar. El itinerario semanal era el siguiente, Viernes: llegaba la nueva película con la Agencia Viñola y devolvía la vieja; Sábado: 21 h. pase en Tolva; Domingo: tres pases, el primero a las 15 h 30’ en Torres del Obispo (más de 100 espectadores), el segundo a las 19 h. en La Puebla de Castro, en el Salón de Cine de Casa Collada (más de 300 espectadores), aquí solía contar con la colaboración de varios mozos (Carmona, Manolé del Carpintero, Domingo), y el tercero a las 21 h. en El Grado (más de 200 espectadores); Lunes: 21 h. Secastilla; Martes: 21 h. Juseu; Miercoles: 21 h. Santaliestra; y Jueves: 21 h. Olvena.
LA PRIMERA TELEVISIÓN DE LA PUEBLA DE CASTRO
Su
siguiente proeza fue traer la televisión
a La Puebla. Año 1960, apenas se habían repartido 50.000 televisores en
toda España, la mayoría en Madrid y Barcelona y Manolé, de nuevo pionero, se
empeñó en comprar una para Casa Collada. Con el apoyo de Mosén Antonio Olivera Labazuy, que veía el beneficio para el pueblo
de este proyecto, y la colaboración técnica de Antonio Pascual Labarta de Casa el Cirujano, colocaron una antena
en la torre de la iglesia. El artilugio, clavado en el último piso de la torre,
lo componían 3 tubos empalmados de 6 metros cada uno, total 18 metros, y sobre
éstos la antena. Cuatro vientos salían de cada tubo hacia las casas vecinas
para dar firmeza y estabilidad a la estructura. La altura total del
“aparatamen” tenía que superar, y así lo hacía, la Sierra de San Roque para
poder coger la onda y transmitirla al televisor. El éxito fue apoteósico. No
había ninguna otra televisión en la comarca, ni en Graus, ni en Benabarre, ni
siquiera en Barbastro. La gente llegaba de todos los pueblos reservando sitio.
Aquí se vio la boda de Fabiola, los triunfos futbolísticos del Real Madrid en
Europa y, con mucha aceptación, las corridas de toros. Al que se sentaba a ver
la televisión le cobraban la consumición a duro.
En la última etapa de esplendor en decadencia de Casa
Collada, Manolé la alquiló a María y Paco de Torres del Obispo y luego a
Josefina el Sastre y a su marido Demetrio. Finalmente Casa Collada fue vendida.
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