TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO DEL
GÓTICO LINEAL DE LA IGLESIA DE CASTRO
Autor del artículo: Pedro Bardají Suárez
Puede clicar
sobre las fotos para disfrutarlas a mayor tamaño
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Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez. |
Estas fantásticas pinturas al temple
sobre tabla, de San Pablo y San Pedro, formaban parte del primitivo retablo
del gótico lineal de la iglesia románica de San Román de Castro. Se conservan en el joyero museo de la
Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro.
Fechadas en 1303 corresponden a
un estilo pictórico de transición entre el románico y el gótico,
conocido como gótico temprano (porque van a ser las primeras
manifestaciones del nuevo estilo gótico), francogótico o gótico
francés inicial (dado que su origen hay que ir a buscarlo a Francia), gótico
lineal (ya que predominará la línea sobre el color) o protogótico.
ÍNDICE
- INTRODUCCIÓN: TESOROS DE LA IGLESIA DE CASTRO
- DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA IGLESIA DE CASTRO PREVIA AL RETABLO GÓTICO LINEAL
- VICISITUDES DEL RETABLO GÓTICO LINEAL Y DE LAS TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO
- EL GÓTICO LINEAL
- TÉCNICA Y DESCRIPCIÓN DE LAS TABLAS
- RESTAURACIÓN DE LAS TABLAS
- BIBLIOGRAFÍA
1- INTRODUCCIÓN: TESOROS DE LA IGLESIA DE CASTRO
Desde su consagración al culto,
en 1120, la iglesia románica de Castro
fue progresivamente engalanada con obras de incalculable valor, realizadas por
los mejores maestros de cada época, manifestación de la devoción de los fieles,
del influyente abadiado allí residente y de la atención y mecenazgo que
los Señores de la Real Casa de Castro dispensaron siempre hacia este templo
madre, en el enclave donde nació la Baronía de Castro.
El origen del Abadiado de Castro,
dice el historiador y sacerdote Saturnino López Novoa (1861), se
remonta al año 775 cuando el rey de Francia (Carlomagno) liberó
temporalmente a Castro del dominio moro y dio su iglesia a los Benedictinos
que permanecieron en ella hasta el 1466. La conquista cristiana de
Castro en el 775 fue efímera; el Emirato de Córdoba no tardó en
recuperar el poblado de Castro para al-Ándalus permitiendo, así lo pensamos,
que aquellos primeros benedictinos se instalaran en una primitiva iglesia denominada
San Román el Viello para atender las necesidades de la colonia de
cristianos mozárabes del lugar. La plaza fue conquistada definitivamente
para los cristianos por el rey de Aragón Sancho Ramirez en 1083.
Poco después se levantó la que actualmente conocemos como Iglesia románica
de Castro con dependencias anexas, a las que se trasladó el Abad y su
clero.
Aquel rey de Francia (Carlomagno)
que en el 775 llevó los Benedictinos a Castro, apoyó, unos años después
(en torno al año 800), al rebelde Bahlul ibn Marzuq (de la familia
de los Uskara), habitante de un enclave vecino a Castro. Esta historia
es paralela a la pervivencia del Abadiado de Castro. Como decía,
Carlomagno apoyó el levantamiento de Bahlul, del Castillo de Muns
y del poblado de Mialica (actual Peña del Calvario de La Puebla de
Castro) contra al-Ándalus. El libertador Bahlul logró arrebatar a los
musulmanes todo el rico Valle del Ebro para crear un reino independiente. En el
802 murió Bahlul y sus ideales de justicia y territorios volvieron al
dominio islamita de Córdoba. La memoria y hazañas de este héroe trascendieron
fronteras al quedar recogidas en el poema épico árabe “La Archuza de Bahlul”.
Posteriormente, así lo sostienen los arqueólogos José Ángel Asensio y Mª
Ángeles Magallón (2011), sobre el Castillo de Muns, Abd al-Rahaman III,
primer Califa de al-Ándalus, levantó (entorno al año 937) la fortaleza
oficial más al norte del Califato de Córdoba, en la Marca Superior,
identificada como Castro Muñones.
Avancemos en el tiempo y retomemos la
historia del Abadiado. En el año 1250, la jurisdicción eclesiástica del
Abadiado abarcaba el propio poblado de Castro, Barasona, Peraltilla
(Casa de Peralta) y la recién fundada Puebla de Castro (Carta Puebla
del año 1250: documento por el que el rey de Aragón Jaime I el Conquistador
otorga el privilegio a los habitantes del poblado de Castro para
poder habitar esta nueva población).
El Abadiado sufrió una importante
transformación al crear el rey Jaime I el Conquistador la Baronía de
Castro (jurisdicción señorial), en torno también al año 1250, para su hijo Fernán Sánchez.
Las tierras fundacionales de la Baronía incorporaban las del importante
e histórico Abadiado de Castro (jurisdicción eclesiástica) con lo que,
al pasar los territorios del Abadiado a formar parte de la Real Casa de Castro,
se transformó en Abadiado de Patronato. Es decir, sería, en adelante, el
Señor de Castro quien elegiría al Abad y lo presentaría al Sr. Obispo para que
lo nombrara oficialmente.
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Iglesia de San Román de Castro. Por encima de la iglesia se aprecian los restos del castillo, por debajo de la iglesia, los restos del poblado de Castro. Autor de la foto: Pere elbaroncolorao |
La Baronía de Castro progresó y amplió
sus dominios territoriales hasta llegar a ser una de las 8 grandes casas del
reino de Aragón (reconocimiento concedido en la Cortes de Monzón de 1533
por el Emperador Carlos I). Los Señores de Castro, que lógicamente
residían en lugares más cómodos que el enriscado poblado de Castro, mantuvieron
siempre presente su lealtad y atenciones a la raíz, al origen de la Casa,
representado en la iglesia de Castro. Saturnino López Novoa
(1861) escribe sobre la Iglesia de Castro: “Ésta fue, sin duda, una de las
iglesias más ricas de Aragón, conteniendo muchas y preciosas obras y joyas de
valor que recibió de la mano bienhechora de sus esclarecidos patronos”.
Señalaré algunos de los tesoros
que embellecieron la iglesia de Castro precedidos por las fechas aproximadas
de su creación:
- 1120: Pinturas murares románicas (desaparecidas), pila bautismal, capiteles historiados en el ábside y cruces de consagración.
- 1303: Retablo del gótico lineal. Solo se conservan las tablas de San Pablo y San Pedro, motivo del presente artículo.
- 1370: Alfarje mudéjar decorado con pinturas al temple sobre la madera previamente preparada y recubierta de una capa de yeso.
- 1450-1500: Balcón de la Marquesa: tribuna de madera de estilo gótico flamígero. Se conserva en el Coro de la Parroquial de La Puebla de Castro.
- 1495-1500: Retablo gótico de San Román. Actualmente preside la Parroquial de La Puebla de Castro.
- Tenemos noticia a través de los registros escritos de las visitas pastorales, corroborado por marcas y cicatrices en el templo, de la existencia de varios retablos y altares de menor tamaño en los muros laterales, así como de sillería y órgano en el coro; todo ello desaparecido.
Las Tablas de San Pablo y San Pedro junto a numerosos objetos de orfebrería y ajuar litúrgicos, ropas talares, reliquias, etc. provenientes de la Iglesia de Castro, se conservan actualmente y se muestran al visitante en el joyero museo de la Iglesia parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro.
2- DECORACIÓN PICTÓRICA DE LA IGLESIA DE CASTRO PREVIA AL
RETABLO GÓTICO LINEAL
Para los habitantes de la edad media,
la mayoría no sabían leer, Las iglesias eran auténticos libros de
adoctrinamiento, sus muros, como páginas engalanadas con
pinturas y esculturas, mostraban la historia sagrada.
De acuerdo a las aportaciones de los
expertos y a las convenciones y paralelos de la época, el interior
del templo de San Román de Castro (consagrado en 1120), debió estar decorado
con profusas y coloristas pinturas murales hoy desaparecidas.
Isidro G. Bango Torviso,
catedrático de arte antiguo y medieval de la Universidad Autónoma de Madrid,
sostiene que las iglesias románicas no se consideraban totalmente acabadas
hasta que sus muros se cubrían de pintura. Antonio García Omedes, de la
Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, en su “Introducción al Románico”
afirma que el templo románico no se consideraba acabado hasta tanto no
estuviera enfoscado y convenientemente dotado de un programa pictórico
adecuado. Anna Orriols i Alsina (2014), historiadora y profesora de
Historia del Arte Medieval en la Universidad Autónoma de Barcelona, sostiene
que el interior de las iglesias románicas debía cuanto menos ambicionar el
recubrimiento pictórico de todos sus muros, bóvedas e incluso de los soportes
arquitectónicos (estos últimos se pintaban imitando el veteado del mármol, con
mayor o menor fortuna, y otras se decoraban con figuración).
Los expertos coinciden en destacar que
las paredes de las iglesias románicas, en especial sus ábsides y capillas,
solían estar decoradas con abundantes pinturas murales, lo que se ha denominado
como “horror vacui”, es decir, la necesidad de llenar los muros como
reacción a la obscuridad de los edificios y a la atmósfera vital. Con el
paso del tiempo, las pinturas románicas quedaron escondidas detrás de
retablos, encaladas o perdidas para siempre.
Aquella luminosidad pictórica inicial
contrasta con la mayoría de los templos románicos que han llegado a nuestros
días y que han sufrido la moda, opino que nada despreciable, de
restaurarlos dejando la piedra interior vista y limpia, eliminando de ellos
los pocos restos supervivientes del recubrimiento y pintura original que un día
revistieron sus muros.
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Pintura mural románica decorando el ábside de la iglesia románica del s. XII de San Vicente Mártir de Vió en la comarca del Sobrarbe, Huesca. Autor de la foto: http://www.romanicoaragones.com/1-Sobrarbe/99023-Vio.htm |
Analicemos el influjo, la moda
pictórica, que caracterizó el periodo en que el gran prelado San Ramón de
Roda (obispo de Barbastro-Roda) ocupó la silla episcopal (1104-1126).
Acaso por ser conocedor y apasionado del arte pictórico transpirenaico alentó
la decoración con pinturas murales de las iglesias románicas consagradas por
él y pertenecientes a su diócesis. En esos años, entre los grandes pintores
italianos y franceses que dejaron obra en la zona limítrofe de Aragón y
Cataluña se encuentran: el Maestro de Maderuelo, el de Tahull, el
del Juicio Final y el de Pedret. El Maestro de Tahull
pintó el ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull (Alta Ribagorza,
Lérida) y el Maestro de Juicio Final pintó las naves de la iglesia de
Santa María del mismo lugar; estas iglesias pertenecieron al obispado de Roda y
fueron consagradas por San Ramón en 1123. El Maestro del Juicio Final realizó
también los frescos del ábside de la iglesia de Susín (Huesca). San Ramón
promovió la decoración con pintura mural románica de la Capilla de San Agustín,
en la actual Catedral de Roda de Isábena, obra atribuida al Maestro de
Pedret. Dentro del periodo temporal descrito se encuentra la consagración, el 1 de febrero de 1120,
por este mismo obispo, San Ramón de Roda, del templo de Castro.
El contexto histórico, artístico y territorial
referido hace plausible que, de forma equiparable a los templos mencionados, la
iglesia de Castro estuviera también decorada con pinturas murales
por aquellos extraordinarios maestros; quizá pinturas ejecutadas al fresco con
retoques de terminación al temple, ocupando el ábside, los muros del
presbiterio, la bóveda de cañón, los arcos fajones y los laterales de la nave,
con las escenas típicas: el pantocrátor, narraciones bíblicas o hagiográficas…
pinturas que, como en tantas iglesias, no han llegado a nuestros días.
A continuación podrán disfrutar un AUDIOVISUAL
del
Museo Diocesano de Jaca sobre las pinturas murales románicas de la
“Sala Bagües”:
Con el paso del tiempo la pintura mural románica fue desplazada en los templos por una nueva corriente artística de arte mueble, los retablos, como divulgadora del mensaje cristiano. A diferencia de la pintura mural que se ejecutaba sobre la pared y exigía que los artistas se desplazaran a la iglesia para realizarla “in situ, la aparición de la pintura sobre tabla permitió a los artistas pintar los retablos normalmente en sus talleres y, una vez terminados, desplazarse para armarlos a la ubicación de destino
Pienso que, una vez más, el Abad y los Señores de
Castro quisieron engalanar su querido templo de Castro con la nueva moda
decorativa y que encargaron una obra de vanguardia a la altura de sus mecenas:
el retablo del gótico lineal. El historiador e hispanista estadounidense
Chandler Rathfon Post (1930) considera, como veremos más adelante, que
el maestro que realizó el retablo era aragonés.
La nueva joya, de gran envergadura, se instaló en el año
1303 detrás de la mesa del altar, en el presbiterio, tapando con
desdén, como se ha visto en otras iglesias, la previa pintura mural
románica del muro absidal y también el potente y espectacular efecto
simbólico de la luz entrando al punto del día por los vanos del ábside hacia el
altar, la denominada “luz de Cristo”, con el que los maestros constructores del románico
dotaron en su diseño original al templo.
3- VICISITUDES DEL RETABLO GÓTICO LINEAL DE CASTRO Y DE LAS
TABLAS DE SAN PABLO Y SAN PEDRO
El retablo del gótico lineal estuvo
colocado en el presbiterio, tapando parte del muro absidal. Al parecer pereció
bajo las llamas de un incendio. De la deflagración se salvaron, además
de las dos tablas de San Pablo y San Pedro, las puertas del
tabernáculo o sagrario (hoy desaparecidas) y uno de los maderos de su
armazón (también desaparecido) que contenía la inscripción de la creación
del retablo: año 1303.
Para sustituir la pérdida se encargó un
nuevo retablo, el conocido como retablo de San Román de Castro,
de estilo gótico, perteneciente a la escuela gótica aragonesa,
llamada también corriente pictórica hispano-flamenca en Aragón. Fechado
hacia 1495-1500 y vinculado a la mano de los talleres de los mejores
artistas de la época en el reino de Aragón: Lovaina, Martín Bernat
y Miguel Ximenez, siendo este último el pintor oficial del Rey Fernando
El Católico. Bernat y Ximenez fueron alumnos aventajados del gran maestro
cordobés Bartolomé Bermejo. En piezas de esta envergadura era frecuente
concertar el contrato de obra a la colaboración de varios maestros pintores y
sus talleres.
En la instalación del nuevo retablo gótico se reutilizaron
algunas piezas salvadas del viejo. Así, a la viga o madero
con la fecha inscrita de 1303, se le dio la misma utilidad, como soporte
trasero. Las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal se
destinaron a puertas de la sacristía: se colocaron a ambos los lados del
nuevo retablo para dar acceso al pequeño espacio detrás del mismo hasta el muro
absidal que funcionó como sacristía (la tabla-puerta de San Pablo del gótico
lineal se colocó junto a la imagen de San Pablo del nuevo retablo gótico y, de
modo reiterativo, la de San Pedro del gótico lineal junto a la de San Pedro del
nuevo retablo). En la sacristía (tras el retablo) se conservaron durante años
las puertas del tabernáculo del antiguo retablo del gótico lineal (hoy desaparecidas).
Así lo vieron y dejaron testimonio escrito de ello, tras sus visitas a Castro,
el historiador Ricardo del Arco y Garay en 1920 (lo cita también en “El
templo románico de Castro” publicado en 1942) y, en 1928, el historiador
norteamericano Post.
Veamos en detalle el testimonio de Post.
El historiador e hispanista estadounidense Chandler Rathfon Post en su
monumental obra “Una historia de la pintura española” (A History of
Spanish Painting) Volumén 2 (publicado en 1930), recoge la visita que
realizó, de propio, a la iglesia de Castro donde pudo contemplar la inscripción
sobre la viga ya mencionada, con la fecha del primitivo y desaparecido retablo
del gótico lineal. Las palabras que en la viga pudo leer eran: “Fo feito
lo present retaulo anno MCCCIII” (fue hecho el presente retablo año
1303). Del análisis de la inscripción concluye lo siguiente: “…está escrito
en Aragonés antiguo, lo cual descarta un origen catalán de la obra a pesar
de que se encuentra en zona fronteriza entre las dos regiones; que la inscripción
está en aragonés antiguo se indica con el artículo LO delante de PRESENT y la
forma FEITO (hecho)”. Concluye que las formas como “ANNO” y “RETAVLO” de la
viga y los nombres sobre las tablas “PAVLO” y “PEDRO” “muestran que no
estamos tratando con catalán”.
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Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez. |
De la visita que realizó el historiador
Ricardo del Arco y Garay en 1920 a Castro se conserva una jugosa
carta en el Archivo Diocesano de Barbastro que nos ha facilitado el
investigador pueblense Rafael Franco Suiles. La carta está fechada el 20
de febrero de 1920, escrita y firmada de puño y letra por Ricardo del Arco
y dirigida a D. Mariano Sesé Bailo, Canónigo de la Catedral de
Barbastro. En ella describe las obras de arte que ha visto en su reciente
visita a la Iglesia de Castro y formula el deseo y petición de comprar las
tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal para su propia colección,
para colocarlas y disfrutarlas en su despacho. Afortunadamente dicha solicitud
de venta no llegó a formalizarse.
En aquella fecha, Ricardo del Arco, afincado en la
ciudad de Huesca, ocupaba, entre otros, los cargos de Delegado y Secretario de
la Comisión Provincial de Bellas Artes Monumentos y Excavaciones, Director del
Museo Arqueológico Provincial, y Correspondiente de la Real Academia de la Historia
y de Bellas Artes de San Fernando.
Los dos protagonistas de la carta sufrieron una muerte
trágica. Mariano Sesé Bailo fue fusilado por un grupo de milicianos
antifascistas en Agosto de 1936 junto a 19 cristianos más, seglares y
sacerdotes, en la tapia del cementerio de Barbastro (entre el grupo de
fusilados se encontraba el Cura párroco de La Puebla de Castro D. Manuel
Arnal Esforzado). Ricardo del Arco falleció en 1955 atropellado
accidentalmente por un vehículo militar en la Plaza de Navarra de Huesca.
Transcripción literal de la carta:
"Ricardo del Arco. Delegado regio provincial de Bellas Artes. Jefe superior honorario de administración civil. Huesca.20 Febrero 1920Sr. D. Mariano Sesé.Mi querido amigo: Regresé con enfriamiento de Graus, y por eso no fui a ver a usted.Estuve en Castro. Es un templo románico de la 1ª mitad del s. XII, de una nave. Contiene un precioso retablo mayor de tablas pintadas, del s. XV, de gran tamaño y excelente factura. Acaso sea obra del mismo que hizo el de Capella. Es una joya de deberá trasladarse a La Puebla de Castro. Hay también dos tablas del anterior, de comienzos del XIV, regularmente conservadas, pero que por su antigüedad son notables. Le digo que me apeteció comprarlas para mi despacho, y si eso fuera posible me alegraría mucho. Son San Pedro y San Pablo, sedentes.El coro tiene tabla y policromía (figuras, escudos de armas, etc.) de fin del XIV. Madera. Muy notable. Y una tribuna con talla del XV, y ménsulas policromadas. Vale más el contenido que el continente, sobre todo el retablo mayor, de lo mejor de la provincia.Cuando quiera usted enviarme esos datos de objetos arqueológicos vistos por usted en esa diócesis, se lo estimaré.Saludos al Sr. Deán.Muy suyo buen amigo…Ricardo del Arco"
Terminaré este capítulo relatando el vaivén y exilio a
Ginebra (Suiza) que llevaron las tablas de San Pablo y San Pedro en
el contexto de la última Guerra Civil española (1936-39).
Antonio Torres Rausa
(2004), historiador pueblense, cuenta como en agosto de 1936, por orden del
Comité Antifascista de la localidad, se desmontó, en la iglesia de Castro, el
retablo de San Román con las tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal,
así como el Balcón de la Marquesa (éste se desmontó en cuatro piezas). El aparatoso
cargamento se trasladó a lomos de cuatro caballerías: se les ordenó realizar la faena a, Vicente Ferraz (de Casa Garrín), con sus dos mulas y a Antonio Mazana (de Casa Mazana), con sus dos burras. Los bienes se
descargaron en el pajar de la era de Cullé (actual era de Casa del
Redondo). Meses después se trasladaron a la Abadía (habilitada
entonces como Ayuntamiento) para juntarlos a la orfebrería y plata
recogida de la iglesia, los relicarios de San Francisco Solano y Santa Rosa
de Lima y otros bienes de uso y culto
religioso requisados a particulares y casas vecinales. Allí, en la Abadía, se
custodió el pequeño tesoro local salvado de la destrucción y la quema. Peor
suerte habían corrido las enormes campanas de la torre que fueron
despezadas, las imágenes de Santos, el gran retablo barroco
escultórico de la Iglesia parroquial de La Puebla, o el magnífico órgano parroquial
con su Trompetería de Batalla, que fueron arrasados y quemados.
La mazonería en oro que llevaban
casi todas las tablas del retablo gótico de San Román, a modo de corona,
desaparecieron en algún momento entre el desmontaje de las tablas en Castro y
su salida de la Abadía para su incorporación al Tesoro Artístico Nacional.
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Iglesia de Castro. Retablo de San Román de Castro. Foto tomada entre 1920 y 1936. Autor de la foto: Ricardo del Arco y Garay. |
El 27 de noviembre de 1937,
según consta en el Acta de Incautación de la delegación de la Junta
Central del Tesoro Artístico de la República, que se conserva en el Archivo
de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La puebla de Castro, los
objetos religiosos y de culto citados, depositadas en la Abadía, a excepción
del Balcón de la Marquesa que no salió de La Puebla, se incorporaron al Tesoro
Artístico Nacional. Mezcladas con las obras del Museo del Prado iban
las tablas de San Pablo y San Pedro, en cajas, viajando junto al Gobierno de
la República desde Madrid a Valencia, desde aquí a Figueras y finalmente,
en febrero de 1939, a Ginebra (Suiza), donde fueron depositadas en el Palacio
de las Naciones. El Museo del Prado nos ha facilitado fotocopias de las
anotaciones del primer inventario que se realizó de las cajas al
llegar a Ginebra, en concreto las anotaciones manuscritas del experto Neil
MacLaren, Director de la National Gallery de Londres; en dichas
anotaciones y en posteriores hojas escritas a máquina, aparecen signadas las tablas
de San Pablo y San Pedro del gótico lineal así como el resto de objetos
evacuados de La Puebla de Castro (las tablas del retablo gótico de San Román de
Castro, los relicarios de San Francisco Solano y Santa Rosa de Lima,
vestimentas sacerdotales, cruces procesionales y otras piezas de
orfebrería). Durante los meses de mayo y junio de 1939 las cajas del
Tesoro Artístico Nacional regresaron a España y en 1941 La Puebla de Castro
volvió a recuperar su tesoro.
Actualmente
el retablo gótico de san Román de Castro preside la Iglesia
Parroquial de santa Bárbara de La Puebla de Castro, las tablas de San
Pablo y San Pedro, las ropas talares y la orfebrería se
guardan y exhiben en el joyero museo, y las reliquias de San
Francisco Solano y Santa Rosa de Lima se veneran en la Capilla de las Reliquias
de dicha Iglesia.
Joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez. |
4- EL GÓTICO LINEAL
Se denomina gótico lineal al periodo
artístico en el tránsito de la pintura románica a la pintura gótica. Recibe
también las denominaciones de: gótico temprano (porque van a ser las
primeras manifestaciones del nuevo estilo gótico), francogótico o gótico
francés inicial (dado que su origen hay que ir a buscarlo a Francia), o protogótico.
Este estilo se da entre 1275 y 1350.
El marco cronológico es flexible pues en todo periodo artístico se
encuentran obras adelantadas a su tiempo y otras tardías por desconocimiento de
las nuevas corrientes, por rechazo al cambio o por mantener, los mecenas, un
gusto por el estilo anterior.
El gótico lineal, en cuanto
estilo de transición, progresa a partir de la pintura mural románica
incorporando las afluencias y avances del arte de la miniatura
y de las vidrieras. Veamos estas aportaciones con más detalle.
Aportaciones del Arte de la Miniatura al
gótico lineal. Los pergaminos y libros que contenían miniaturas se
denominaban miniados o iluminados (ilustrados). El término “miniatura”
viene de que las ilustraciones se realizaban con minio u óxido de hierro mezclado
con colorantes naturales. Es característico de las miniaturas de esa época el
empleo de encuadramientos arquitectónicos y de orlas vegetales,
la viveza cromática y la presentación de escenas ordenadas en registros
y en viñetas: biblias historiadas, salterios, pasionarios, códices y otros
manuscritos iluminados. Estos registros facilitaron el intercambio cultural y
la difusión de un estilo del que se nutrió el gótico lineal.
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Misal oscense. Manuscrito iluminado, s. XIII. Archivo Catedral de Huesca. Autor de la foto: Fernando Alvira Lizano. |
María Puértolas Clavero (2012) historiadora del arte, restauradora y Subdirectora del Museo Diocesano
Barbastro-Monzón, sostiene que el gótico lineal “…se difunde y llega al Alto
Aragón a través del arte mueble, que es de fácil trasporte y, principalmente, a
través de la miniatura. Los libros iluminados, fáciles de transportar
por su poco peso, eran un objeto común de intercambio entre los canónigos de
las grandes catedrales y entre los monjes de los monasterios, en los que casi
siempre había un taller de miniaturistas y copistas, dedicados a reproducir y
embellecer los textos sagrados. Con la llegada a Huesca de alguno de
estos libros miniados procedentes de Francia, se generaría en torno a la catedral
un taller de miniaturistas. Como era frecuente que estos artistas
desarrollaran más de una actividad y se dedicaran a la miniatura y a la vez a
la pintura mural y sobre otros soportes, en este taller habría que buscar el origen
de esos conjuntos de pintura mural del Somontano, de la Hoya de Huesca o de
estas bellas tablas del primitivo retablo de Castro”.
Aportaciones del Arte de las Vidrieras
de las catedrales al gótico lineal. Con la
evolución de la estructura del templo románico al gótico, la función didáctica
y doctrinal de las pinturas murales románicas pasó a las vidrieras. Estas
nuevas estructuras de vidrio y plomo inundaban el espacio con una luz
trascendente, haciendo sentir al fiel allí presente casi como en el Cielo; la
atmósfera del templo lo alejaba por unos instantes de sus miserias y penurias.
El gótico lineal adoptó rasgos estilísticos del arte
traslúcido de las vidrieras, así lo vemos en sus pinturas donde las líneas
perfilan figuras y zonas a colorear, recordando la confección de las
vidrieras donde los trazados lineales emplomados acotan los campos de color.
Las figuras de las vidrieras suelen ser estilizadas, de porte elegante,
perfiladas por líneas que van marcando una cadencia sinuosa. Se utilizan colores
vivos y brillantes, sin matices: el blanco, el rojo y el azul. Sobre el
color del vidrio, el artesano vidriero aplica la grisalla para pintar
sombras, rasgos, letreros o motivos decorativos. La grisalla era una mezcla de
polvo de vidrio y oxido de hierro, diluida en agua y vinagre, que se aplicaba
sobre el vidrio con pincel; luego se recocía la pieza para fijar la
grisalla.
Efectivamente el arte de las
miniaturas y de las vidrieras hicieron progresar la pintura
gótico lineal.
Contrastemos ahora
las características generales de la pintura románica frente a las
características de la posterior pintura gótica para comprender mejor las
aportaciones del periodo intermedio gótico lineal.
Pintura Románica:
presenta formas simples, simétricas, delimitando los contornos con líneas
negras y trazos rígidos, las figuras suelen mirar de frente, son poco realista,
hieráticas, no expresan sentimientos, colores brillantes, vivos y planos (sin
apenas volumen, sombras ni matices), fondos monocromáticos o irreales con
escasa representación de paisajes (las figuras suelen aparecer aisladas y
atemporales) y carecen de perspectiva, utilizando para los personajes en escena
la llamada perspectiva jerárquica, es decir, se disponen por tamaños según su
relevancia o importancia.
Pintura Gótica:
Las figuras se realizan con más detalle, son más expresivas, más naturales y
realistas, aumenta la riqueza cromática, colores más vivos, más luz y se
introducen cambios de tonalidad y sombras para crear volúmenes y corporeidad,
las figuras componen escenas (se relacionan entre ellas e intercambian gestos),
se incluyen fondos decorados con motivos paisajísticos y arquitectónicos
propios de la época que dan profundidad o perspectiva y que sitúan la escena en
un espacio y tiempo determinados.
Ambos estilos, románico y gótico,
comparten una finalidad didáctica y divulgativa: la de contar en
imágenes, para aquellos que no sabían leer y escribir, la historia sagrada.
Así pues, el estilo Gótico Lineal en cuanto estilo de transición, se caracteriza por la primacía que se otorga a la línea, frente al color, como elemento constitutivo de la forma. Las líneas, con marcados tonos negros, limitan superficies que se colorean con un vivo cromatismo. Los colores son luminosos y planos sin que se aprecien variaciones tonales producidas por la luz. El movimiento se busca a través de una gesticulación elegante, en ocasiones exagerada, que responde a un ambiente y gusto cortesano. Los fondos son neutros, incluso dorados, y pronto se extiende el uso de marcos o encuadramientos arquitectónicos.
Rostro de San Pedro. Tabla de San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez. |
5- TÉCNICA Y DESCRIPCIÓN DE LAS TABLAS
Se trata de pinturas al temple sobre
tabla. Según Puértolas Clavero (2012) “…sobre la madera, se ha
aplicado una fina capa de preparación, un temple de huevo o de cola, para
recibir la pintura. La tabla no está toda policromada: la pintura se
ciñe a un marco de base rectangular con remate lobulado, perfilado en negro; y
parte de la madera del soporte queda vista.”
El historiador del arte y arquitecto D.
José Gudiol Ricart (1971) afirma que el autor de las tablas dedicadas a San
Pablo y San Pedro de Castro mantiene, en la composición pictórica: “… matices
y elementos tomados de la tradición románica, como por ejemplo, un cierto
descuido en la aplicación de las proporciones, y en el uso y combinación de los
colores. Pero, y ahí está la evolución, ensaya una flexibilidad de formas y
proporciones corpóreas inusitadas que, unidas a la estructura de los
asientos, se abren hacia nuevos logros. Son, pues, ejemplares típicos en el
tránsito de la expresión románico-gótica y se inscriben dentro del gótico
francés inicial.”
La mitad superior de
cada tabla presenta, dentro de un marco perfilado por una
línea negra y rematado por un arco trilobulado, la efigie del santo,
con su nombre a la altura de la aureola, escrito con caracteres
góticos. El santo aparece descalzo, vistiendo túnica y sobre
ésta manto o capa; sedente (sentado) sobre un trono de brazos
laterales en forma de torres de dos cuerpos rematadas por chapitel de aguja
y con respaldo decorado con pequeños arquillos y dibujitos de traza
geométrica. Iglesias Costa (2004) señala que “…la riqueza de los
sitiales olvida el simple taburete románico para iniciarse en un lujoso trono
que con el tiempo terminará en suntuoso doselete de filigranas y fantasías”.
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Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez. |
Los Santos se pintan algo de perfil, con las cabezas
y pies ligeramente inclinados y con una de las manos separada del cuerpo,
con cierto aire de movimiento y naturalidad, alternando en las figuras
la mano que sostiene el libro.
El dibujo y las
líneas (muy marcadas) modelan las
figuras, la caída de los ropajes, la expresión de los rostros y delimitan
las zonas a colorear.
Los colores
utilizados
son: rojo, rosa, azul, verde, blanco y negro.
Algunos de ellos se alternan siguiendo las pautas de la pintura románica. La
figura de San Pablo se proyecta o destaca sobre un fondo
monocromático rojo (fondo plano) y San Pedro sobre un fondo azul.
San Pablo lleva un libro azul y San Pedro rojo.
Ambos santos alternan también los colores verde y rosa de
sus túnicas y mantos.
La mitad inferior de
cada tabla presenta una cortina simulada que cuelga de una
barra, motivo heredado de la pintura mural románica.
Los Santos Pablo y Pedro representan el Evangelio de
Cristo y las columnas que sostienen el edificio espiritual de la
Iglesia.
Rostro de San Pablo. Tabla de San Pablo del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez. |
San Pablo aparece medio calvo, con barba que conecta con la
zona del bigote, dejando limpio o afeitado el labio superior. En la mano
derecha sujeta la espada, instrumento con el que fue martirizado (lo
decapitaron) y símbolo de su misión evangelizadora, entregado al combate de
anunciar la Palabra de Dios. En la mano izquierda sostiene el libro
de sus epístolas (las cartas de San Pablo).
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Tabla de San Pablo del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez. |
San Pedro presenta el pelo ensortijado (rizado), bigote y
barba. En la mano derecha sujeta las llaves del Reino de los Cielos,
este símbolo nos recuerda, así se recoge en los Evangelios, que Jesús, a través
de la figura de Pedro, dio a la Iglesia la autoridad de perdonar pecados y de
abrir las puertas del cielo. En la mano izquierda sostiene un libro que
alude a los Evangelios.
Tabla de San Pedro del gótico lineal de La iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez. |
En esta tabla hay grabadas dos frases a punta de cuchillo;
las frases, son las siguientes: “llebose el puente el rio el año 1604”
y, más abajo, “hizose el puente nuevo año de 1607”.
Detalle de la inscripción sobre la tabla de San Pedro del gótico lineal de la iglesia de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez. |
Estos datos hacen referencia al Puente de Castro que fue arrasado por una gran avenida de aguas del río Ésera y que fue reconstruido en 3 años añadiéndole metro y medio de altura y un nuevo arco de casi 9 metros de luz, que actuaría de aliviadero en futuras crecidas del río. El texto grabado es un testimonio histórico de la necesidad vital que para los habitantes de Castro tenía aquel puente sobre el río Ésera.
6- RESTAURACIÓN DE LAS TABLAS
Las tablas de San Pablo y San Pedro han
contado, afortunadamente, con diferentes trabajos de restauración y
conservación que las han preservado para las generaciones venideras.
La tabla de San Pablo fue
restaurada en 1968 por la especialista María Teresa Domínguez-Adame
Romero del Instituto Central de Restauración y Conservación de Obras y
Objetos de Arte, Arqueología y Etnología, de la Dirección General de Bellas
Artes, Madrid, tras el paso de la tabla por la exposición de motivos paulinos
celebrada en Madrid en 1964. La técnica empleada en su restauración dejó la
pintura sobre la tabla con colores más vivos que la de San Pedro.
En el archivo parroquial de La Iglesia de Santa Bárbara
de La Puebla de Castro se conserva el documento de entrega y recepción de la
tabla de San Pablo para figurar en la exposición de motivos paulinos
celebrada en Madrid en 1964, razón por la que fue posteriormente restaurada
antes de ser devuelta a La Puebla de Castro. Firma la entrega de la tabla el
cura párroco de La Puebla de Castro Mosén Antonio Olivera Labazuy. Firma
la recepción, por parte de la Dirección General de Bellas Artes (Ministerio de
Educación Nacional), Consuelo Sanz-Pastor y Fernández de Piérola,
Comisaria de la Exposición “San Pablo en el arte español. XIX centenario de
su visita a España”. En ese momento Dª Consuelo Sanz Pastor era
historiadora y conservadora de museos y ocupaba, entre otros, los cargos de:
Directora del Museo Cerralbo y de Inspectora de Museos de Bellas Artes.
El documento (en su parte inferior izquierda) contiene una
breve descripción manuscrita por Mosén Antonio Olivera del estado en que se
entrega la tabla: “Tabla San Pablo, saltada la pintura y abierta en las
junturas”.
La exposición tuvo lugar en el Casón del Buen
Retiro (Madrid), de enero a marzo de 1964. La organizó la Dirección
General de Bellas Artes (Ministerio de Educación Nacional) con motivo de
las fiestas jubilares de San Pablo y como colofón de los actos del XIX
centenario de la venida del Apóstol a España. Fue inaugurada por
el Jefe del Estado Excelentísimo Sr. D. Francisco Franco Bahamonde
acompañado del Cardenal Cicognani, de los ministros de Asuntos
Exteriores y Educación Nacional, y el nuncio apostólico en
España.
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Vista de la fachada este del Casón del Buen Retiro (Madrid) desde los Jardines del Retiro. Autor de la foto Håkan Svensson (Xauxa) |
La tabla de San Pablo de la iglesia de Castro se
expuso junto a las 148 obras de arte más importantes de España dedicadas al
Santo, de artistas de diferentes épocas, con el tema: “apóstol de las
gentes”. Allí se mostraron cuadros, pinturas en tabla, esculturas, tapices,
miniaturas, esmaltes, grabados. Joyas del arte de extraordinario valor, entre
las que destacaron: lienzos de El Greco, Juan de Juanes, Ribera,
Velázquez, Murillo, Rubens y Valdés Leal,
esculturas de Alonso Berruguete, Juan de Juni, Gregorio
Hernández, Alonso Cano y Martínez Montañes, y la colección de
cartones para tapices de Rafael.
En el piso superior del Casón del Buen Retiro se
encontraba el Instituto Central de Conservación y Restauración de Cuadros y
Piezas de Arte (empezó a funcionar en el año 1962), donde se restauró la
tabla de San Pablo antes de ser devuelta, en 1968, a la Iglesia
de La Puebla, tras 4 años de estancia en Madrid.
La tabla de San Pedro fue restaurada en 1978
por expertos del Museo Diocesano de Barbastro con motivo de su
exhibición en la inauguración de dicho Museo.
Esta tabla presentaba mayor deterior que la de San
Pablo. Al instalar el retablo gótico de San Román en la iglesia de Castro
(1495-1500), la tabla de San Pedro fue mutilada en su parte superior y
se le incorporó una cerradura para adaptarla a su nueva función de puerta
de sacristía (pueden apreciarlo en la foto de Juan Mora Insa en el capítulo
3 de este artículo). Como ya se ha dicho, las tablas de San Pedro y San Pablo,
supervivientes del antiguo retablo gótico lineal, se pegaron a uno y otro lado
del nuevo retablo gótico de San Román para delimitar el espacio trasero al
mismo destinado a sacristía.
En la consolidación y restauración realizada
por los especialistas del Museo Diocesano Barbastro, entre otras
labores: eliminaron los clavos de la tabla, repasaron las junturas, añadieron
unos centímetros de madera a la parte superior para completar el arco
trilobulado y un trocito de madera para eliminar la cerradura.
Esta Tabla de San Pedro junto
con la tabla de San Pablo y una cruz procesional de plata del s. XVI,
fueron prestadas por la Parroquia de La Puebla de Castro, en 1978,
para la exposición inaugural del Museo Diocesano de Barbastro.
Transcurrido más de un año del préstamo el Sr. Alcalde-Presidente del
Ayuntamiento de La Puebla de Castro D. Manuel Garuz Asin envió un escrito,
de fecha 21 de Noviembre de 1979, al Sr. Obispo solicitándole la vuelta
de dichas obras de arte a la Iglesia Parroquial de La Puebla de Castro. El
escrito se acompañó de la firma de vecinos y feligreses.
El Obispado demoró la devolución de las tablas hasta el año 2004 (tras 26 años de estancia en Barbastro). La devolución fue posible gracias a la voluntad del Sr. Alcalde de La Puebla de Castro D. José Vicente Torres Perera (impulsó la rehabilitación de la vieja sacristía parroquial como joyero-museo con modernas medidas de seguridad para albergar dichas tablas), a la insistencia del Sacristán D. Mariano Serena Garuz, y a la mediación de Mosén José Mairal Villellas, cura párroco de La Puebla de Castro. Las tablas fueron entregadas en el Museo Diocesano de Barbastro al Sr. Alcalde D. José Vicente Torres y a Mosén José, que las trasladaron de vuelta a La Puebla en la propia furgoneta del Sr. Alcalde. La cruz procesional de plata continúa en depósito expuesta en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón.
El Obispado demoró la devolución de las tablas hasta el año 2004 (tras 26 años de estancia en Barbastro). La devolución fue posible gracias a la voluntad del Sr. Alcalde de La Puebla de Castro D. José Vicente Torres Perera (impulsó la rehabilitación de la vieja sacristía parroquial como joyero-museo con modernas medidas de seguridad para albergar dichas tablas), a la insistencia del Sacristán D. Mariano Serena Garuz, y a la mediación de Mosén José Mairal Villellas, cura párroco de La Puebla de Castro. Las tablas fueron entregadas en el Museo Diocesano de Barbastro al Sr. Alcalde D. José Vicente Torres y a Mosén José, que las trasladaron de vuelta a La Puebla en la propia furgoneta del Sr. Alcalde. La cruz procesional de plata continúa en depósito expuesta en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón.
Cruz procesional de plata repujada del s. XVI de la Iglesia Parroquial de La Puebla de Castro, depositada y expuesta en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón. Autor de la foto: Pedro Bardají Suarez. |
Desde el año 2010, expertos en
conservación del patrimonio diocesano realizan visitas periódicas al
joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro
para comprobar el estado de las tablas.
En la revisión realizada en 2012,
María Puértolas Clavero (2012), restauradora y Subdirectora del Museo
Diocesano Barbastro-Monzón, detectó “…levantamientos puntuales de la
policromía en forma de cordilleras en distintos puntos de la superficie
pictórica de ambas tablas; algunos fragmentos de la policromía ya se habían
desprendido del soporte y, por tanto, estaban perdidos”. Para evitar que el
resto de los levantamientos corrieran la misma suerte, la experta procedió al
asentado de las lascas. Escogió como adhesivo la cola de conejo al 7%
inyectada, por ser de naturaleza similar a los materiales originales.
Puértolas Clavero
(2012) afirma que para garantizar la conservación de estas pinturas sobre
tabla, además de prevenir su deterioro detectando a tiempo alteraciones,
mediante revisiones periódicas, que eviten daños mayores, sería imprescindible
habilitar, dentro del espacio joyero-museo, un receptáculo expositivo
específico para las tablas que les garantice unas condiciones
ambientales estables.
Tablas de San Pablo y San Pedro del gótico lineal en el joyero museo de la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de La Puebla de Castro. Autor de la foto: Pedro Bardají Suárez. |
7- BIBLIOGRAFÍA
Archivo de la Iglesia Parroquial de
Santa Bárbara de La Puebla de Castro:
Acta de incautación, de la delegación de la Junta Central del Tesoro Artístico,
de objetos religiosos y de culto, 27 de noviembre de 1937; Documento de
entrega y recepción de la Tabla de San Pablo del gótico lineal para figurar en
la exposición “San Pablo en el arte español” celebrada en Madrid en 1964; Carta
del Sr. Alcalde de La Puebla de Castro dirigida al Sr. Obispo solicitando
la devolución a la Parroquia de los objetos de arte prestados, 21 de noviembre
de 1979.
Archivo Diocesano de Barbastro. Carta de Ricardo del Arco dirigida a Mariano Sesé, 20 de
febrero de 1920.
Asensio Esteban, José Ángel y
Magallón Botaya, María de los Ángeles.
La fortaleza altomedieval del cerro Calvario. Instituto de Estudios
Altoaragoneses. Guías del patrimonio cultural altoaragonés. Diputación de
Huesca. Huesca. 2011.
Bango Torviso, Isidro G. La pintura románica y las influencias bizantinas, en
ArteHistoria: https://web.archive.org/web/20121208023328/http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/3956.htm
Del Arco Garay, Ricardo. Catálogo Monumental de Huesca, Ricardo del Arco,
C.S.I.C., Madrid, 1942.
Del Arco Garay, Ricardo. El Templo románico de Castro, publicado en el
Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 111, pp. 291-325, año 1942.
Del Arco Garay, Ricardo. Catálogo Monumental de la provincia de Huesca. Volumen I,
1920. Manuscrito entregado en 1921 y revisado posteriormente por el autor tras
la Guerra Civil, para su publicación definitiva en 1942.
Gudiol Ricart, José. Pintura Medieval en Aragón. Institución Fernando el
Católico. Zaragoza. 1971.
Iglesias Cosca, Manuel. Iglesia de San Román de Castro. Prames S.A. Zaragoza, 2004.
Lopez Novoa, Saturnino. Historia de la muy noble y muy leas ciudad de Barbastro y
descripción geográfico-histórica de su diócesis, vol. II, pág 278, año 1861.
Museo del Prado. Inventarios de las cajas del Tesoro Artístico Nacional al llegar
a Ginebra. 1939.
Orriols i Alsina, Anna. Las artes pictóricas del románico catalán. Enciclopedia
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Post,
Chandler Rathfon. A history of Spanish painting. Vol. II. Harvard University Press. Cambridge, Massachusetts, 1930.
Puértolas Clavero, María. Conservación del patrimonio diocesano: las tablas de San
Pedro y San Pablo de San Román de Castro. Museo Diocesano de Barbastro-Monzón,
2012: https://museodiocesano.es/2012/02/14/conservacion-del-patrimonio-diocesano-las-tablas-de-san-pedro-y-san-pablo-de-san-roman-de-castro/
Torres Rausa, Antonio. El retablo de san Román de La Puebla de Castro. Artículo
publicado en el Diario del AltoAragón, domingo 21 de noviembre de 2004.